Penelope es una marca relativamente poco conocida de whiskey americano tipo bourbon. En los próximos meses posiblemente sea más conocida, pues recientemente fue adquirida por Pernod Ricard. Pero este Batch 12 es uno de sus últimos productos como independiente. No fue por eso que lo compré, sino porque forma parte de un bar de alto nivel que asesoré recientemente y, aunque sabía que era un producto bueno, no le había hecho reseña hasta ahora.
Como su nombre lo indica, el Batch 12 es la doceava edición de una serie de «batches» o lotes que Penelope ha lanzado. Se tratan de ediciones de bourbon embotellados directamente de la barrica, a concentraciones que pueden variar de una edición a la otra, siempre dependiendo de lo que queda en la barrica.
En el caso de este Batch 12, se trata de un bourbon lanzado en septiembre de 2022 y lo que contiene es una mezcla cuyo whiskey más joven es de 4 años y el más antiguo de 6 años. Específicamente, es un blend de bourbon de 4 años alto en trigo, bourbon de 5 años alto en centeno, y dos bourbon, uno de 5 y otro de 6 años, altos en maíz. El mash bill se trata de una combinación que alcanza 75,5% de maíz, 14,5% de trigo, 7% de centeno y 3% de cebada malteada, y es la razón por la que la etiqueta lo marca como 4 granos. El líquido final es embotellado a 56,95% de alcohol.
Agarrando la botella antes de probarla, es normal que esa marca de 56,95% alcohol intimide a cualquiera, pero en nariz no parece que tuviera tan alta concentración. Más bien se sienten notas de especias dulces, durazno y vainilla, y conforma voy buscando más aromas, el alcohol se siente y luego es lo único que puedo sentir.
En boca es sorprendente cuánto pica y es una sensación picante en lengua, paladar y encías, pero también es un sabor contundente a pimienta, acompañado de cereal dulce y caramelo. En el retrogusto encuentro notas de durazno, cuero, centeno y un final que parece eterno.
Aunque los sabores dulces son notables, se siente que son superados por las notas de pimienta, que acompañadas por un contundente golpe alcohólico, hacen que ponerle una piedra gigante de hielo sea prioritario. Pero luego de la ocasión, me quedo con las sensaciones picantes y de haber ingerido una concentrada cantidad de alcohol, pero no una satisfacción de haber tomado un bourbon excepcional, que es lo que debería ser este, principalmente porque no es diluido sino que viene directo de la barrica.
Ficha Técnica: Fabricante: MGP Nombre del Whiskey: Batch 12 Marca: Penelope Origen: USA Edad: 4 a 6 años Precio: $65 Densidad alcohólica: 56,95% Puntuación: 83
Vamos con una nueva recata, esta de un cigarro que probé originalmente en 2017 y en ese entonces me gustó bastante, llevándose 88 puntos en mi ranking. Desde entonces ha cambiado su anilla por una un poco menos decorada, menos brillante y más sencilla. Hay quienes dicen que ha cambiado su liga también, pero de eso no tengo evidencia, solo comentarios de otras personas. En su momento me pareció de fortaleza media-alta, con una alta intensidad de sabores. El producto fue lanzado en 2016 y su nombre corresponde al color de la anilla. En ese momento existían dos productos de la marca, Purple y Red, siendo este último de intensidad y fortaleza menor. El Purple era visto como el de mayor categoría entre los dos. La diferencia principal entre el de 2017 y este, es que en 2017 era fabricado en Honduras y este es dominicano.
Al igual que en la cata original, lo pruebo en vitola robusto 5 x 50. Lleva una capa HVA, que significa Habano Vuelta Abajo de Ecuador, con un capote Corojo dominicano y tripa del mismo Corojo dominicano, HVA Habano ecuatoriano y un varietal nicaragüense conocido como Carbonell. La capa tiene aromas típicos de una capa habano, pero considerablemente suaves, como madera, cuero y pimienta, mientras que la calada en frío tiene básicamente notas de madera y no mucho más. El tiro es fluido y no se le sienten imperfecciones.
