Punch – Grand Cru Maduro

Decir que hay una marca hondureña llamada Punch puede haber causado una reacción negativa en casi cualquier persona hace unos años, purista o no. Pero el hecho es que Honduras se ha destacado considerablemente en los últimos 20 años como productor de tabacos y en los últimos 10 como un productor en la misma categoría de Nicaragua y República Dominicana. Mi experiencia con los Punch hondureños, por su parte, ha sido variada. He tenido algunas muy buenas, otras muy malas, e incluso algunas que han sido positivas, pero olvidables. El Punch Grand Cru Maduro fue creado en 1994 por Frank Llaneza y en 2010 se colocó entre los 25 mejores tabacos del mundo según Cigar Aficionado. El cigarro que voy a disfrutar hoy tiene aproximadamente 9 años de guarda, así que veremos qué tal le va.

El Grand Cru Maduro tiene medidas de 6⅛ x 54, adornado en su parte externa por una capa Sumatra madura proveniente de Ecuador. El capote es Connecticut Broadleaf americano y la tripa está compuesta de hojas hondureñas, nicaragüenses y dominicanas, siendo estas últimas de la variación Piloto Cubano. No sé si es un tema por los casi 10 años de guarda, pero el Grand Cru Maduro tiene aromas en su capa a viejo, como a algo guardado durante mucho tiempo en donde había humedad. En la calada en frío hay una repetición de esos aromas, pero también incluye notas florales, pasas y madera mojada. El tiro está bueno, afortunadamente, pues me he encontrado con algunos de estos cigarros con bastante edad que parecieran las hojas expandirse en esa guarda.

El Grand Cru Maduro desprende una asombrosa cantidad de humo, incluso si no le estoy dando caladas. Los sabores y aromas en el primer tercio son escasos, apenas con notas de durazno deshidratado, madera y paja, pero no mucho más allá en términos de intensidad de esos sabores o en complejidad. Al menos quema bien y uniforme. Hacia el punto limítrofe con el siguiente tercio hay una mayor intensidad de sabores y la aparición de sensaciones picantes que me tiene más interesado en lo que está por venir. La fortaleza es baja, la intensidad media-baja y la construcción idónea.

El segundo tercio presenta los mismos sabores del primero, con otros nuevos, pero ninguno ha desaparecido; al menos no creo. Los sabores se sienten más dulces en general, especialmente ese de pasas que necesitaba esa dulzura para destacar. Luego del punto medio hay sabores de chocolate y la madera adquiere esa propiedad mojada que tenía en los aromas. Estos dos sabores son de intensidad baja, así que no hay una gran participación de ellos en las sensaciones generales del cigarro, pero sí le dan una mayor complejidad a la experiencia. La ceniza se sigue sosteniendo bien y la intensidad se coloca en media, con una fortaleza media-baja.

El último tercio es similar al segundo, pero con una construcción un poco menos agradable, en el sentido que fue más propenso a quemar torcido y a soltar escamas de la ceniza. Pero si soy honesto, el último tercio podía no fumarse, porque los sabores se combinaron y concentraron en una sola amalgama de sabores que estaba concentrada y no daba mucho. Ciertamente la edad del Grand Cru Maduro se dejó ver en este tercio, cuando ya la fumada no estaba a la altura y es ese el efecto de la guarda prolongada. Hasta el último tercio el cigarro estaba espectacular y un serio contendiente de una experiencia de alto puntaje. Luego de una hora y 20 minutos, lo dejé a un lado. No voy a destacar la fortaleza y la intensidad de este tercio, pues la variación fue demasiada.

Los Punch que me han gustado en los últimos años, con excepción del Signature, creo que han sido todos cubanos. Mis experiencias con la gran mayoría del portafolio hondureño de la marca, que es bastante extenso, han sido muy similares y eso me ha costado diferenciarlos. Por eso ya casi no los compro tampoco. Este Grand Cru Maduro fue una muy agradable sorpresa durante los dos primeros tercios y en el último sufrió consecuencias que creo no fueron completamente su culpa, sino más bien el producto de un añejamiento extenso, para el cual el cigarro no estaba hecho. Pero sin duda una mejor experiencia que muchos de la marca.

