Tiago – Clásico

Muchas veces me enorgullezco porque cada año pruebo cigarros nuevos o marcas nuevas, algunas de las cuales nunca había oído antes. Sin embargo, creo que esta es la primera vez que pruebo un cigarro que cambia de marca mientras lo estoy fumando. Casualmente, el mismo día que decidí encenderlo descubrí una noticia de que la marca iba a cambiar de nombre. Efectivamente, la anilla del cigarro dice Pichardo, nombre que recibía por Eradio Pichardo, quien era parte de ACE Prime Cigars y el productor original del cigarro, junto con Luciano Cigars. Pero durante este 2023 las empresas decidieron separarse y Pichardo ya no forma parte de esta nueva división. Por ello, el nuevo nombre responde a Tiago Splitter, co-fundador y vicepresidente de la empresa. Curiosamente, Splitter fue jugador de la NBA entre 2010 y 2017.

En el caso más específico del cigarro se trata de una producción regular con capa Sumatra ecuatoriana, con capote y tripa de Nicaragua. Esa capa Sumatra tiene aromas a canela y tierra, mientras que en el pie se aprecian establo y un cereal que siento que es avena. Lo pico con la doble hojilla y me llama la atención que la cabeza del cigarro tiene una curva irregular, aunque eso no evita que el corte sea preciso… es más como si fuera ligeramente puntiagudo. La calada en frío presenta aromas de tierra, madera balsa, pimienta y ese cereal que definitivamente es avena, al menos en este punto.

Desde las primeras caladas la pimienta tan típica de los tabacos nicaragüenses se hace presente y por un momento dudo si este va a ser otro cigarro nicaragüense que comienza únicamente picante y es así durante casi toda la fumada. El hecho que el Pichardo/Tiago Clásico sea un cigarro de precio moderado (menos de $10 por unidad) me hace dudar esa calidad aún más. Pero a lo largo del primer tercio también hay sabores de miel, cuero y merey, mientras que en el retrogusto la nota picante no es tan fuerte y está combinada con notas de cerezas maraschino. También me llama la atención que el anillo de combustión es bastante recto y la ceniza larga y compacta. Tantos aspectos positivos de la fumada me hacen pensar si se mantendrá así. La fortaleza es media, con una intensidad media-alta.

En el segundo tercio los sabores siguen esta misma tendencia y parecen cambiar muy poco, con excepción de una nota cítrica, especialmente en el retrogusto, mientras que en el paladar se siente algo más aproximado a pulpa de naranja. Luego del punto medio estos sabores cítricos desaparecen, pero son reemplazados por notas de pan y pretzel y en el retrogusto tiene una nota de chocolate bien interesante. La ceniza sigue siendo sólida y llamativo cómo se mantiene, mientras que la intensidad se mantiene en media-alta, con la fortaleza en media. Realmente no hay mucho que me haga dudar de la calidad del Clásico de Tiago hasta este punto.

En el último tercio el cigarro finalmente muestra sus defectos, pero estos no son muchos, para ser honesto. Las notas cítricas de inicios del tercio anterior parecieran regresar, pero se sienten algo más ácidas, lo cual no es realmente agradable. Pero afortunadamente no duran mucho y son reemplazadas por esas notas de miel del primer tercio, mientras que el chocolate desaparece del retrogusto y este muestra la pimienta que siempre ha estado ahí junto con notas de madera de roble. La intensidad llega a alta en este último tercio y aunque esa intensidad incluye las notas no tan agradables, en realidad incluye a todo el cigarro y eso no me queda más que apreciarlo, especialmente porque la fortaleza se mantiene en media. Luego de una hora y 50 minutos, este Pichardo/Tiago llega a su fin.

Ciertamente la experiencia con este Pichardo/Tiago pinta de dos estilos muy distintos. Por un lado, antes de encenderlo tiene una apariencia «barata» porque la anilla no me dice mucho, y el precio me dice mucho menos. El hecho que se venda en bundles no ayuda tampoco. Pero una vez encendido se siente como un cigarro más caro, uno que no se vende en bundle y uno que podría, incluso, tener una anilla más llamativa y un precio mayor. Es uno de esos ejemplos de por qué no debes juzgar un libro por su portada o un vino por su etiqueta. La capa Sumatra le añade un buen carácter al cigarro pero el hecho que sea de una marca que, para bien o para mal está evolucionando y cambiando, el que no le hayan cambiado la liga indica que saben que tienen un buen producto y han elegido mantener el precio, incluso si implica un cambio en toda su imagen. Sin duda, hay que aprovechar.

Publicado por diego440

Publicista, redactor y hasta director de arte. Siempre escritor, por eso ahora generando contenidos en digital.

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