Enciende bien y rápidamente, sin darle muchas caladas. En realidad con solo tostarlo ya casi se enciende solo y al darle unas caladas simplemente se siente como asegurar ese encendido. El aire fluye libremente por el cigarro y en cierto modo no se siente muy lleno de tabaco, pero con la fumada pausada y controlada evito que se consuma muy rápido. Los sabores en este primer tercio son realmente básicos, destacando tabaco prácticamente rubio en sus primeras caladas y es luego de un rato que comienza a desarrollar sabores a madera de cedro, notas dulces y un toque de pimienta en el retrogusto. Siempre que fume lento, la quemada es buena, aunque ligeramente diagonal. La intensidad es baja con una fortaleza media-baja.
En el segundo tercio aparecen sabores de tierra seca, aunque más como arcilla, pero ningún sabor se siente realmente como principal, sino que la madera y la tierra son sensaciones secundarias y no porque haya un sabor primario, sino porque todo se siente muy sutil. La pimienta en el retrogusto pasa a formar parte de los sabores del paladar cuando supero la mitad del cigarro, aunque no le da matices a la tierra o la madera, y es precisamente cuando pasa al paladar que se siente como el sabor principal. Pero en términos de construcción, se comporta muy bien, con humo abundante y una quemada muy decente. Fortaleza es media, con una intensidad media-baja.
Es en el último tercio donde el Purple destaca sus sabores, siendo madera, pimienta y tierra, pero también con notas más sutiles de cuero y crema, los cuales mantiene hasta las últimas caladas. La quemada es buena y en ningún momento se siente esponjoso o requiere retoques, siempre que no abuses de él dándole caladas muy seguidas o exigiéndole más de lo que ha dado hasta el momento. Me toma una hora y 10 minutos acabar con el Purple, sin haber descargado nicotina en algún punto y terminando de la misma manera que ha sido hasta ese momento: suave.
No sé si originalmente este cigarro me había parecido más fuerte debido a la experiencia más limitada que tenía en ese momento, pero estoy seguro que era mucho más complejo. Viendo un poco las fotos de la reseña de 2017, el cigarro se notaba más oleoso y llamativo, y viendo los sabores que percibí, siento que puedo confirmar si no un cambio de liga, al menos un cambio de intensidad y fortaleza. Esta experiencia con el Purple me presentó un cigarro muy suave, poco complejo e incluso algo de menor categoría que incluso el Red. Es un cigarro que puedes disfrutar si no tienes mucha experiencia fumando o si no estás buscando algo que te asalte los sentidos, pero combinarlo con un destilado creo que no sería la mejor idea. Una coca cola creo que lo superaría, incluso. En mi caso, no creo que lo repita, aunque me queda uno en el humidor.
Hace cosa de unos 4 meses tuve la oportunidad de ser invitado a una cata a ciegas en casa de un profesor de mi diplomado de ron. En la cata éramos 6 personas, entre los cuales se encontraban 4 sommelier, un consumidor y yo. Durante la cata pudimos probar seis rones distintos y de todos, logré adivinar tres, y casi un cuarto. Este Papiamento Reserve estaba en la cata, pero como no lo había probado antes, era imposible llegar a la conclusión del ron. No obstante, sí pude determinar que había pasado por barricas de jerez y eso fue lo que más me marcó del ron.
Unos meses después, mientras hacía la asesoría de destilados para un local, recibí la propuesta de poner rones de la marca Papiamento y acepté. Fue así como llegaron a mis manos el Caribbean Carnival que probé recientemente y este.
El Papiamento Reserve es el primer producto de esta marca. Se trata de un ron de origen panameño que es añejado y embotellado en Aruba y, por tanto, se vende como un ron arubeño. Sus creadores son un grupo de hermanos de origen venezolano. Hasta el momento solo conocía un ron de Aruba llamado Tiburon, pero no lo he reseñado.
