Hace cosa de un año quise importar tabacos dominicanos a Venezuela, no necesariamente para venderlos, pero viendo que no iba a ir pronto por temas de la pandemia, sin duda me haría falta mi bulto anual de tabaco dominicano al que me he acostumbrado en los últimos tres años. Pero los impuestos y aranceles son altos y hay que pasar por muchísimas trabas allá y acá para hacerlos llegar, así como la ausencia de «puerta a puerta» entre los dos países y el hecho que las compañías de envíos permiten enviar muy poca cantidad a precios bastante elevados. Ultimadamente desistí, así que me tomó muy de sorpresa cuando ArizCigars me contactó para hacerme llegar unos cigarros de ZR Cigars como cortesía, pues sabe que mi relación con los dos dueños es bastante estrecha. ArizCigars me envió cuatro cigarros: un Baron Duluc y tres Lagarto, que próximamente reseñaré. Cómo llegaron a Venezuela ciertamente no es mi problema, pero sin duda que agradezco muchísimo que estén disponibles y que más venezolanos podamos probar los ZR Cigars.

El Baron Duluc es un cigarro de ellos que no había probado, por lo que rápidamente le escribí a Don Cándido para averiguar un poco sobre el producto. Al parecer Baron y Duluc son los dos segundos apellidos de los dueños de la marca, por lo que el cigarro es un cierta homenaje a sus madres o a sus antepasados en general. De acuerdo a la vitola la capa cambia, teniendo un robusto con capa San Andrés mexicana, otro robusto capa Habano y el belicoso es capa Connecticut ecuatoriana sobre capote nicaragüense y tripa dominicana tipo Criollo, Piloto y Olor. En la capa e ecuatoriana se destacan aromas cítricos, a fruta fermentada y cuero, mientras que en el pie se sienten notas de corcho, café, madera y pimienta en forma del puro aroma, no del picor. Finalmente lo pico con la doble hojilla y los aromas de la calada me dan notas de madera, granos de café, nuez moscada y esa misma sensación de fruta fermentada de la capa.

El Baron Duluc enciende de forma uniforma rápidamente, quemando muy parejo y a un ritmo ligeramente más lento de lo que espero, pero con notas destacadas de madera, nuez moscada y cítricos, con un retrogusto de nueces que me recuerda por un momento a la macadamia, pero no es constante en esa sensación y más o menos para el momento de la imagen se siente más como nueces en general, pero sin duda interesante y variado. Hay una ligera sensación picante en la lengua y los labios a mediados del primer tercio, pero esto no se traduce en la aparición de la pimienta como especia en el cigarro. El humo no es constante, quizá porque suelo hacerle cortes muy pequeños a los belicosos y torpedos, así que con todo el cuidado de no tumbar la ceniza, le hago un corte adicional y el humo comienza a fluir mejor, pero no del todo abundante.

Pero la ceniza se sostiene muy bien, sólida y casi inmóvil, que solamente se deja caer finalizando cada tercio, como dice en la teoría que un buen cigarro debe ser. El anillo de combustión es bastante recto y el cigarro se comporta de maravilla. El retrogusto es completamente ausente de pimienta o de sensación pimentosa, pero sí destaca café y madera, mientras que en el paladar se sienten notas de madera, nueces, nuez moscada y café tostado. El café tostado es como cuando vas a un lugar donde tuestan café, así que no es café quemado, como algunas personas podrían pensarlo. El Baron Duluc quema lentamente y confieso que el color de la capa me confundió al principio, pues es más oscura que un Connecticut tradicional, así que pensé que sería otra capa y, por ende, otro sabor. No obstante, en sabores e intensidad del cigarro es ligeramente más intenso que un Connecticut.

En el último tercio del Baron Duluc se sienten pequeñas imperfecciones en la perilla, como si esta estuviese despegándose, pero teniendo en cuenta que le di dos cortes en momentos diferentes, es consistente con el abuso que le he perpetrado. Los sabores son parecidos a los del tercio previo, aunque el de café tostado es mucho más fuerte y casi que se sienten notas de café espresso también, o al menos café en taza y no necesariamente en granos. El retrogusto sigue variado, ofreciendo notas de café, cuero y nuez moscada. Al cabo de una hora y 40 minutos, el Baron Duluc llegó a su fin.
El otro día alguien me dijo que lo que le gustaba de mis reseñas era que incluso al mejor cigarro le conseguía un defecto, pero que también al peor cigarro le conseguía un beneficio y, aunque ninguno de los dos extremos aplica aquí, la verdad es que el Baron Duluc me sorprendió muy gratamente, pero solo después de fumarlo, pues no leí bien las indicaciones de Don Cándido y por mi parte no le especifiqué la vitola del cigarro, por lo que antes de fumarlo pensé que era de capa San Andrés y por ende me pareció escaso de sabores, pero viendo que es un capa Connecticut, está bastante bueno. Sin embargo, la impresionante anilla con un león, el relieve y la variedad de colores no me parecen propios de un cigarro con capa Connecticut y creo que combinaría mucho mejor con los de capas más oscuras. En este me sentí un poco perdido por eso.