Whisky: The Glenlivet Rare Cask

El que vendría siendo el tope de esta línea de venta exclusiva en aeropuertos y, por tanto, llamada Travel Retail. La historia de The Glenlivet es interesante, particularmente porque se trata de la destilería legal más antigua del Reino Unido, principalmente porque en el momento que la corona inglesa creó la normativa que permitiría la creación de destilerías en 1823, The Glenlivet fue la primera en solicitarlo y logró la legalidad en 1824.

The Glenlivet se ha mantenido abierta casi continuamente desde su apertura, solamente cerrando durante la segunda guerra mundial, por decreto. Desde el año 2000 es parte del grupo Pernod Ricard, perteneciendo a la división de Chivas Brothers. Hoy en día The Glenlivet es el single malt más vendido en Estados Unidos y el número 2 en el mundo, detrás de Glenfiddich.

Este Rare Cask se trata de un whisky que pasa por tres barricas: Roble blanco americano de primer uso, ex-jerez de primer uso y ex-bourbon de distintos usos. Aunque podríamos identifica estas barricas como las mismas de las otras versiones de The Glenlivet Travel Retail que he reseñado recientemente, en esta instancia todas las barricas, con excepción de las ex-bourbon, son de primer uso.

Se trata de un NAS, pero según he leído, el whisky contenido de mayor edad alcanza los 16 años. El producto se encuentra igualmente embotellado a 40% de alcohol.

Este Rare Cask es considerablemente más complejo en nariz que los otros que he probado. Se sienten aromas de jengibre, durazno y miel, pero no mucho más. Pero la intensidad alcohólica es considerablemente menor, o al menos por debajo de los aromas.

En boca es envolvente y dulce, con una nota de whisky fuerte y sabores que incluyen una mermelada de naranja, jengibre, vainilla, regaliz y algo de caramelo, pero solamente en el fondo. Tiene una larga permanencia y retrogusto de pimienta de guayabita y chocolate en polvo.

Si bien es la mejor de las expresiones que he probado de The Glenlivet, al menos de estas tres de Travel Retail, su precio duplica al del Distiller’s Reserve y realmente no es el doble de mejor. Pero no deja de ser una muestra muy interesante del que viene siendo el whisky de single malt más vendido en Estados Unidos y el segundo a nivel mundial. Eso tiene su peso y será esa fama la que lleve a muchos a probar y admirar esta línea.

Ficha Técnica:
Fabricante: Pernod Ricard / The Glenlivet Distillery
Nombre del Whisky: Rare Cask
Marca: The Glenlivet
Origen: Escocia (Speyside)
Edad: NAS
Precio: $110
Densidad alcohólica: 40%
Puntuación: 86

La Gloria Cubana – Medaille D’Or No. 4

Hace un poco menos de 4 años, en plena pandemia, cuando me sentía como una de las personas más afortunadas del mundo de los habanos por haber tenido la oportunidad de probar un cigarro como este La Gloria Cubana – Medaille D’Or No. 4. No solo porque es un habano relativamente difícil de conseguir, sino también porque un cigarro, independientemente de su origen, con un cepo 32 ya es una rareza. Que además sea el mismo que fumé, ya es una proeza. Por ello cuando mis amigos de Kukenan Tobacco me preguntaron si estaría dispuesto a probar y compartir nuevamente mis impresiones de un habano que ya había fumado, sabía que no podía negarme. Pero es que este Medaille D’Or No. 4 no es una rareza de por sí; de hecho, es posiblemente el producto más vendido de la marca, es solo que su construcción está a cargo de los torcedores más experimentados y de mayor grado dentro de las fábricas.