Este Reserve se trata de un blend de rones entre 3 y 15 años, que son luego finalizados en barrica de jerez, por un tiempo indeterminado. Es embotellado a 40% de alcohol.
La botella es exactamente la misma que la del Caribbean Carnival, pero sin la etiqueta de papel. En vez, tiene un grabado dorado o también puede ser una calcomanía; en verdad no estaba tan curioso al momento de tener la botella en mis manos. En nariz tiene aromas muy agradables que me recuerdan a lo mejor del ron de Panamá, pero con el añadido de frutos rojos típico del jerez. Estos aromas son de miel, vainilla y madera en sus tonalidades principales, seguidos de notas más suaves de frutas, donde destaca la banana y las pasas.
En boca es mucho más complejo y llamativo, con una abundancia de pasas, frutos rojos, dátiles, azúcar quemada y caramelo, con algunas notas más suaves y sutiles a mandarina y maní, con un retrogusto de frutos rojos, donde destaca la frambuesa y chocolate negro.
En su momento lo dije y esta vez lo confirmé: puede que pase un tiempo extendido en ex-bourbon y quizá puede que ese tiempo alcance los 15 años, pero la influencia de la barrica ex-jerez es extremadamente notable. Esto hace que sea un ron complejo y algo que combina plenamente con un buen tabaco. No recomendaría mezclarlo o usarlo en un cóctel, pero básicamente porque ello desvirtuaría la gran calidad del ron y sus sabores no merecen ser diluidos.
Ciertamente un ron que merece ser adquirido y probado varias veces.
Ficha Técnica: Fabricante: Bodegas Papiamento Nombre del Ron: Reserve Marca: Papiamento Origen: Aruba (ron de Panamá) Materia prima: Melaza Edad: 3 a 15 años Precio: $45 Densidad alcohólica: 40% Puntuación: 88
La octava liga de esta marca tan singular llamada Fuerte y Libre se llama Avalanche y fue lanzada el año pasado. Según la marca, el lanzamiento de nuevas ligas no es algo periódico, sino que responde más a sus propios deseos y de cómo el mercado y los tabacos les «hablan». En sus palabras, cuando vio que todos en la fábrica y sus socios estaban asintiendo al probar esta liga en particular, se dio cuenta que estaba lista para ser lanzada. El Avalanche lleva una capa Connecticut ecuatoriana sobre capote y tripa dominicanos, y fue parte del sampler que la marca me obsequió hace unos meses. Al igual que sus otros productos, es hecho en la fábrica El Hoyito, en Tamboril, RD. La marca lo describe como un cigarro de fortaleza baja y de intensidad media.
El que voy a reseñar es de medidas 5 x 52, descrito como un robusto. Es el tamaño ideal y recuerdo cuando hablaba con la marca y le pedía que no por favor no incluyeran cigarros con cepos de 60, aunque en su momento me pareció que estaba imponiendo un criterio ajeno al suyo, pero igualmente agradezco mucho que lo hayan hecho. Efectivamente tiene los aromas típicos de una capa Connecticut ecuatoriana, que incluyen madera, paja y una cierta nota que va de ácida a cítrica. En el pie tiene más notas cítricas que me hacen pensar que ese aroma de la capa posiblemente tenga más que ver con su interior que con la capa en sí, pero también hay notas de pasas, melaza, madera y un toque suave de pimienta. Lo pico con la doble hojilla y me encuentro con una calada que tiene aromas nuevamente cítricos, pero esta vez más identificables como de mandarina, pero también pimienta y madera. Escogí la noche para fumar este cigarro, o más bien fue que en la noche tuve la ocasión de disfrutarlo en paz.
Como me sucedió con el Sun Country, que también tiene capa Connecticut, el Avalanche comienza con una fortaleza considerable. Es menor que el Sun Country, pero no es un Connecticut suave per se. Sin embargo, la intensidad que tiene no es por pimienta, sino por esos sabores cítricos que realmente son muy agradables en la fumada. Los sabores son a nueces, frutos rojos, melocotón y madera, pero ese melocotón es en almíbar y bastante fresco, con un retrogusto intensamente cítrico y notas suaves de pimienta, que invitan al retrogusto regular. El Avalanche quema bien, produciendo buena ceniza y humo blanco abundante en cada calada. El hecho que estoy fumando al lado de una lámpara acentúa la cantidad de humo en cada calada y se ve muy bien, además.
