A diferencia de muchas marcas que trazan sus orígenes a la Cuba previa al castrismo, San Cristobal es quizá una de las menos obvias, principalmente porque desecharon el ‘de la Habana’ que era parte del nombre original, aunque como muchas otras esta no fue creada por los mismos dueños de la original, sino que simplemente le pusieron un nombre que la gente conocía. No obstante, esta marca y la original cubana tienen poco o nada que ver. San Cristobal, la de esta reseña, es una marca de Ashton Cigars, cuyos productos son hechos en Nicaragua por My Father Cigars. Tienen un cigarro llamado Revelation, que me gusta bastante y muy para mi sorpresa, era el único de la marca que había probado. Quintessence es el quinto producto de la marca y por ello su nombre, lanzado en 2016 e igualmente fabricado por My Father, en donde también hacen los productos de La Aroma de Cuba.

El blend del Quintessence no es muy imaginativo, pero en papel no necesita serlo. Tiene una capa Habano ecuatoriana sobre capote y tripa nicaragüenses. Como es de esperar, se ve y se siente muy bien torcido, con un tono hacia claro pero con múltiples venas a todo lo largo. Me sorprende que la capa se siente bastante delgada, pero solo espero que no vaya a dar problemas por eso. Los aromas se sienten relacionados con la repostería o al menos la panadería, con notas que me recuerdan a masa madre y harina, pero también hay notas en el pie de cítrico como mandarina y salsa picante tipo Sriracha. Pero la calada en frío presenta aromas completamente distintos, que incluyen mantequilla de maní, cacao en polvo, nuez moscada y pimienta. Esa pimienta es bastante leve, así que no sé si sea un preludio a la fumada.

Sin lugar a dudas esa levedad de la pimienta no significaba mucho para la fumada, pues es el primer sabor que me recibe y su intensidad me saca lágrimas. Pero rápidamente aparecen otros sabores, afortunadamente e incluyen nuevamente la masa de pan, madera seca y algunas notas dulces como de higo en conserva. Es común querer darle caladas seguidas al cigarro, especialmente en su primer tercio, pero el Quintessence rápidamente deja claro que es contraproducente y prácticamente entro en un ritmo pausado desde el primer segmento de la fumada. Esta nota dulce de higos se siente más cremosa a lo largo del tercio y la madera seca pareciera coger combustión a los pocos minutos. El pan se siente más dulce cuando llego casi al final del tercio y es como esta sección viene cerrando, con una intensidad y fortaleza media-alta, quemando muy bien con una ceniza bien situada y un tiro ligeramente apretado.

La pimienta se suaviza en esa frontera entre primero y segundo tercio, pero a los pocos minutos de comenzar lo que viene siendo la segunda sección, regresa con furia e intensidad. Los sabores en este tercio no son del todo agradables, especialmente porque el cigarro adquiere una propiedad cremosa, lo cual no es malo, pero esa propiedad se vuelve casi láctea de a momentos y va derivando en sensaciones más intensas que lo hacen casi ácido. Pero las notas de pimienta equilibran este aversión al ácido y, aunque esto simplifica la experiencia, al menos no es desagradable. También pasa que la quemada se hace algo más lenta y la ceniza se niega a mantenerse sobre el cigarro y buscando la ocasión ideal para hacer la foto en este tercio, la misma nunca llega y me quedo con la imagen de arriba. La intensidad aumenta ligeramente pero al fortaleza se mantiene igual.

El último tercio vuelve a ser más interesante, más al estilo del primero y no tanto como el segundo, con una cantidad más considerada de pimienta, menos abrumadora. También hay notas de cotufas (palomitas de maíz), dulce como de un bourbon y tiza que elimina la sensación cremosa y hace a los sabores más secos y rígidos. Con estas notas cierra la fumada, con una quemada muy uniforme pero una combustión no tan buena, lo que hace necesario darle un par de retoques para mantenerlo encendido y no tanto para corregir la quemada. La intensidad se reduce hasta media, al igual que la fortaleza en esta última sección, para darme una fumada de una hora y 40 minutos, lo cual no está nada mal para un robusto extra de 5,5 pulgadas por 50.
Con excepción del Revelation, en realidad no había fumado otro San Cristobal nicaragüense. Esto es porque el Revelation me pareció muy bueno pero también porque pareciera que hay poca producción del resto de las líneas o al menos Ashton pareciera invertir mucho más en el Revelation y tiene sentido porque es un muy buen cigarro. No obstante, el Quintessence, aunque no tan bueno, sigue siendo una excelente opción y una que voy a buscar más cuando aparezcan ofertas. El perfil puede ser un poco más brusco, porque fuerte no es la palabra, que otros especialmente de My Father pero una opción que rápidamente pondría entre mis regulares, incluso con ese segundo tercio tan raro que estoy seguro es un tema irregular en este cigarro.