Aunque el Medaille d’Or No. 4 es un producto creado antes de la revolución cubana, la llegada del castrismo y su posterior expropiación de las marcas de tabaco significó que tanto el producto como la marca dejaron de hacerse entre 1959 y 1965, pero el hecho que haya sido una vitola previa significa que no ha dejado de hacerse, en cierto modo. También pasa que hasta 2023 era el único producto regular de la marca, por lo que no puede dejar de verse. Este cigarro es curioso en las manos de cualquiera y realmente es pequeño en su cepo y se siente muy frágil, pero en su capa tiene aromas muy agradables que incluyen caramelo y paja, mientras que sentir aromas específicos en el pie puede ser un reto de por sí. Por último la calada en frío tiene aromas a caramelo, café y nueces.

El tiro del cigarro en ambas experiencias es ligeramente apretado, pero creo que más importante es que ninguno ha presentado problemas realmente. Las primeras caladas tienen humo frío y muy denso en cada calada, con sabores que incluyen café, almendras y algo de miel en el primer tercio, notas suaves de pimienta que se presentan principalmente en el paladar y van acompañando al retrogusto en la frontera hacia el siguiente tercio. Precisamente ese retrogusto es de madera y miel durante la gran mayoría de este primer tramo. La ceniza se sostiene mucho más tiempo del que pensaría, pero igual la dejo caer antes que me sienta intimidado. El anillo de combustión no es del todo recto, pero tampoco implica que hay que retocarlo… en realidad mi mayor preocupación durante este tercio es el hecho que se mantenga encendido; no porque tenga tendencia a apagarse, sino porque un cigarro tan pequeño en su cepo normalmente no desprende mucho humo y eso siempre hay que vigilarlo.

En el segundo tercio el sabor principal es de madera, principalmente de cedro, pero también con sensaciones muy dulces y acompañando sabores de café y almendras, pero esa miel del primer tercio parece haber desaparecido y es ese sabor dulce el que se mantiene. Pero una vez superado el punto medio se le sienten matices de caramelo a ese sabor dulce. Darle caladas regulares resulta en el desarrollo de un sabor amargo y desagradable, por lo que hay que tener mucha atención con mantener el Medaille d’Or No. 4 encendido, pues a veces es solamente un par de caladas lo que confirma que tiene fuego aún. Siempre que mantenga bien espaciadas las caladas, el cigarro se porta de maravilla, con humo denso pero no mucho y un anillo de combustión considerablemente recto. La intensidad es media-alta, con una fortaleza media, pero que comienza incluso a disminuir cuando supero el punto medio de la fumada.

Lo delgado del Medaille d’Or No. 4 hace que se vea y se sienta como una fumada muy especial en los dos primeros tercios. En el último la experiencia cambia un poco porque el habano comienza a calentarse mucho y también tiende a perder su llama, por lo que hay que darle retoques continuos que sin duda colaboran en calentarlo aún más. Llega un punto en que este círculo vicioso desencadena una fumada de notas amargas y fuertes que no es agradable. Sin duda es momento de dejarlo ahí y eso llegó un poco después de quitarle la anilla. La fortaleza es baja en este último tercio, excepto cuando había que reencenderlo, que se colocaba rápidamente en alta, y esa variación e inconsistencia contribuyó a dejar el cigarro de lado, pero los sabores se mantuvieron muy similares a los del tercio anterior, pero con un toque más amargo. Luego de una hora y 35 minutos, dejé el cigarro descansar con dignidad en el cenicero.

Cuenta la leyenda que fue el mismo Zino Davidoff quien convenció a Fidel Castro de mantener las marcas cubanas tradicionales luego de su expropiación durante la revolución cubana. Esto tendría sentido para marcas de renombre como Montecristo y Partagas, pero para marcas pequeñas como La Gloria Cubana y Quai d’Orsay, es una proeza que se sigan fabricando hoy en día. Más allá de las marcas, que productos con dimensiones como éstas sigan en producción también merece un aplauso, tanto para mercadeo como para las fábricas. Es un honor poder fumar un cigarro así, que es un vestigio de otra época, que podríamos decir que era más sencilla, pero que hoy podemos rememorar con el placer de un cigarro como el Medaille d’Or No. 4.