En el segundo tercio los sabores de melocotón siguen presentes, pero ya han tomado un segundo puesto que se va diluyendo conforme va avanzando la fumada. Pero afortunadamente son reemplazados con otros sabores, como nuez moscada, frutos rojos y galletas de soda, mientras que el sabor cítrico del retrogusto ya viene a formar parte de los sabores del paladar, y es en el retrogusto donde los sabores ahora son de nueces y un toque de madera. El Avalanche está sorprendiendo y el hecho que el tiro es perfecto le ayuda mucho, así como el anillo de combustión y la tendencia a mantener una ceniza de buen tamaño. La intensidad es menor a la del tercio anterior, pero la coloco en media, con una fortaleza media-baja, lo cual lo hace ideal para una fumada nocturna, al menos para mí.
En el último tercio la capa sufre algunos accidentes, aunque cuando le quité la anilla salió perfecta pero sí se notaba que había algo de presión en ella, que bien puede ser por el calor del cigarro vs. la delicadeza de la capa. Los sabores son parecidos a los del tercio anterior, pero más simplificados, con las mismas notas de nueces y galletas de soda y el retrogusto de nueces. No obstante, en este último tercio el Avalanche se hace más dulce y en esa nota hay un matiz como de marshmallow al fuego, con todo y la nota tostada tan característica. El cigarro lo fumo hasta que prácticamente me quemo los labios y si pudiera lo hubiese fumado más. En ningún momento se tornó desagradable, aunque sí hubo una sensación picante en el último tercio, aunque fue más como una picazón en la lengua y esta fue causada porque el humo ya venía muy caliente, lo que hizo que la intensidad se mantuviera igual en media, pero la fortaleza aumentó y no por bien. Me tomó una hora y 15 minutos fumar el Avalanche hasta el final.
Con estas marcas pequeñas siempre hay un tema de creatividad que, cuando es bien manejado, puede tener resultados grandiosos. Con otros pasa que se pueden pasar y hacer un producto que tiene mucho de algo y poco del resto, lo cual termina siendo un bodrio. Pero también hay que tener en cuenta que cuando una marca ya lleva 8 productos distintos, los más nuevos tienen que tener un aspecto diferenciador. En varios aspectos, el Avalanche es un cigarro muy distinto a los demás, y aunque la tendencia de los Connecticut fuertes es algo que me gusta, en muchas ocasiones cuando las marcas apuntan a un cigarro de capa Connecticut que no es fuerte, tienden a irse al extremo y hacerlo sorprendentemente plano o unidimensional. Pero una vez más Fuerte y Libre me sorprende con su producto, haciendo un Connecticut que no es fuerte, pero que tiene sabores muy agradables y de intensidad moderada. El Avalanche ciertamente es un cigarro que recomiendo ampliamente, especialmente si los cigarros más fuertes no son lo tuyo.
Si eres usuario de Instagram y sigues a Nicholas Melillo, el creador de Foundation Cigar, te darás cuenta que es una persona que se interesa mucho por los orígenes de la humanidad. En muchas de sus publicaciones se le ve con el primer ministro de Etiopía, siguiendo lo que asumo son sus raíces, aunque cómo alguien con apellido Melillo puede trazar su origen a Etiopía es un misterio para mí. No obstante, en muchos de sus productos destaca no solo la historia sino las creencias históricas de la humanidad. Siguiendo esta tendencia, su producto Olmec rinde tributo a la primera civilización de Mesoamérica, los Olmec, quienes vivieron en lo que hoy es Tabasco y Veracruz (México) entre 1600 y 400 a.C. Esa área incluye el valle de San Andrés, donde hoy en día crece el tabaco de ese mismo nombre y según la historia botánica, es uno de los tabacos más antiguos del mundo. No obstante, los historiadores también han encontrado indicios del uso del tabaco en Estados Unidos, en la región que hoy ocupa el estado de Utah y que datan al año 10.000 a.C.
