Venezuela no se arregló. Pero estamos consiguiendo muchas cosas que antes eran imposibles, incluso antes de estar en su peor momento. Las importaciones se están abriendo y mucha gente está trayendo lo que sabe que va a vender: whisky de blend, vodka y habanos. Pero también hay uno que otro atrevido que está trayendo otras cosas, como tabacos centroamericanos, ron dominicano y panameño, e incluso cigarros absolutamente desconocidos como este Yaya Cigars, cuyo nombre viene del idioma de los indígenas que habitaban la isla de La Española, que hoy en día es Haití y República Dominicana, aunque también fue llamada Quisqueya en algún momento. Ya-ya es el gran espíritu, el que da vida y el mayor de todos los «dioses». En honor a esos antepasados, Yaya Cigars hace este cigarro en tres vitolas: Churchill, toro y gordo.

El Bagua (que no sé qué significa) viene envuelto en una capa Habano ecuatoriana, con muchas venas y colores irregulares, sobre un capote que identifican como «semilla cubana» y tripa ligero, Olor dominicano y Cubano seco, que no me describen mucho pues «cubano» está identificado como un tipo de hoja y a menos que sea Habano, no tengo idea de cuál es. Por su parte, ligero es esencial, pero no hay identificación de origen, por lo que voy a asumir que todo es dominicano, que es el país de origen de este cigarro. Esta capa irregular y venosa tiene aromas agradables a pimienta, melaza, chocolate y un toque que parece como afrutado. En el pequeño pie se aprecian aromas a canela y chocolate. Finalmente lo pico y me encuentro con un pequeño problema: el tiro es bastante apretado incluso en frío, pero me permite apreciar aromas a nuez moscada, chicle bomba y un toque suave de pimienta.

Una vez encendido, el Bagua es igualmente apretado y este tema del tiro apretado se hace nota también en la quemada, pues es irregular y requiere retoques constantes a fin de mantener el anillo de construcción recto. Sin embargo, los sabores son abundantes y pegajosos, incluyendo café, madera y cuero viejo. A mediados del primer tercio el tiro se abre un poco más, aunque todavía califica de apretado y me deja apreciar canela, mientras que el retrogusto es de café en granos desde las primeras caladas. Por los temas de tiro el cigarro quema lento y si le doy caladas continuas para sacar más humo y sortear lo que sea que está apretando el tiro, el cigarro me pena dándome sabores amargos, así que mantengo la fumada tranquila y simplemente me dedico a lo que sea que estoy haciendo para acompañar el cigarro (viendo una película).

Con algo de paciencia y sin perder la concentración en el cigarro (y en la película), me toma alrededor de una hora y 15 minutos llega a la mitad del Bagua, en donde los sabores a canela y café son los principales del cigarro, pero también tienen una notable intensidad los sabores secundarios a cuero y pimienta, esta última en el sabor mas no en la sensación picante. El retrogusto es de almendras y café y aunque el tiro mejora considerablemente en el segundo tercio y superada la mitad, no está en el punto que consideraría agradable. Es posible que sea un tema de guarda, aunque el que me los obsequió quizá no los tenía guardados de la mejor manera, pero el intermediario los guardó una semana en un humidor. Pero sin duda deben tener mayor guarda.

Los problemas de quemado se mantienen en el último tercio, donde el tiro hace mella en la velocidad de combustión. Sin embargo, para lo pequeño del cepo (48) esperaría sabores más concentrados, que no están apareciendo. Puede que sea un simple tema de guarda o que simplemente el cigarro no tiene la mejor liga, pero se lo voy a atribuir a la guarda, pues el cigarro ciertamente tiene potencial. Los sabores en el último tercio son muy similares a los del segundo, con la posible pérdida de ese sabor a pimienta, por lo cual el cigarro pierde algo de fortaleza, pero en realidad durante toda la fumada estuvo entre suave y media. Dos horas y 15 minutos después, el Bagua llegó a su fin.
Es muy difícil juzgar con precisión un cigarro cuando no está en su mejor presentación. No me cabe duda que el Bagua puede ser un cigarro mejor si tiene un tiro más suelto y eso dice mucho de la guarda que se le dio. Quizá unos 10 a 15 días más de humidor hubiesen mejorado la experiencia notablemente, pero había un cierto aire de rapidez en la cata, o que la fumada hubiese sido con un toro en vez del Churchill, pero en cualquier caso son conjeturas. Algo que destacar es el hecho que el cigarro solamente lo hacen en gordo, Churchill y toro, es decir que dos de las tres vitolas son de gran cepo, por lo que me hace pensar que el cigarro está más pensado para un cepo grande y por ello creo que me llamaría más la atención probarlo en toro, que es una vitola mucho más amigable y una que disfruto más. Pero lo importante aquí es que estoy muy dispuesto a probarlo de nuevo, solo que lo conservaré más en el humidor.
