Hoy en día me río, pero la verdad es que suelo ser de esas personas que dan consejos (siempre que me los piden) y sugerencias, pero rara vez los hago yo mismo. En el caso de este cigarro y la razón de la anécdota es que cuando te da una gripe o algún malestar que te deja con la garganta sensible y tos, obviamente fumar un tabaco no es la mejor idea. Pero si lo vas a hacer, por la razón que sea y en mi caso fue porque tuve una visita con un amigo que venía específicamente a fumar, pues la recomendación siempre sería que te fumes algo pequeño, ligero y suave. No que te fumes un La Flor Dominicana, que es una marca notoria por la fortaleza de sus productos y además en vitola Aldaba de medidas 6½ x 58. Pero eso fue exactamente lo que hice cuando venía saliendo de una tos horrible que me dejó la garganta hecha puré.

La serie 1994 toma su nombre a partir de una plantación especial hecha por Litto Gomez en ese año, en virtud de crear una liga especial para celebrar los 20 años del trabajo de Litto Gomez en la industria en 2014, aunque el cigarro no es realmente el conmemorativo de los 20 años de la marca. Esto sucede porque la marca fue creada en 1996 y si existiese un cigarro para conmemorar los 20 años de la marca, éste hubiera sido lanzado en 2016, lo cual creo que no ocurrió. La capa San Andrés mexicana es un tanto rojiza, aunque esto también puede ser un efecto visual por el tono de la anilla y esta capa tiene aromas a tierra húmeda, dulce y pimienta. La calada en frío es intensa, incluso sin haberle dado fuego y me presenta sabores a corteza de árbol, avena y azúcar morena, pero no mucha pimienta.

Por supuesto todo era una ilusión y desde las primeras caladas este 1994 es un bombazo, pero también tiene notas de beef jerky, de ese que tiene como medio kilo de pimienta, tierra y una dulzura propia de azúcar morena. Afortunadamente las notas más intensas de pimienta no parecen participar mucho en el retrogusto, lo que me permite apreciar notas de cuero y cedro. En realidad no es tan intenso durante el tercio como las primeras caladas me habrían hecho creer y aunque el anillo de combustión no es el mejor, la construcción permite un buen tiro y cierro el primer tercio con una intensidad media y fortaleza similar.

La calidad de la construcción se hace notar en el segundo tercio, donde ya el anillo de combustión es más recto y sigue dando un tiro excelente que produce una ceniza compacta y bastante clara. La fortaleza va in crescendo y los sabores se sienten un tanto más secos y causan una aspereza en la garganta que es imposible ignorar. Los sabores siguen siendo de tierra (que ahora es más seca) y pimienta como principales, mientras que entre los secundarios cuento cedro, cuero y azúcar morena, y el 1994 desarrolla toda esa fortaleza con la que suele ser relacionada la marca, alcanzando un nivel alto de ella, con una intensidad media-alta.

Aunque en el último tercio el 1994 parece suavizarse un poco, se podría decir que el daño está hecho y cada calada sigue siendo intensa y agresiva en la garganta. En realidad no se hace más suave, sino que la pimienta baja un poco su intensidad y esto permite que el sabor de azúcar morena amenace con colocarse entre los principales, aunque no llega a hacerlo del todo. También aparecen sabores de canela, pero es la lengua y el paladar quienes se llevan la mayor parte de la intensidad de la pimienta. Como suele sucederme con muchos de La Flor Dominicana, el último tercio es el que más tardo en fumar y entre que quema lento y que le doy caladas cortas y que el cigarro es bastante grande, parece un final eterno. Así, al cabo de dos horas y media, dejo el 1994 en el cenicero cuando aún le quedaban alrededor de 15 minutos, porque no estaba evolucionando, sino haciéndose más picante cada vez.
Si leíste el párrafo anterior, va a ser difícil convencerte de que el 1994 constituye una fumada agradable, pero teniendo en cuenta el estado en el que me encontraba, creo que la experiencia hubiese sido similar con casi cualquier opción. El hecho que quemara tan lento en el último tercio fue lo que agravó un poco la situación. Pero el 1994, especialmente en esta vitola es un cigarro impresionante y uno que solamente debes fumar cuando sabes lo que te espera y estás preparado para ello, tanto de garganta como de estómago. La primera mitad es sumamente intensa de sabores, mientras que la segunda es mucho más fuerte y en ese sentido aporta todo lo que caracteriza a este marca dominicana. Lo he probado en otra vitola llamada Conga, que es considerablemente más pequeña (5 x 52) y sorprendentemente, menos fuerte. Pero si estás listo para algo así, es difícil contar con algo mejor.

Ficha Técnica:
Fabricante: Tabacalera La Flor
Marca: La Flor Dominicana
Modelo: 1994
Dimensiones: 6½ x 58
Tamaño: Aldaba (Gordo)
Origen: República Dominicana
Capa: México (San Andrés)
Capote: República Dominicana (La Canela)
Tripa: República Dominicana (La Canela)
Precio: $8,00
Puntuación: 91
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