Whisky: The Balvenie DoubleWood 12

A riesgo de sonar como un majadero, pensé que este whisky ya lo había reseñado porque ya lo tenía, pero resulta que no era así porque el The Balvenie 12 que tenía era un Triple Cask, que realmente no recuerdo haber reseñado y el 12 Single Barrel, que sí reseñé en algún momento. Curiosamente, también he reseñado el 14 Caribbean Cask y en bar tengo una expresión de 16 años y triple barrica.

Esta versión del 12 años de The Balvenie se llama DoubleWood o doble madera, porque es añejado en barricas ex-bourbon de primero o segundo uso, y adicionalmente pasa un año en barricas ex-jerez oloroso. Es finalmente embotellado a 43% de alcohol.

En nariz es bastante complejo, con notas notas de ciruelas, higos y cerezas, pero también hay notas caramelo, miel y toques florales, que lo hacen mucho más interesante en nariz que otras expresiones de otras marcas con más edad que he probado.

En boca se siente suave, sedoso y nada denso, con notas de vainilla y roble, con galletas danesas y un toque lejano de frutos rojos que no relaciono tanto con barrica de jerez… o mejor dicho, si no me dijeran que pasa por barrica de jerez, quizá no hubiese buscado estos sabores y justificado su existencia. Con un toque de agua aparecen más notas florales que cualquier otra cosa. En el retrogusto hay notas de roble y manzana roja.

Muy sabroso este DoubleWood 12 y realmente una tremenda opción en whiskies de single malt que no son excesivamente caros, o al menos un sabor y una calidad muy decentes y esperados en un whisky de 12 años. Quizá el Single Barrel sea más amigable, pero este tiene notas adicionales que lo hacen más interesante, sobre todo para quien esté interesado en aprender más de otros whiskies.

Ficha Técnica:
Fabricante: Balvenie Distillery
Nombre del Whiskey: 12 Year DoubleWood
Marca: The Balvenie
Origen: Escocia
Edad: 12 años
Precio: $60
Densidad alcohólica: 43%
Puntuación: 88

La Flor Dominicana – Ligero

La enorme cantidad de mala información que he encontrado sobre este cigarro en internet es impresionante. No porque sea un tema de SEO ni porque haya páginas mal informadas, sino por el hecho que La Flor Dominicana es muy famosa por hacer el cigarro llamado Double Ligero y cualquier búsqueda de Ligero, me lleva a información sobre el Double Ligero. Podríamos pensar que el Double Ligero es simplemente este cigarro con doble ración de hoja ligero, pero conociendo a las marcas y las ligas, diría que hay más diferencias. Pero consigo poca información que lo sustente, pues la composición de ambos que he podido encontrar listan al cigarro como que lleva una capa Sumatra ecuatoriana sobre capote y tripa dominicanos. Teniendo tan solo eso en cuenta, pero también el hecho que hace unos 4 años lo probé en lancero, me dispongo a disfrutar de este cigarro que obviamente no es maduro, porque también existe una versión Ligero Maduro.

La capa Sumatra se nota bastante unicolor pero muy variable en sus alturas. Casi da hasta miedo encenderlo por miedo que se vaya a romper. Es lo que se podría llamar una capa corrugada, y lo es en extremo. La capa tiene aromas intensos a establo, que se repiten en menor escala en la tripa, pero la verdad es que no mucho más. Eso me llevó a bajar un poco las expectativas, así que lo piqué con la guillotina en V y la calada en frío me despertó nuevamente todas las expectativas, gracias a aromas a chocolate negro, paja y orejones de durazno, que me llevaron a darle candela lo antes posible.

