Mi segunda experiencia con Linga Cigars espero que sea mejor que la primera. Aunque sería injusto decir que la primera no fue buena, solo que esperaba algo más. Pero mientras que la experiencia anterior rinde tributo a quienes hacen el tabaco, en ese caso el bunchero, este cigarro está dedicado a la hija del dueño de la marca, por lo que parece ser un proyecto mucho más personal. Al igual que sucede con el resto de los productos de la marca, existe cero información sobre el cigarro y aunque tiene la palabra Perfecto en su nombre, en realidad se trata de un toro. La única información que he encontrado viene de Privada Cigar Club, que lo vende y pone que tiene una capa brasileña y que su vitola es perfecto 5×50. Pero veamos qué es lo que muestra el Lulú Perfecto encendido y cómo contrasta con lo que no muestra en redes.

Por lo pronto el Lulú Perfecto se siente muy bien construido, aunque su capa es bastante irregular y hay secciones en que pareciera estar algo separada del resto del cigarro, pero nada preocupante a decir verdad. La capa es opaca y áspera, con aromas a bosta, barro, madera mojada y una cierta nota cítrica interesante aunque no abundante. En el pie se aprecian notas distintas, que incluyen canela, una nota tostada y floral. Esta nota floral también se aprecia en la calada en frío y es la primera muestra de continuidad de una sección a la otra, al menos en aromas. Le acompaña una nota de madera, aunque esta es distinta a la que aprecié en el pie.

El tiro del Lulú Perfecto es bastante suelto, al igual que con el otro producto de la marca, así que pareciera que es su estilo. La sensación picante es leve, pero no está ausente pero darle caladas repetidas no la aumenta, más bien hace que el cigarro se sienta un toque amargo, así que rápidamente lo detengo y sigo fumando el cigarro con una pausa casi irreconocible. La verdad es que es un cigarro bastante cremoso y esa sensación de crema es la principal en la fumada, seguida de madera mojada, esa sensación de pimienta suave, cítrico y a lo largo del tercio van apareciendo pequeños toques de chocolate con leche. En el retrogusto hay sensaciones herbáceas, de canela y de esa misma pimienta suave. No obstante, la intensidad de los sabores es media-baja, incluso con ese añadido de pimienta mientras que la fortaleza es baja. Buena construcción que se ve en esa ceniza, con un anillo de combustión relativamente recto.

El segundo tercio es similar al primero, aunque menos picante, menos achocolatado pero más especiado, con notas de nuez moscada y canela que se hacen parte de cada calada. Más o menos para la mitad del Lulú Perfecto aparecen notas más dulces que me recuerdan al marshmallow, sobre todo cuando este se pone sobre una fogata y se te pasa el tiempo, por lo que toma un toque amargo pero a la vez más cremoso de lo que era hasta el momento. El retrogusto también se hace algo más interesante después de la mitad, pues aparecen notas de mazapán que envuelven al cigarro en una sensación dulce y especiada muy agradable y casi navideña. La intensidad y la fortaleza siguen más o menos iguales, con un buen anillo de combustión aunque una ceniza que ya no se sostiene tanto.

En casi todos los sentidos, el último tercio es una copia del segundo, destacando apenas una mayor participación del chocolate en el paladar y una sensación más picante en el retrogusto. A medida que esto va sucediendo, el cigarro se va haciendo más esponjoso y el tiro, que estuvo considerablemente suelto durante la mayor parte del cigarro, se aprieta un poco. Pero mientras que antes estaba más hacia suelto, ahora está más hacia apretado y no ha habido un in-between que lo haga ideal. Afortunadamente ha quemado parejo y eso le ha dado puntos, si bien no ha sido una fumada sabrosa per se. En total y con ese tiro, en cuestión de una hora y 10 minutos finalizó el Lulú Perfecto, sin calentarse de más, pese a su esponjosidad.
Aunque mucho diga que un cigarro me genere o no expectativas, es difícil que esto no ocurra. Por más que sea, el diseño de una anilla, los colores de la capa, el nombre de un cigarro y un poco sobre su historia siempre va a generar una expectativa. En el caso de este Lulú Perfecto, la expectativa era realmente mayor a lo que recibí, pero no por ello te puedo decir que es un mal cigarro. Tiene sus detalles, tiene sus virtudes y una que otra cosa que me gustó, pero no es un cigarro que recomendaría, incluso si los dominicanos son los que más te gustan o si tienes una curiosidad por ellos.
