Alguien me dijo una vez que si crees que la educación es cara, prueba con la ignorancia. En mi experiencia, la ignorancia es más cara aún, y en el caso de este cigarro, lo comprobé. Si hubiese estudiado un poco más sobre tabaco y sobre el nombre Lars Tetens antes de adquirir este cigarro, me habría ahorrado bastante, incluyendo el precio del cigarro. Para alguien que no tiene tanto tiempo fumando o alguien que no ha leído mucho al respecto, Lars Tetens es un nombre con poca relevancia, pero mientras revisaba un poco para hacer esta reseña me topé con el website de Lars Tetens, llamado larstetens.com. Ello me descubrió que es un hombre con un ego de alturas estratosféricas, quien dice haber sido el creador de una innumerable variedad de tendencias en el mundo de la moda, cocina, alimentación, confecciones, artículos de lujo, ciencia y tecnología. Además, dice, cuenta con millones de admiradores y siempre ha estado en la vanguardia de la vida. La verdad es que no me molesté en comprobar nada de eso, pero lo que sí es cierto es que Tetens fue uno de los precursores del tabaco saborizado a principios de los años 80 y esa es la relevancia que tiene para esta reseña y, de haber sabido eso, me hubiese ahorrado el cigarro.

Pero el ego de Tetens no se limita a su página web. La marca lleva su nombre y tiene no menos de siete líneas distintas, en las que todas las anillas llevan fotos de él en distintos puntos de su vida. Sin embargo, una de las razones por las que podremos no haber oído de Lars Tetens es que fue hasta principios de la década de 2000 que su nombre tuvo alguna relevancia y durante los siguientes 20 años su nombre quedó más o menos en la historia. Pero en 2019 logró una alianza con Alan Rubin de Alec Bradley Cigars para distribuir sus productos y es así como llegó a mis manos… bueno, y que mi distribuidor ha tenido una campaña bien agresiva con los precios, así que decidí probarlos. Para empezar, no empezamos bien porque nada en la anilla ni en la descripción del producto lo marca como un cigarro saborizado, salvo el hecho que no identifica ninguna de las hojas y que son marcadas como «condicionadas», aunque ya he aprendido a obviar cuando dicen saborizadas o infusionadas, pues condicionadas no me daba nada. Pero para ser saborizado, en frío el cigarro no tiene aromas de un cigarro saborizado/infusionado, con toques de paja mojada en la capa y algo que se asemeja a frutos secos. En el pie se siente un poco más falso, con notas intensas de frutos secos, frutos rojos y lo que puedo definir como pasta de almendras. Finalmente lo pico y la calada en frío presenta más o menos los mismos toques de la tripa, pero con un añadido de chocolate.

Pero pese a nombre, el Steam Punk comienza muy ligero y con notas de paja mojada, pan y almendras, que son tres sabores típicos del tabaco y que no necesariamente se siente como un cigarro saborizado. No tarda mucho en aparecer una esencia de sabores que no son los propios y que solo puedo identificar como si tomaras una rama de incienso indio y lo sumergieras en un tarro de Nutella. Precisamente, tiene sabores dulces, pero estos se sienten perfumados, como si comiera un caramelo de colonia. A lo largo del tercio no aparecen nuevos sabores, pero el cigarro afortunadamente va quemando bien, con una intensidad media y fortaleza baja.

No me queda claro si este cigarro tiene tripa corta o tripa larga, pero por las dimensiones diría que es tripa larga. Hasta donde tengo entendido, no es fácil hacer cigarros de estas dimensiones en tripa corta y en realidad no me quedan trocitos de tabaco en cada calada. Sí me impresiona que la página del distribuidor y cualquier información al respecto lo marca como un cigarro de fortaleza media, cuando incluso bien adentrado en el segundo tercio se sigue sintiendo como algo muy suave. No hay sabores nuevos pero confieso que para ser un cigarro saborizado, no hay una gran influencia de ellos. No obstante, para ser un cigarro de tripa larga, tiene muy poca evolución y tanto intensidad como fortaleza se mantienen igual.

En el último tercio el único cambio significativo es que se ha hecho un tanto más picante y esto puede ser porque se han concentrado los sabores al final, que es nuevamente una tendencia de cigarros no saborizados. En los ACID, por ejemplo, me pasaba que la intensidad era casi la misma durante toda la fumada. En realidad es algo que estoy detallando, porque hay muy poco que destacar del cigarro más allá de eso y me pica un poco que durante una hora y 20 minutos no haya podido especificar mucho más. Los sabores «condicionados» del cigarro realmente son dominantes y tienden a cubrir cualquier matiz del tabaco, con una intensidad media-baja y una fortaleza baja. Al cabo de ese tiempo y feliz de haberlo cumplido y llegado al final del Steam Punk, lo dejo a un lado.
Respeto a la gente que le gustan los cigarros saborizados, pues ciertamente hay que tener paladar para ellos. Es como la gente a quien le gusta la comida muy picante, no es algo que te puedes tomar a la ligera, sino que tienes que estar comprometido con ello. No obstante, dada mi experiencia con los ACID, debo decir que el Steam Punk no es tan saborizado y he leído que es el menos saborizado de la marca de Lars Tetens. El problema es que el saborizado bajo no se traduce en una mayor influencia de sabores propios del tabaco, sino que simplemente oculta todo lo demás. Me hubiese gustado más sentir esos sabores de tabaco, pero en realidad me hubiese gustado más cualquier cosa que un tabaco saborizado. Definitivamente no repito, pero no es un cigarro para darle una mala puntuación, pues claramente es saborizado y fui yo quien no lo identificó. Sin embargo, dado que no voy a evaluar la calidad de los sabores imbuidos en el cigarro, me abstengo de darle puntuación.
