Hay veces que se asumen compromisos y luego nos cuesta cumplirlos. Con los amigos de Don Casimiro conversé hace poco más de un mes y me comprometí a probar su producto, pero luego se combinaron distintas variables entre las que destacan más una ligera gripe que me dejo con una congestión que se sentía infinita. Creo que es una de ls secuelas del Covid, que hace que las gripes o sus síntomas duren más. En cualquier caso, me tomó mucho más tiempo del que esperaba poder recuperarme al punto de tener suficiente confianza como para hacer una reseña. Afortunadamente han pasado dos cosas: la primera es que esta gripe que me dio no fue algo raro y más de un caraqueño andaba en las mismas, incluyendo a los amigos de Don Casimiro Cigars, y la segunda es que a causa de la primera, han tenido la paciencia para esperar esta reseña.

No es mucha la información que existe sobre estos cigarros, aunque la marca me hizo llegar algo. Sin embargo, para quien le gusta fumar y saber lo que esté fumando, no parece suficiente. Me enviaron información general del tabaco, como los métodos de corte y añejado, no de Don Casimiro, sino del tabaco en general. La información sí indica que el 100% del tabaco contenido en este cigarro es dominicano, así que afortunadamente no hacen como otras que si la empresa es venezolana tratan de decirle a la gente que es tabaco nacional. El hecho es que tiene una capa Connecticut sobre un capote Criollo 98 y tripa ligero, pero nuevamente es información que puede sonar interesante si no sabes de tabaco, pues la tripa no es solamente ligero. Esta capa Connecticut tiene un toque perfumado, con notas de madera de sándalo e incluso algo que me hace pensar en incienso, pero no mantiene estas notas distintas en la tripa, donde se siente mucho menos frutal y más hacia la madera. La calada en frío tiene notas de chocolate en polvo y madera, con un tiro considerablemente suelto.

Gracias a ese tiro relativamente suelto del Don Casimiro, el encendido es rápido y es uniforme también, produciendo sabores ligeramente cremosos desde la primera calada. Tiene también un toque amargo que no me gusta del todo, pero al cabo de las tres primeras caladas parece desaparecer y es sustituido por una nota abundante de madera, que dura al menos durante todo este tercio. Le acompañan notas más suaves de vainilla y nueces, pero con un perfil considerablemente más dulce de lo que esperaba. El retrogusto es de la parta aromática del jengibre pero no de la parte picante, pues ciertamente en notas picantes no hay nada. Llegando al final del tercio aparece una nota cítrica bastante fuerte, especialmente en el retrogusto. El tiro se mantiene algo suelto, con un anillo de combustión respetable, ceniza muy blanca y una fortaleza baja, con intensidad media-baja.

El segundo tercio es similar al primero en los sabores, al menos al principio. Los dominantes son de madera y cítricos, siendo básicamente lo que mantiene al Don Casimiro andando durante gran parte de la fumada, pero a mediados de cigarro aparece ese sabor de chocolate en polvo que sentí en frío y que le da una dimensión adicional al cigarro y sin duda que era necesaria, pues tanto la fortaleza como la intensidad están en bajo. También aparece un toque algo más picante en la mitad, pero estaría dispuesto a apostar que se debe a que estoy fumando más rápido porque sentí ese sabor a chocolate y no tanto porque tenga la especia. La ceniza sigue siendo muy blanca y el anillo de combustión respetable, con buen tiro y una fumada, aunque suave, sin contratiempos.

Llego al último tercio y los únicos cambios del Don Casimiro están en la cantidad de sabores, porque fuimos para menos. Básicamente tengo sabores a madera y vainilla, pero no mucho más. Las notas cítricas fueron sustituidas en el segundo tercio por ese sabor de chocolate, que desapareció en la frontera con este último tramo, pero no dejó nada en su estela. Nuevamente lo siento algo más picante, pero es un tema del final del cigarro y no tanto de la liga y la aparición de pimienta como sabor. Sigue quemando muy bien y produciendo una ceniza respetable, pero ya para las últimas caladas no hay mucho que buscar, gracias a que la intensidad sigue en baja, con una fortaleza baja también, que solamente aumenta a media-baja si le doy caladas muy seguidas. Me toma una hora y 40 minutos fumar este Don Casimiro hasta el punto que lo dejé en el cenicero.
El Don Casimiro es un cigarro old school, o vieja escuela. Precisamente, pertenece a ese estilo de fumadores que buscaban cigarros suaves y no muy complejos, y ese estilo no es un tema de edad, pero suelen ser las personas más mayores que crecieron con cigarros suaves, quienes los siguen disfrutando. Honestamente, no es mi estilo, pero sería injusto evaluar mal un cigarro porque no pertenece a mi estilo. Creo que esa etapa ya la superé y no sería correcto. Si te gustan las experiencias con abundantes sabores y complejidad, con fortaleza e intensidad, con el Don Casimiro vas a sentir que le falta y bastante. Pero si los cigarros suaves y con pocos sabores son lo tuyo, creo que el Don Casimiro puede ser un cigarro que te guste, pues está muy bien construido y tiene toques muy agradables, sin apagarse y sin dar problemas.

Ficha Técnica:
Fabricante: Villa González
Marca: Don Casimiro
Modelo: Corona
Dimensiones: 6 x 44
Tamaño: Lonsdale
Origen: República Dominicana
Capa: República Dominicana (Connecticut)
Capote: República Dominicana (Criollo 98)
Tripa: República Dominicana
Precio: $7,00
Puntuación: 82
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