Southern Draw – Jacobs Ladder

Una vez más que celebré el Lunes de Lancero y esta vez fue nuevamente con un Southern Draw, aunque esta vez es un lancero de verdad. Esta vitola fue lanzada en 2018 como creación única para un evento caritativo. Al poco tiempo de ese lanzamiento se agotó y no fue sino hasta 2021 que volvieron a sacarlo en producción regular, aunque limitada… o al menos hoy en día no lo puedo encontrar en la página donde lo conseguí originalmente. Hasta el momento existen tres versiones del lancero de este Jacobs Ladder o al menos ha sido hecho en tres sesiones, de las cuales el que tengo en mis manos es la más reciente. Estuvo la original, luego una en que el cigarro además de lancero era box-pressed y finalmente esta. Todas con la misma liga, por supuesto, que incluye una capa Pennsylvania Broadleaf americana sobre capote maduro ecuatoriano y tripa nicaragüense, y como siempre es fabricado por AJ Fernandez.

Para bien o para mal, el Jacobs Ladder viene envuelto en esta lámina de cedro que cubre la mitad del cigarro y desde que hice mi curso de Habanos Sr. descubrí lo interesante que puede ser encender el cigarro sin quitarla de él, aunque siempre vienen con un teipe que obligatoriamente hay que quitar. Pero para sentir los aromas de esta capa también hay que quitarlo, así que la operación se complica un poco, sin duda. Aunque la capa es bastante oscura y es Broadleaf, sorprende lo lisa que se siente, sin secciones que sean abombadas o protuberantes. Los aromas de la capa son de tierra seca, bosta, madera de cedro (por algo será) y almendras, mientras que la calada en frío tiene más cedro, cuero, nueces, tierra y pasas. No se pueden sentir los aromas de la tripa porque el pie es cubierto por la capa.

Desde las primeras caladas el Jacobs Ladder está dominado por sabores de tierra seca y cedro, las cuales prácticamente cubren los sabores secundarios, que apenas si dejan apreciar cuero y nibs de cacao, aunque el retrogusto sí se siente fuerte porque es pimienta pura y un toque más suave de cerezas maraschino. El tiro es ideal, produciendo humo abundante y una ceniza que si bien se mantiene sobre el cigarro, sus dimensiones me hacen tenerlo regularmente en el cenicero a fin de no hacer un desastre. La intensidad es media-alta, con una fortaleza media, al menos en esta primera sección.

En el segundo tercio la misma combinación de tierra y cedro forma el sabor dominante, mientras que las notas de establo, cuero y chocolate llevan la marca de secundarios. No obstante, estos secundarios no son tan sutiles como en el tercio anterior, aunque tampoco llegan a la intensidad de los principales. El retrogusto se mantiene igual, aunque cuando supero la mitad del cigarro, esa pimienta que estaba tan participativa en él se une a los sabores del paladar también. En cuanto a su construcción, sigue siendo impresionante la consistencia, con una tendencia a mantener una columna respetable de ceniza, que para un lancero no es cosa fácil y el humo es abundante en cada calada, al punto que puedo hasta hacer aritos con él. La fortaleza aumenta un toque, pero sigue siendo media, con una intensidad media-alta.

No hay mucho que destacar del último tercio, en gran parte porque la pimienta aumenta considerablemente y su intensidad opaca el resto de los sabores. Los sabores de cedro y tierra siguen siendo dominantes, pero también aparecen algunos sabores secundarios como cuero, clavo, maní y una nota ligeramente herbácea, que si bien podría ser interesante y darle una complejidad necesaria, la pimienta domina mucho la fumada y eso obliga a dejar largo rato entre una calada y la siguiente, lo que hace que el cigarro pierda combustión y el tiempo que paso tratando de que vuelva al fuego debido hace que se consuma más rápido. Afortunadamente, la pimienta del retrogusto es más suave y permite apreciar más al sabor de cereza. Cuando cumplo una hora y 35 minutos, este Jacobs Ladder lancero llega a su fin, con intensidad y fortaleza similares a las del tercio previo.

Son tantos los detalles que tiene este cigarro que antes de encenderlo es inevitable verlo por todos los ángulos; está cubierto por una lámina de cedro, tiene el pie cubierto por la capa y tiene un pequeño rabito en la cabeza. Pero una vez que lo encendí se me olvidaron esos detalles y solo pensé en lo bien construido que estaba. Lo que más puedo destacar cuando está encendido es lo llamativo que es el contraste entre la capa que es casi negra y lo blanca que es la ceniza, por lo que sin querer mantenía la ceniza más tiempo del que debía. En cuanto a la experiencia, el Jacobs Ladder siempre ha sido un cigarro que intimida por los colores de la capa y lo sólido que se siente y eso hace pensar que tiene una gran fortaleza, cuando en realidad el más fuerte de la marca que he probado tiene un nombre tan inofensivo como Manzanita. El Jacobs Ladder en realidad no es suave, pero tampoco es agresivo y está tan bien construido que es difícil pensar en algo más que no tenga que ver con la experiencia.

Publicado por diego440

Publicista, redactor y hasta director de arte. Siempre escritor, por eso ahora generando contenidos en digital.

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