El segundo de los cigarros que la marca Luis de Torres me ha permitido probar de su portafolio. Esta marca fue creada por dos franceses, con cigarros fabricados en República Dominicana y vendidos en ese país y en el estado americano de California. El 1493 promete ser ligeramente menos intenso que el 1498 que me fumé hace poco, aunque hay muy poco en la anilla y el color del cigarro que me lleve a esa conclusión. Sin embargo, la capa del 1493 es dominicana y no es San Andrés, que suele tener más sabor. El capote es de origen dominicano y la tripa es una combinación de cuatro hojas, de República Dominicana, Nicaragua, Colombia y USA (Pennsylvania Broadleaf).

Pero visualmente el 1493 no es tan llamativo como el 1498, quizá por un tema de contrastes. La capa del 1493 es más variada en sus colores y algunos de estos colores se ven muy parecidos a los de la anilla, lo que hace que no destaque tanto. Eso no es algo malo, pero si lo fuera con las primeras apreciaciones olfativas de la capa se me olvida por completo, pues destacan aromas cáscara de limón, pimienta, cuero y canela, siendo la cítrica bien inesperada y llamativa, tanto que desplazo el cigarro a todo lo largo y descubro que, en efecto, el aroma se encuentra generalizado por la capa. La tripa no me permite apreciar ese aroma cítrico, lo que ayuda a determinar precisamente que viene de la capa. En la tripa le siento pimienta y madera, mientras que la calada en frío presenta aromas de pimienta, cáscara de naranja esta vez y una nota dulce como de melaza.

El 1493 comienza con una cargada dosis de pimienta, algo poco dominicano en el sentido de esa intensidad, pero que luego se va develando como más propio de su origen gracias a notas de almendras, azúcar quemado y esa nota cítrica que sentí en frío, que se destaca más como una mermelada de naranja durante la fumada. Además es esa mermelada de naranja tradicional y hasta francesa, si se puede describir así, con sus notas amargas dominantes. Sin duda el cigarro se vuelve complejo desde el inicio y eso es un muy buen punto a su favor, aunque en el retrogusto se siente mucho más sencillo, destacando apenas caramelo y pimienta, y todavía no estoy seguro de qué tan positivo sea eso, pues si bien concentra mi atención en los sabores que siento en el paladar, también esperaría una complejidad equivalente por la nariz.

Comúnmente, a la hora de fumar, es normal sentir alguna transición de sabores y ese es el indicativo de que estás pasando de un tercio al siguiente; o al menos es lo que el master blender trata de lograr. Pero en el 1493 esa transición no se siente tanto en sabores sino más bien en la quemada, pues más o menos en la frontera entre los segmentos el humo casi desaparece y pasa de ser denso a ser muy débil, y nuevamente a ser denso. Los sabores luego hacen una transición también, desapareciendo casi por completo el sabor de pimienta, estando presenta cas exclusivamente en el retrogusto. Afortunadamente el sabor de mermelada de naranja sigue presente, incluso con su nota amarga, pero al cigarro le acompañan notas más variadas que destacan sabores dulces (canela y caramelo) y saladas (almendras saladas). Más adelante dentro del tercio pero antes de la mitad el humo vuelve a la densidad habitual y el cigarro sigue quemando bastante bien.

El último tercio es muy parecido al segundo, aunque se siente más como si el 1493 fuese reduciendo sus sabores desde el segundo tercio hasta el último, pues casi todos los sabores del tercio anterior se encuentran en este, pero en menos intensidad. La pimienta casi ha desaparecido por completo, incluso en el retrogusto, los sabores de naranja ya no se sienten pero sigue la nota amarga y el único sabor nuevo es el de almendras, que ya no se siente como si fuesen saladas, sino más como tostadas y sin sabor adicional. El cigarro mantiene estas propiedades de ir desapareciendo los sabores junto con la intensidad, que comenzó en media-baja, llegó a subir hasta media-alta y se ubica en media al final. Luego de dos horas de fumada, este 1493 llega a su fin.
Visualmente el 1498 me llamó mucho más la atención que el 1493, pero una vez encendido este 1493 demostró tener un sabor mucho más complejo y llamativo que los otros de la marca. Afortunadamente no me dieron uno de cada uno y he tenido la oportunidad de comparar un cigarro con otro a fin de asegurarme que demuestren consistencia y esta reseña, al igual que casi todas, es producto del promedio de ambas experiencias. No obstante, es el 1493 mi preferido hasta el momento, aunque si fuese parte de la empresa recomendaría un cambio de anilla o el uso de algún color que le permita destacar más. Aparte de eso, ha sido una grata experiencia.
