El segundo producto de Liga Exclusiva, o al menos el segundo que pruebo, es este Pico Bolívar, un robusto largo que más bien llamaría un toro en medidas de 5,5 pulgadas de largo con un cepo 54. Este fue uno de dos cigarros de la marca que me obsequió Carlos Perez, uno de los dueños de esta pequeña marca oriunda de Maracay, en el estado Aragua de Venezuela. El Pico Bolívar tiene una capa Habano ecuatoriana sobre capote de Nicaragua y tripa venezolana, siendo esto último una tendencia de la marca que quiere involucrar el tabaco venezolano en los grandes sabores de sus productos, cosa que aprecio y que creo están haciendo muy bien.

El Pico Bolivar se ve bastante bien, con colores uniformes, una capa lisa, bien empacado y con el peso adecuado. Incluso se ve en el pie que está perfectamente compactado, con aromas muy típicos en la capa del tipo Habano: cuero y madera, pero también una nota cítrica interesante. El pie desprende aromas a madera y nueces, que no son tan típicos del tabaco venezolano, sino que realmente me dan más curiosidad por esa tripa. Finalmente, lo pico con la doble hojilla y la calada en frío me presenta aromas interesantes a fruta fermentada, melaza, madera y algo que solo puedo describir como turba, que vendría siendo una combinación de tierra con vegetal. El tiro en frío se siente muy bien, así que procedo a encender el cigarro lo antes posible.

El Pico Bolivar enciende de manera uniforme, con un humo abundante, denso y rico, una quemada recta que denota una construcción perfecta. Sus sabores son de madera, cítrico y nueces, en donde además aparece un leve sabor a cuero a partir de la mitad de este primer segmento, con un retrogusto de madera y cítricos. La fortaleza del cigarro está entre suave y media, pero los sabores entre medios y medio-altos, por lo que sin querer queriendo le doy caladas más continuas y, aunque el cigarro se comporta bastante bien en construcción, me regaña si le doy muy seguido, calentándose y dándome sabores amargos. Esto no es un defecto, sino una consecuencia de fumar el cigarro muy rápido.

Para el segundo tercio el Pico Bolívar cambia ligeramente, suplantando sus sabores medio-altos y colocándolos en medios, mientras que su fortaleza se mantiene más o menos igual. Las notas cítricas se van reduciendo a lo largo de la primera mitad del tercio para desaparecer por completo superada la mitad del cigarro, dejándome con notas de madera y nueces, pero una sensación ligeramente más dulce y no mucho más. Afortunadamente en humo y densidad de este sigue con la misma nota rica y abundante, aunque el anillo de combustión presenta una ligera tendencia a desviarse, pero nada que pueda ser considerado preocupante, por lo que no requiere retoques.

El último tercio del Pico Bolívar es exactamente igual al segundo, con la posible excepción de las notas dulces, por lo que se siente ligeramente más seco y el humo es menos denso. Esto hace que el final de la fumada no sea tan agradable como el principio, pero para este punto que el cigarro te ha otorgado una fumada interesante y medianamente compleja, sin destacar ni molestar en términos de sabor y con una quemada excepcional, se siente que los últimos 95 minutos han pasado con relativa rapidez, principalmente porque fueron agradables y porque el cigarro mantuvo tanto los sabores como la intensidad en un terreno conocido, sin arriesgar pero también sin molestar.
Entre los cigarros tradicionalmente venezolanos es muy común encontrarse con sabores y fortalezas de intensidad media-baja que, por un lado no molestan ni atacan los sentidos en la fumada, pero por el otro no sorprenden. El Pico Bolívar parece alcanzar ese equilibrio en fortaleza, no llegando a ser fuerte en ningún momento, pero sí sorprende porque afortunadamente el uso de capote nicaragüense y capa Habano (cuyo origen desconozco) le dan una dimensión de sabores que es algo más que ese típico cigarro venezolano y por ello agradezco la oportunidad de haber fumado un buen cigarro hecho en Venezuela, cosa que no es del todo común últimamente.
