En 2016 la gente de Tatuaje lanzó un super producto: una caja de 100 cigarros que incluía 10 paquetes de una decena de cigarros de la línea Selección Cazador con capa Connecticut Broadleaf, llamada Tatuaje Reserva Broadleaf Collection. La caja tenía un precio «conservador» de $1200 y fueron fabricados por My Father Cigars, como todos los de la marca. En febrero de 2020 un seguidor me hizo llegar un pequeño paquete de tabacos que le gustaría que probara, en donde estaba incluido este cigarro. La caja original incluía cigarros de distintas vitolas y la que tengo en mis manos es la llamada K222 que mide 5,875 x 52.

La gran mayoría de cigarros de capa Broadleaf que he visto tienden a ser bastante imperfectos, corrugados y casi que mate en la superficie, por lo que me llama bastante la atención la capa de este Tatuaje, pues aunque imperfecta y nada lisa, tiene una marcada oleosidad muy llamativa. La capa tiene aromas de establo, tierra mojada, paja, madera vieja y cuero, mientras que la calada en frío presenta notas bastante sutiles de chocolate junto con cuero, pimienta y frutos secos. El tiro en frío se siente ligeramente apretado, pero he llegado a la conclusión que se trata de un estilo de My Father, pues en frío la mayoría de ellos son así.

No es de extrañar que el cigarro comience al mismo estilo de My Father, con una fuerte dosis de pimienta, pero sí llama la atención que esa dosis es de muy corta duración y al cabo de las primeras caladas la pimienta no es uno de los sabores más dominantes del tercio, en donde se destaca más el cuero, café, tierra pero con pimienta de fondo. El retrogusto sí destaca la pimienta, pero el café está casi al mismo nivel, mientras que el anillo de combustión se comporta muy bien y el tiro definitivamente es más como quisiera. Lo que he venido a conocer como el ‘room note’ o los aromas que desprende el cigarro y se aprecian alrededor de la fumada pero no en la boca, son bastante agradables y fumar el cigarro se vuelve una grata experiencia.

Otra cosa que tiende a caracterizar a los cigarros de capa Broadleaf es que suelen ser fumadas intensas, pero nuevamente el Reserva Broadleaf parece no ser el típico Broadleaf. La pimienta se vuelve dominante en el segundo tercio, aunque más de aroma que de intensidad picante en boca, seguida en orden de intensidad por cuero, tierra y café, lo cual es un reto porque estaba apreciando los distintos matices del sabor de café, pero en este tercio están muy por debajo del resto. El anillo de combustión también cambia un poco en este tercio, haciendo que la quemada comience a variar un tanto y con ella el resto de los temas técnicos, aunque nada que me cause preocupación. En realidad se comporta bastante bien el cigarro y es el único detalle que le encuentro.

Los sabores que existen en el cigarro se pelean el liderato de intensidad en el último tercio, aunque eso afecta solo la cantidad de sabor y no la fuerza del cigarro, que sigue quemando ligeramente desviado pero nunca problemático. La pimienta, cuero y tierra siguen siendo los sabores principales y es el sabor a café el que parece desvanecerse un poco en este segmento. Para ser un cigarro de cepo 52, la verdad es que durante toda la fumada se sintió como mucho más corpulento, quizá por esas mismas imperfecciones de la capa y la cantidad de humo, pero al cabo de dos horas, el Reserva Broadleaf llegó a su fin.
Tatuaje es una de esas marcas que rara vez me han dejado mal, por no decir ninguna. Sus productos «caros» son excelentes, pero los baratos también, y todos destacan fuertes sabores. El Tatuaje Reserva Broadleaf es diferente en varios aspectos, porque aunque comienza con una cierta intensidad, no termina tan fuerte; igualmente, es una capa Broadleaf y no es una bomba de sabores, como suele ser el caso. Pero en estas diferencias sigue siendo un cigarro muy bueno de la marca y uno que con gusto volvería a fumar o incluso probar otros de esta super caja.