Desde las primeras caladas me doy cuenta de dos cosas con este Ligero. La primera es que la edad que tiene lo ha mejorado mucho (alrededor de 6 años) y la segunda es que no importa que solo tenga un ligero o que no sea Double… es bastante fuerte igual. Afortunadamente no es solo pimienta, sino que es un amalgama compleja de sabores que todos tienen más o menos la misma intensidad y la edad solamente los ha aglomerado mejor. Estos sabores incluyen chocolate negro, salsa de soya, café espresso y un toque de notas vegetales, que si bien lleva la misma intensidad que el resto, la verdad es que es superado por el hecho que esos sabores tienden a ser más envolventes. El retrogusto es de pimienta con café en granos, mientras que la intensidad se sitúa en media-alta, con una fortaleza media, y quemando de maravilla.

Los sabores son similares en este segundo tercio, o al menos los sabores que vienen del primer siguen presentes, aunque esa nota vegetal parece haber desaparecido, pero los sabores de chocolate, salsa de soya, café y pimienta siguen teniendo la misma intensidad, pero aparecen nuevos sabores, que incluyen leña y nueces, en una intensidad menor a los demás, pero con la sensación de que no seguirán el camino de la nota vegetal, sino más bien se intensificarán un poco. La ceniza se comporta muy bien y solamente se cae cuando la estimulo, o simplemente la dejo caer, para ser más claro. El anillo de combustión es lo único que varía, pero se corrige solo así que no hay problema alguno. El tiro es fenomenal y confirma que este corte es perfecto para estos cigarros figurados. La intensidad y la fortaleza se anotan en el mismo punto que en el primer tercio, aunque cuando supero el punto medio del Ligero, la fortaleza comienza a aumentar.

No hay grandes cambios en el último tercio, aunque quizá por la naturaleza de la vitola, no me puedo fumar hasta donde quisiera, pues se deforma un poco y hace difícil darle una calada sin quemarme los dedos o los labios. Pero eso es solamente al final del tercio. Durante el resto de la fumada, son básicamente los mismos sabores, salvo que el de nueces no es que se hace más fuerte, pero sí se transforma en nuez de Brasil, que hacía tiempo que no lo encontraba en un cigarro. La fumada me dura aproximadamente una hora y 25 minutos, pero creo que podría haber sido unos 10 minutos más si no fuera por la deformación de la cabeza del cigarro casi al final. No obstante, es un tema de la vitola y no un problema de construcción.

El Ligero de La Flor Dominicana, pese a que no haya tanta información como resultados da su búsqueda, es un excelente producto de esta marca. No hay mucho en la fumada que me haga pensar que es más suave que un Double Ligero, aunque quizá podría deberse a que tiene menos fortaleza producto de la nicotina y esa es la diferencia principal que le pude encontrar. El Double Ligero tiende a patearme mucho más en términos de nicotina, mientras que el Ligero se siente más como un cigarro fuerte. También puede ser que 6 años en el humidor le han reducido un poco el índice de nicotina. En cualquier caso, otra tremenda fumada de LFD y una razón más para querer a esta marca y prácticamente todo lo que hacen.

Crowned Heads – Le Pâtissier

Poco menos de dos años atrás, reseñé un cigarro llamado Le Pâtissier, de Crowned Heads. Cuál sería mi sorpresa al descubrir a finales del año pasado, que Crowned Heads estaba lanzando un nuevo producto llamado Le Pâtissier. La diferencia es que el que fumé en 2022 (lanzado en 2021) era una edición limitada, que ni anilla tenía y a raíz de su éxito la marca decidió hacerlo una producción regular, pero no en el lonsdale 6 x 44 que lo lanzó originalmente, sino en 4 vitolas de distintas dimensiones y de las que hoy fumo una llamada Cañonazo, con medidas 5⅞ x 52. Le Pâtissier significa pastelero en francés y está inspirado por Le Carême, que usa una liga distinta y es hecho en otra fábrica, pero está relacionado en que ambos llevan un nombre en francés que está relacionado con postres.

