Llegando a la recta final de los cigarros adquiridos en Santo Domingo, aunque la verdad es que quisiera volver pronto a renovar muchas de estas compras y ver otras cosas nuevas. En este caso, este Hoja del Sol lo adquirí en Cigar Market, aunque ya no recuerdo si fue recomendación del dueño o simple curiosidad de mi parte. El hecho es que Hoja del Sol es una marca perteneciente a un grupo de amigos que decidió aventurarse en el arte de hacer una marca para sí mismos y que luego vendieran. Las hojas de estos cigarros están añejadas un mínimo de dos año y las ligas están creadas por Víctor de la Cruz, quien tiene más de 40 años en el negocio, habiendo trabajado con Davidoff, AVO, entre otras. Cuando me refiero a «sus ligas» realmente hablo de una sola, esta llamada Tamboril en honor a la capital del tabaco dominicano, aunque este cigarro está disponible en dos vitolas: toro 6×52 y robusto 5×50.
En mis manos tengo el robusto, pues siempre he pensado que concentra mejor los sabores de un cigarro que un toro y, luego del corona, es la vitola ideal para catar un cigarro, o al menos eso pienso yo. El Tamboril es un cigarro con una capa San Andrés mexicana, muy rústica y con apariencia corrugada, imperfecta y hasta bastante artesanal. Esta capa tiene aromas a madera, cuero y muy suave de pimienta, mientras que en la tripa se aprecia cuero y paja. Luego de picarlo y recuperando mi guillotina de corte profundo en V, aprecio aromas de nueces, paja y sal. No la tenía perdida, sino que llevo algunos cigarros que no necesitaban ese corte, así que no la había usado.
El Tamboril enciende rápidamente y desde la primera calada comienza a desprender sabores agradables, aunque no muy fuertes, a dulce, paja, tierra seca y madera. Estos sabores no se sienten en ese orden ni en mayor intensidad, e incluso se sienten en caladas diferentes. El tiro es ligeramente precario, pero más que nada porque hay momentos en que es mejor que otros, particularmente si ejerzo cierta presión sobre la cabeza del cigarro. Normalmente no haría hincapié en este tema, pero en la página web de la marca ellos sí destacan que sus cigarros tienen «tiro perfecto debido a su meticulosa elaboración».
Queda claro que no todo el que escribe en una página web sobre tabaco sabe sobre tabacos, sobre todo porque en el mismo párrafo del tiro perfecto habla de los sabores «reto nasales». Pero yo dejo de lado mi faceta de redactor y sigo con las impresiones de la fumada. Precisamente, el retrogusto del Tamboril tiene sabores a nueces y cuero, mientras que los sabores que mencionaba al principio de la fumada se mantienen durante el resto del tercio, con la aparición de un sabor floral hacia el final de este primer tramo. Los temas del tiro se mantienen, pero van mejorando, como si al cigarro le hiciera falta entrar en calor para mejorar.
En el segundo tercio ese sabor floral se vuelve uno de los dominantes del segmento, pero también la pimienta toma una mayor presencia y pareciera que este tercio va a ser más fuerte y dominante que el anterior, en el que los sabores aunque presentes, no llegaron a fortalecer en gran parte al cigarro. También ese sabor dulce del tercio anterior se hace un poco más presente pero por los momentos no adquiere un matiz de un sabor en particular, sino que es más como un cóctel que tiene jarabe de goma, por lo que solamente se siente una sensación dulce. El sabor de madera del tercio anterior en este se siente más como de leña gracias a la aparición de un sabor como ahumado y tostado, que además le da un matiz también tostado a un sabor de café que aparece en este tercio.
Para la mitad del Tamboril ese sabor floral ya desapareció del todo pero ha sido sustituido por un sabor de nueces muy agradable, mientras que el resto de los sabores se mantiene, incluyendo el dulce, el de leña y el de café tostado, pero es el de café el que se ha colocado a la vanguardia de los sabores, mientras que la intensidad del cigarro, que estuvo fija en media durante la mitad previa, se coloca en media-baja a partir de ahora. El tiro ya mejoró y está casi perfecto, al igual que el anillo de combustión, que realmente nunca me ha dado problemas pero en este punto confirmo esa buena construcción.
Hacia el último tercio, el anillo de combustión varía un poco y el cigarro de hecho se me apaga solo una vez. Pero el humo y el tiro se comportan casi de maravilla siempre. Sin embargo, en cuanto a sabores es prácticamente una copia del segundo tercio, con la única salvedad que el sabor de leña nuevamente se convierte en un sabor a madera (sin quemar), aunque el sabor de café tostado se mantiene. Así, hasta contar 80 minutos de fumada, el cigarro lo dejo apagarse solo.
El Hoja del Sol Tamboril comenzó como un cigarro average, y aunque en la mitad de la fumada se destacó, esa destacada no duró mucho y para el último tercio se sentía casi como había empezado. Es una lástima porque de verdad tenía grandes esperanzas por el cigarro, pues la sencillez de su diseño me había llamado la atención desde el principio. Aunque hay sabores agradables y algunos dominantes, especialmente ese de café tostado que no deja de ser interesante y llamativo sobre todo para combinar con un buen ron, e incluso con un single malt, el hecho es que la intensidad del cigarro nunca alcanza un punto que pueda equipararse para ser combinado con estos destilados. En un punto probé combinarlo con Diplomatico Planas y el cigarro resultó completamente dominado, por lo que desistí. Pero para una fumada rápida y no muy fuerte, puede funcionar.