En cuanto al cigarro, Foundation Cigar creó el Olmec en dos versiones distintas, ambas con capa San Andrés mexicana pero visualmente distintos. El Claro usa una capa más clara que el Maduro, que es más oscura. Capote y tripa son nicaragüenses, principalmente de Estelí y Jalapa, añejados al menos tres años antes de torcerlos. Sea Claro o Maduro, cuestan lo mismo y son fabricados por AJ Fernandez en Nicaragua. Este Claro tiene matices ligeramente rojizos en la capa, con múltiples venas como casi todos los tabacos mexicanos y sus aromas son igualmente típicos con notas de tierra y establo. En el pie se sienten notas de madera, pero también algo como producto para limpiar madera y tierra mojada, pero casi al punto de barro. La calada en frío es considerablemente distinta a los aromas del pie y la capa, destacando pimienta, madera, nueces y chocolate.
Fiel a su fabricante y su país de origen, el Olmec Claro comienza con una fortaleza pronunciada y mucha pimienta, pero también notas intensas a tierra y notas más suaves de chocolate, que durante el tercio van produciendo también notas de madera y una sensación cremosa que casi me recuerda a la nata. El retrogusto es intenso de madera y tierra, con notas más suaves de cacao y pimienta. Pero también da matices de distintos tipos de pimienta, principalmente negra y roja, durante gran parte del tercio y lo que me gusta llamar sabores híbridos, como una madera achocolatada o una tierra con pimienta. Esa nota de pimienta roja en el retrogusto tiene su toque herbáceo que lo hace aún más interesante y hacia el final del tercio es tan intensa que casi opaca los sabores de chocolate. La intensidad es alta y la fortaleza media-alta, con una construcción excelente y humo abundante en cada calada.
Aunque el Olmec Claro destaca en su anilla y su historia a parte de la humanidad que vivió en México, el perfil del cigarro es ineludiblemente nicaragüense, aunque en el segundo tercio la pimienta cede su liderato de sabores como la tierra, pero básicamente lo que hace es permitirle compartir esa nota frontal, porque nunca deja de ser principal. Las notas de madera también evolucionan y en momentos se sienten como los de una madera de fogata y más adelante en el tercio aparecen sabores de pan recién horneado. El retrogusto incluye notas variadas agradables, que si bien siguen siendo lideradas por la pimienta, también incluyen notas de limón y del mojo que normalmente se le pone al pollo a la brasa. Fortaleza e intensidad se colocan en alta durante todo el tercio, con un tiro que sigue siendo perfecto, humo abundante y una ceniza que no se sostiene mucho, pero que atribuyo al hecho que el cepo es 48 y en estos más pequeños no es fácil lograr cenizas marcadas.
La pimienta sigue liderando en el último tercio, pero los sabores se vuelven más dulces, mientras que los sabores de madera en fogata y la tierra siguen siendo muy participativos y esa tierra adquiere el matiz del barro que sentía en frío. En el retrogusto se siente el origen de esos sabores dulces y es de miel, pero le incluyen las notas de pan de un pretzel y una nota más genérica de tierra. El problema es que la pimienta es tan intensa en el retrogusto que siento como si hubiese comido pimienta con la nariz y aunque la intensidad y la fortaleza se reducen un poco en el último tercio, hay momentos en que dudo si se trata más que los sentidos están adormecidos por la frecuencia a la que los he sometido hasta el momento, pero gracias a que el cigarro no ha requerido retoques y que sigue quemando perfecto, pues tampoco quiero dejar pasar la oportunidad de seguirlo probando. Me toma una hora y 45 minutos fumar el Olmec Claro, para un cigarro de vitola corona, creo que es un número respetable.
