El Coyol es uno de los primeros cigarros que fumé y posiblemente Alec Bradley sea una de las primeras marcas que tomé en serio, al menos en mi paladar neófito que estaba ávido de cosas nuevas y diferentes, y Alec Bradley llenó ese vacío con una marca de fácil recordación y con blends que llenaban mis expectativas. Ahora con 10 años fumando, quizá no soy tan fácil de impresionar, aunque también tiene que ver que la marca ha cambiado un poco sus ligas, ha caído bajo y ha llegado algo, al igual que yo. Es que fue en 2016 cuando probé este cigarro por primera vez, y recuerdo que me gustó bastante. Un par de años después compré cinco cigarros y creo que terminé regalando tres, porque realmente no estaba bueno. Así que cuando un amigo me obsequió éste en petit lancero para que lo probara, pensé que era hora de darle una segunda oportunidad (o tercera?), pues quien me lo obsequió tiene varios y no sabe qué hacer con ellos.

En esta ocasión la vitola es petit lancero, con medidas de 6½ x 41, que creo es algo que no he probado antes. Sigue siendo una liga relativamente fácil de definir, con una capa hondureña, aunque de un varietal llamado Trojes, pero con doble capote hondureño y nicaragüense, sobre tripa de Honduras y Nicaragua. Es fabricado en Honduras, en la fábrica Raíces Cubanas, que si no es de Alec Bradley, creo que casi todos sus productos son, o eran fabricados ahí. Se ve bien construido con una capa bastante imperfecta pero sin elementos que me hagan pensar que no esté en buenas condiciones. No obstante, este cigarro debe tener alrededor de unos 6 a 8 años de guarda y tengo curiosidad de qué tan bueno pueda estar. Por lo pronto la capa tiene notas dulces, como de una torta de pan, con un toque de nuez moscada. La calada en frío tiene notas de establo, pimienta y algo herbáceo, pero muy prometedor.

El Coyol comienza suave, con una buena cantidad de humo y unas notas que me hacen pensar en principio que ya su tiempo pasó, pero no es así y con apenas unos centímetros consumidos las notas de tierra húmeda, caramelo y café son abundantes, con una quemada muy buena y recta, así como humo abundante. El cigarro realmente ha aguantado y se comporta muy bien. El tiro no es uniforme y a medida que va quemando tiene secciones que se comportan muy bien y otras que me dejan pensando en qué puede haber pasado. La fortaleza es media-baja, con una intensidad media y la verdad se porta bien.

Van apareciendo sabores en el segundo tercio y éstos incluyen caramelo, pero con un matiz como de caramelo salado, nueces, vainilla, toffee y canela, que se mezclan con esas notas de tierra y café que sentí en el primer tercio. En términos generales, el Coyol se comporta muy bien y lo único por lo que podría penalizarlo es que ninguno de los sabores parece dominar, sino que es una amalgama de sabores todos a la misma intensidad, que por el tiempo que tiene de guarda parecen estar más cercanos que cuando era más joven, o al menos cuando lo fumé en una vitola mayor, realmente. La intensidad es media, con una fortaleza igual y en el retrogusto hay una nota insistente de pimienta que comienza al principio del tercio y hacia el final del mismo ya se siente mucho más presente.

En el último tercio los sabores se funden aún más, pero puedo determinar tierra, canela, vainilla, madera y una mezcla de distintos matices de caramelo que de verdad que no tiene desperdicio, que incluyen caramelo per se, caramelo salado y toffee. La quemada no es tan uniforme y un retoque hace falta, pero todo tiene su precio y el Coyol me entrega un final mucho más complejo que los anteriores, donde la intensidad llega a media-alta y la fortaleza baja a media-baja, haciendo que cada calada se disfrute aún más. Me toma una hora y 35 minutos, que es más de lo que esperaba pero menos de lo que me daría un lancero normal, pero éste no es un lancero normal.
La consistencia de los sabores en el Coyol que fumé originalmente fue algo que me cautivó y realmente me abrió la mente a lo que podía ser un cigarro bueno que no era caro. No fue mi primera experiencia con una fumada así, pero simplemente me demostró que era posible en más de un blend. En el petit lancero no es tan consistente pero eso solo significa que es más variado, con mucha evolución y una fumada que, incluso con tantos años de guarda, al menos en esta vitola se comportó de maravilla y que demuestra todo lo que un lancero puede ser. Es una lástima que tantas marcas simplemente no lo hagan, pues la fumada con un año o con 10 años de guarda varía mucho más que en un cigarro con mayor cepo.

Ficha Técnica:
Fabricante: Raíces Cubanas
Marca: Alec Bradley
Modelo: Coyol
Dimensiones: 6½ x 41
Tamaño: Petit Lancero
Origen: Honduras
Capa: Honduras
Capote: Honduras, Nicaragua
Tripa: Honduras, Nicaragua
Precio: $9,00
Puntuación: 89
Un comentario en “Alec Bradley – Coyol (Petit Lancero)”