Viniendo de una reseña en la que digo que he perdido la fe en los cigarros de capa madura, es como irónico que mi siguiente reseña sea sobre otro cigarro con capa madurada. Una persona más realista me diría que deje de comprar cigarros con esta capa y que deje de reseñarlos, y esa persona tendría razón. Sin embargo, el cigarro anterior fue un regalo y este llegó como parte del paquete mensual de Cigar Hustler para enero de este año. El cigarro me causó una cierta confusión a la hora de publicarlo porque su marca original Casa Fernandez, cambió a Aganorsa Leaf y este cigarro técnicamente es de la nueva marca, pero la anilla se parece bastante a la antigua. Posiblemente regrese a mis publicaciones previas y les cambie el nombre, pero posiblemente no. Una de mis grandes dudas es si este cigarro sigue siendo hecho en Miami, y según el todopoderoso Google, sigue siendo así.

Durante muchos años Aganorsa era un nombre conocido solamente por quienes trabajaban en la industria del tabaco, siendo un conglomerado agricultor y uno de los mayores suplidores de tabaco en Nicaragua. La compañía es de Eduardo Fernandez, quien creó las marcas Casa Fernandez (originalmente producida en Honduras) y Casa Fernandez Miami (en USA). En 2012 su nombre cambió a Casa Fernandez Miami Aganorsa Leaf y desde hace unos años es solamente Aganorsa Leaf. El tabaco de este cigarro proviene de sus fincas, con excepción de la capa que es San Andrés madura, de México. Esa capa se nota bastante imperfecta y hasta fea, con algunos detalles, pero se encuentra bien puesta. Tiene aromas dulces, algo de tierra como principal y notas de madera vieja. En el pie se sienten notas de madera vieja, chocolate, vainilla, canela y pimienta, mientras que la calada en frío muestra café, vainilla y una nota considerable de pimienta.

Para ser bastante honesto, la intensidad y variedad de sabores desde las primeras caladas de este Aganorsa Leaf me hacen volver a considerar mi aversión reciente hacia los cigarros de capa madura. El cigarro comienza con una considerable intensidad de pimienta, pero no es lo único y desde las primeras caladas se aprecian manzanas horneadas, chocolate, cuero y pimienta, pero todos con una intensidad media-alta, con distintos matices y sabores adicionales que se aprecian en el aftertaste, e incluyen leña, crema y vainilla, e incluso algunas notas perfumadas como de lavanda, particularmente en el retrogusto. El anillo de combustión es un poco variable y en el primer tercio tengo que darle un par de retoques.

El anillo de combustión sigue siendo variable en el segundo tercio, lo que me obliga a tener el encendedor a la mano con cierta regularidad, e incluso molestarme porque no parecen resolver los problemas. Pero en términos de sabores el Aganorsa Leaf Maduro se siente más cremoso, con notas de café quemado y chocolate, pero quizá con menor intensidad que el tercio previo. Hay sabores de tierra mojada que se destacan bastante, alcanzando casi la misma intensidad de los más fuertes del cigarro, pero quizá esto se deba también a que en el retrogusto se percibe esa tierra. Superada la mitad del cigarro los sabores de tierra definitivamente están entre los principales y la intensidad sigue en media.

Ese sabor de tierra se vuelve a tierra mojada en el último tercio, lo que casualmente hace que el cigarro se sienta como más «mojado», o quizá es el hecho que le cuesta mantenerse encendido regularmente y eso afecta la quemada así como los sabores. Estos tienen a esa tierra mojada como principal, junto con la crema que ya había sentido y el café, pero incluye también una nota de pan tostado, cuero y la pimienta prácticamente desapareció. Al final, me toma una hora y cuarto llegar al final de este cigarro, que no quería terminar pues estaba en un ambiente muy agradable en casa de un amigo, pero ya él había terminado de fumar y estaba diciendo todo lo que tenía que hacer después. Tomé eso como indicación que debía buscar un nuevo destino.
Desde Casa Fernandez y ahora Aganorsa Leaf, la mayoría de sus productos han sido siempre un poco más costosos que otros, pero esta versión madura tiene un precio más amigable, o agresivo, o competitivo, dependiendo de cómo lo veas, y eso lo hace como un contendiente interesante a la hora de adquirir un 5-pack, algo que no me había pasado antes con cigarros de esta marca. Pero, habiendo probado los tres «entry level» de esta marca: Connecticut, Habano y Maduro, creo que me voy a inclinar por el Connecticut como el mejor, seguido de cerca por este, lo cual se aleja de mi tendencia a favorecer las capas habanos. El Maduro fue un cigarro que me sorprendió por su equilibro y matices, aunque sus temas de quemada tuvieron mucho que ver con la reducción de puntos, lo que afectó su evaluación final.
