Seguimos con los habanos y es que cuando son originales y están al alcance, sería una tontería no fumarlos. Si algo ha caracterizado mi 2023 es que me he permitido probar más habanos y perderles el «miedo» o la cautela al menos, de que sean falsos. Sorprendentemente, esa tendencia que mucha gente menciona sobre la construcción del habano, la falta de control de calidad y la alta posibilidad de que salgan tapados o con el tiro muy apretado, no me ha pasado con tanta frecuencia como pensé que podía ocurrir. En los últimos 6 meses he fumado posiblemente más habanos que en los últimos 6 años y creo que dos me han salido apretados, que es más o menos la misma cantidad en centroamericanos. Así que sería propicio admitir que les he cogido algo más de gusto.

Para esta reseña, posiblemente el habano más vendido en el mundo, el Montecristo No. 4, aunque ese título de más vendido lo discute continuamente con el habano que reseñé antes que este: el Partagas Serie D No. 4. En lo personal soy más de Partagas, pero quizá porque Partagas se vende como un habano de mayor fortaleza y eso hace que me incline naturalmente hacia ellos. Pero en verdad es que no le he dado tantas oportunidades a Montecristo, así que elegí la vitola más vendida de la marca. La capa es bastante accidentada y llena de arrugas, que me hacen pensar que quizá la hoja no es la mejor o que simplemente al ser un producto tan masivo, la selección de hojas no es la más estricta. Pero la capa sí tiene aromas interesantes a nueces y vainilla, con un toque de paja, que se hace más evidente en la calada en frío. No obstante, esa calada en frío se siente muy, muy suelta. Pero espero que con el encendido haya un cambio.

No es mi día de suerte y el tiro se mantiene muy suelto a lo largo de la fumada. Pero, para ser muy honesto, prefiero un tiro suelto que uno apretado. Esto solamente me lleva a fumarlo más pausado y con caladas más cortas. Desde la primera calada este cepo de 42 hace que se sienta algo más intenso de lo esperado y los sabores son casi masticables a chocolate en polvo, junto con notas de tierra húmeda. No hay mucho más, salvo una sensación picante en el retrogusto que me hace dudar un poco antes de volver a botar el humo por la nariz. Pero quizá también se deba a que el tiro sea tan suelto que me lleve a tener más humo en la boca y, por tanto, sea más el humo que pase hacia la nariz. Sin embargo, en el retrogusto también hay un componente de chocolate que me agrada, así que no todo es malo. La quemada, por su parte, no es tan buena, con una marcada tendencia a medio apagarse y un anillo de combustión muy variable, con una ceniza que se cae constantemente. La intensidad es media-alta, con una fortaleza media.

Aunque no se note en la imagen, he tenido que corregir la quemada del Montecristo No. 4 al menos unas 2 veces, además de una vez en que simplemente dejó de producir humo y eso me llevó a darle un toque de fuego para avivar la quemada. Los sabores son muy similares y la fortaleza también, quizá destacando que el chocolate se siente mucho menos y la tierra mucho más, pero aparte de ese intercambio del liderato de las sensaciones, no hay un cambio radical en la fumada. El humo sigue siendo abundante, pero en gran parte se debe al tiro tan suelto y eso también me lleva a sentir un poco deformada la cabeza del cigarro. A veces tengo que hacer presión con los labios para poder sacar más o menos humo.

Para el último tercio, hay un par de cosas que destacar. La primera es que la deformación del cigarro producto del tiro tan suelto, ha hecho que precisamente el tiro se apriete un poco y, por tanto, mejore. Lo malo de esto es que mantener el cigarro encendido es cada vez más complicado, pero gracias a que es un cigarro relativamente pequeño y de un costo «normal», tampoco es algo que me duela mucho ni que quiera rescatar por todos los medios. En términos generales, la fumada está siendo agradable, aunque no es necesariamente compleja. Los sabores de chocolate y tierra son los participantes principales, pero en secundarios hay muy poco, apenas con algunas sensaciones ligeramente frutales pero sin llegar a describirlas. El retrogusto destaca la pimienta y algo de chocolate también, mientras que en construcción, aparte de lo que mencioné al inicio de este párrafo, no hay mucho más que contar.
El Montecristo No. 4 tiene todos los componentes necesarios para ser el cigarro tan famoso y bien vendido que es. Pero también pasa que al no tener un precio considerablemente alto (alrededor de $16) y no ser especialmente grande, es una fumada que puede atraer a muchos, especialmente quienes no tienen tiempo ni posibilidades de fuma Churchill o doble coronas regularmente. Tampoco es algo muy complejo y para lo que estás pagando y el tiempo que le puedas dedicar, no necesita serlo. Esencialmente, es un habano de intensidad y fortaleza media, con sabores sencillos y costo moderado. Eso es lo que piden muchos fumadores y es lo que hace al Montecristo No. 4 algo tan accesible para mucha gente, independiente de su experiencia.

Ficha Técnica:
Fabricante: N/D
Marca: Montecristo
Modelo: No. 4
Dimensiones: 5⅛ x 42
Tamaño: Mareva (Petit Corona)
Origen: Cuba
Capa: Cuba
Capote: Cuba
Tripa: Cuba
Precio: $19,00
Puntuación: 86
2 comentarios sobre “Montecristo – No. 4”