Al igual que West Tampa Tobacco, me gusta mucho como el Olmec existe en dos versiones que son variaciones de la misma especie de planta en la capa, pero con distinto color. Pero al mismo tiempo, el Olmec Claro no es un cigarro particularmente balanceado y esto hace que no sea para todos, especialmente quienes no estén acostumbrados a experiencias tan agresivas, pero muchas veces pasa que estás fumando un cigarro balanceado (equilibrado sería una descripción más acorde) y quieres más de un sabor, y el Olmec Claro es de esos. Afortunadamente hay sabores secundarios que a veces se convierten en primarios, pero siempre compartiendo esa posición con la intensidad de la pimienta. Pero no me sorprende que las reacciones de amigos que los han fumado sean tan polarizadas entre quienes les parece demasiado fuerte y quienes simplemente lo disfrutaron. En lo particular, me gustan casi todas las intensidades, pero siempre aprecio un cigarro fuerte, especialmente cuando está tan bien construido como este.
Con más de una sorpresa me he topado a la hora de probar los productos de Teeling, esta marca de whiskey irlandés que tiene la primera destilería en 125 años en la ciudad de Dublin. Habiendo fundado otra destilería en Irlanda previamente, llamada Cooley, los hermanos decidieron concentrar sus esfuerzos en la capital y llevar la destilación de whiskey de regreso a donde nació.
La destilería Teeling abrió sus puertas en 2015 y desde entonces ha estado combinando productos de gran añejamiento de Cooley con nuevas producciones propias para crear una serie de whiskeys distintos y muy novedosos.
Entre esos me encontré con esta versión llamada Small Batch, que se vende a un precio muy amigable, que alcanza los $25 en Estados Unidos y los $30-35 en Venezuela. Aunque es un producto relativamente básico en precios y añejado, no deja de ser interesante. Es un NAS y en ningún lado consigo un aproximado de su edad, pero sí confirman que las barricas son ex-bourbon. También menciona que es finalizado en barricas que anteriormente contuvieron ron y que eran de América Central. Algunas páginas aseguran que es de Nicaragua y, por tanto, podríamos asumir que eran de Flor de Caña, aunque esta última parte es conjetura. Adicionalmente, es embotellado a 46% de alcohol y no es filtrado en frío.
La conjetura de que las barricas que anteriormente contuvieron este ron eran de Flor de Caña son porque en nariz este Teeling definitivamente me recuerda a Flor de Caña, principalmente porque en un principio no huele a casi nada, al igual que el ron. Los aromas son esquivos y lejanos a frutos deshidratados, toffee, banana y un suave toque de albaricoque. En cierto modo es similar al whiskey irlandés tradicional en esa suavidad en nariz, pero las notas de frutas oscuras y con semilla como ese albaricoque marcan una diferencia.
En boca es igualmente suave y esquivo, con notas que en ningún momento son fuertes, ni siquiera en ese 46% de alcohol. Son sabores de miel diluida, pan de banana, caramelo, frutas deshidratadas y vainilla. Al igual que sucede en nariz, está por un lado esa nota tradicional de whiskey irlandés suave y sutil, y por otro lado esa nota de frutos «negros» como ciruelas o pasas, pero con esa nota sutil tan característica. El retrogusto incluye pan de banana y azúcar morena.
Como elemento adicional del whiskey irlandés y esta nueva ola de opciones distintas que, en mis impresiones ha sido liderada por Teeling, este es una opción diferente y muy singular. Pero este Small Batch combina los elementos suaves del ron de Nicaragua con los elementos igualmente suaves del whiskey irlandés, y entre los dos no se potencian sino que parecieran suavizarse aún más. Con todo y que tiene 46% de alcohol no se siente más fuerte que un whisky de 40%, por lo que creo que podría soportar más fuerza, sea en alcohol o en concentración de sabores.
Ficha Técnica: Fabricante: Teeling Distillery Nombre del Whiskey: Small Batch Marca: Teeling Origen: Irlanda Edad: NAS Precio: $35 Densidad alcohólica: 46% Puntuación: 84