No porque me guste repetirme es que termino fumando el tipo de cigarros que no me gustan. Pero si has visitado este blog en repetidas ocasiones, sabes que las dimensiones de este cigarro no son las mejores, al menos para mí, para poder reseñarlo objetivamente. Si es la primera vez que vienes, pues eso; el cepo 60 no es el mejor para poder definir y probar bien los sabores que un cigarro ofrece, principalmente porque la vitola es para fumadas largas y relativamente suaves, o al menos más diluidas que en cigarros de cepo menor. Entonces, ¿qué hago fumando este? Pues es el que tengo y llegó como parte de un sampler de la marca que adquirí hace poco. Pese a un nombre tan poco imaginativo en una tabaco como Añejo, esta línea apenas si tiene 3 años en el portafolio de H. Upmann. Esta marca de Altadis ha gozado de movimiento casi constante en los últimos años y este es quizá el producto más reciente y en líneas generales casi todos sus productos me han gustado.

Más allá de que todas las hojas de un cigarro deben ser añejadas, las hojas de este Añejo tienen al menos 5 años de envejecimiento. El Añejo está disponible en tres vitolas: robusto 5 x 50, toro 6 x 54 y este gordo 6 x 60. Tiene una capa Habano ecuatoriana con aromas a tierra seca, madera vieja y una nota dulce que voy a decir que es melaza. En la tripa se sienten aromas cítricos y de tierra, mientras que luego de un corte con la doble hojilla, la calada en frío presenta notas de cáscara cítrica, más hacia una nota como de toronja y tierra seca, con no mucho más. Hablando de la liga, el capote es Broadleaf de Pennsylvania y la tripa tiene hojas de Nicaragua, Honduras y República Dominicana. Es fabricado en Honduras.

El Añejo comienza con una mezcla distinta y llamativa que incluye chocolate, pimienta roja, tierra seca y cáscara de toronja. Las notas de chocolate se colocan en el frente del cigarro desde las primeras caladas, mientras que las demás se sitúan en un espacio secundario. En el retrogusto esta pimienta sin duda que adquiere esa característica frutal de la de color rojo y aunque el tiro está ligeramente más apretado de lo que me gusta, pareciera que esto se debe más a que el cigarro está muy bien hecho, pues el humo es abundante en cada calada y la ceniza se forma muy bien gracias a un anillo de combustión verdaderamente decente. La fortaleza es media-baja, con una intensidad media.

En el segundo tercio las notas de chocolate reducen su intensidad y el protagonismo lo tienen esos sabores de cáscara de toronja, o pomelo como lo conocen en España, o grapefruit como lo llaman en inglés y muchos países de habla hispana usan ese último nombre para terminar llamándola greyfrú. Afortunadamente son los sabores cítricos de la toronja los que destacan y no el amargo por el que muchas veces es conocido y es equilibrado por los sabores de chocolate, tierra y pimienta. Luego de superar el punto medio son los sabores de tierra los que toman el protagonismo, por lo que pareciera que el Añejo le va dando la oportunidad a todos los sabores de destacarse. El retrogusto se hace ligeramente más fuerte, pero sigue siendo de un solo sabor, que es pimienta roja. La quemada sigue siendo ejemplar, aunque el anillo de combustión no es del todo recto, pero no requiere retoques. La intensidad es media y la fortaleza también.

Siguiendo la tendencia de darle la oportunidad a todos los sabores de ser principales, en el último tercio son los de tierra los que más se destacan, pero son los de pimienta y toronja los que se aprecian mejor entre los secundarios y los de chocolate diría que desaparecieron del todo, aunque se presentan de manera muy sutil en el retrogusto, que sigue siendo dominado por la pimienta, pero esta reduce su intensidad en el último tramo, lo cual se mantiene igual hasta que dejo al cigarro morir con dignidad luego de una hora y 55 minutos de haberlo encendido, con una intensidad media y una fortaleza similar. El anillo de combustión siguió desviándose, pero no recuerdo haberle dado un retoque continuo, sino más bien muy puntuales para corregir cualquier imperfección. La cantidad de humo siempre fue abundante pero controlable, gracias a que el tiro nunca se soltó de más.
Muy para mi sorpresa, la fortaleza e intensidad del Añejo fueron my respetables y aunque siento que pudo haber sido algo más de lo que fue, no estoy insatisfecho con la experiencia. Pareciera que la marca no se limitó a hacer la misma liga con un poco más de tabaco, sino que lo pensaron bien a la hora de hacer un cepo mayor. No se trata de una fumada compleja y por $8 por unidad no esperaría que lo fuera, pero sí fue un cigarro interesante al que no me costaba nada regresar a probar con regularidad. Precisamente, esa tendencia a media a suave de la primera mitad pueden no ser la ideal para muchos fumadores, especialmente los que eligen el cigarro por el color de la capa y esperan una fumada de fortaleza moderada. Pero entre los 6 x 60 que me han gustado, este Añejo se encuentra bien posicionado. Un dato interesante es que cuando leí Añejo en la anilla, lo primero que pensé era que se trataba de una capa madura, precisamente por estar añejada. Pero es de capa Habano y eso tiene propiedades y perfiles de sabores distintos, que al menos a mí me gustan mucho.