Afortunadamente la liga no ha cambiado y sigue siendo una capa Connecticut Broadleaf americana sobre capote nicaragüense y tripa de Costa Rica y Nicaragua. El cigarro se siente pesado y de tamaño considerable, incluso parece más grande de lo que es. La capa es de un tono bastante oscuro y llena de irregularidades, como el Broadleaf suele ser, con múltiples venas de distintos tamaños. Los aromas en la capa y el pie incluyen un olor a bosque que incluye notas herbáceas, tierra y madera, pero también un aroma como de humedad. Una vez lo pico, la calada en frío es muy interesante, con aromas a gomitas estilo gummy bears, pero también tierra húmeda y notas frutales o más bien un toque cítrico.

El Le Pâtissier comienza con notas menos diferentes al resto. Lo que quiero decir es que en nariz se sentía como una experiencia única, o al menos considerablemente distinta. Pero en las primeras caladas se siente como un cigarro normal, con notas de madera quemada y tierra húmeda, e incluso unas notas más sutiles de pimienta. A lo largo del tercio aparecen otros sabores, pero en general el perfil es de esos que te secan la boca, incluyendo masa de donut y madera, esta vez sin quemar. Pero para el momento que hago la imagen, el Le Pâtissier se encarrila y los sabores comienzan a ser más acordes entre sí y a desarrollar una experiencia más agradable. La intensidad, que venía en media, con una fortaleza media-baja, se coloca en media-alta y media, respectivamente. La quemada magistral, el tiro muy bueno y la ceniza… pues la imagen lo demuestra.

En el segundo tercio el sabor de tierra húmeda desarrolla algunos matices muy interesantes y comienza a dar toques dulces, que se combinan con un sabor de pan quemado (o muy tostado) que aparece sutil y se va desarrollando y se junta con la madera y parece una combinación poco usual de madera, pan y tostado. A partir de la mitad del cigarro, este sabor se sigue desarrollando y matizando hasta llegar también a cotufas y el consiguiente aroma a ellas tostadas, pero es más fácil de definir como maíz tostado, para mantenerlo en el umbral de los sabores agradables. Los sabores de madera también producen un matiz de corteza de árbol e incluso se sienten notas de cáscara de maní, aunque estos dos no son sabores fuertes. La fortaleza se ubica en media, con una intensidad media-alta y una construcción perfecta, buena combustión aunque algo torcido el anillo, pero nada preocupante.

En el último tercio y contra todo pronóstico, el Le Pâtissier sigue evolucionando y hay sabores nuevos de nueces y castañas, mientras que el retrogusto está cargado de pimienta intensa, que no había sido tan fuerte sino hasta ahora. También comienza a traer a colación algunos sabores que se habían destacado en el primer tercio y no habían estado muy presentes en el segundo, como la tierra húmeda y la madera, que se matiza en leña rápidamente. Hacia los últimos embates del Le Pâtissier se sienten notas cárnicas, que acompañan al cigarro a medida que sus últimas impresiones se quedan en boca, luego de dos horas y 5 minutos de fumada, con una intensidad media-alta y una fortaleza media.

Para alejar cualquier duda, el Le Pâtissier es un gran cigarro, que me gustó mucho y quisiera volver a comprar pronto. Pero algo que esperaría de un cigarro llamado Le Pâtissier son sabores relacionados con pastelería o con frutas o con panadería o al menos notas dulces. Salvo algunas notas de pan tostado/quemado, el Le Pâtissier no ofrece ningún sabor relacionado con su nombre. Revisando esa reseña original, veo que tampoco las encontré. Pero si no se llamara Le Pâtissier y por lo tanto no relacionara al cigarro con esos sabores, éste sería un cigarro muy bueno. No me malinterpreten; lo es. Pero esperaba otra cosa. Tiene un carácter increíble y es un cigarro que quiero fumar más, pues esa combinación de intensidad, fortaleza, cantidad y calidad de sabores está muy a tono con mis gustos.