Quintero – Toro

Aunque mucha gente puede conocer a Quintero como una marca cubana y una de las pocas que no existe en lo que conocemos como Nuevo Mundo de tabaco (en esa nomenclatura, Cuba es Viejo Mundo), el hecho es que Quintero también ha sido producida en este Nuevo Mundo. Quintero es una marca que se remonta a 1924 en Cuba, pero con la llegada del castrismo la marca fue reposicionada con una producción hecha a máquina. En 2002, para favorecer el renombre de Habanos, se descontinuaron muchas de las líneas hechas a máquina y aparecieron más cigarros con el hecho a mano en la anilla. Para acercar la marca al mercado americano, en 2006 Altadis creó un Quintero hecho en Honduras, que combinaba tabaco nicaragüense y hondureño, pero fue rápidamente descontinuado. No fue sino hasta 2016 que volvieron a lanzarla, esta vez hecha en República Dominicana y con un blend de capa ecuatoriana y tripa y capote dominicanos.

Este Quintero que carece de nombre adicional y que apenas si puedo describir con el nombre de la vitola creo que salió de Cigar Hustler, pero no estoy 100% seguro de eso pues no lo encuentro en su página. La anilla es suficiente para ahuyentar a cualquier purista del habano, pues copia precisamente a la imagen que aparece en la caja de cartón de los Quintero cubanos. No es lo que llamaría un cigarro bonito, aunque se nota bien construido. Particularmente lo que tiene que no lo hace atractivo es lo marmoleado que se nota la capa, que es Habano ecuatoriana, pero parece hasta escarchada. Tiene aromas escasos, pero no inexistentes a cuero, madera y algo de dulce, que se repiten en la tripa, pero que presentan algo más hacia las notas especiadas y de anís en la calada en frío.

El Quintero comienza suave, con notas picantes muy leves, pero una predominancia de tierra mojada, sobre todo en este primer tercio. Esta tierra mojada es prácticamente el único sabor, o al menos el único en esta intensidad durante todo el tercio. Hay sensaciones más suaves de nueces, maní, café y cuero, pero estas no tienen una permanencia durante todo el tercio. Pero al menos se mantiene bien encendido y salvo alguna que otra desviación en la quemada, que afortunadamente no requiere toque alguno, produce un humo abundante en cada calada, con intensidad media y fortaleza media-baja.

En el segundo tercio los sabores a tierra siguen siendo dominantes, pero afortunadamente le acompañan nueces en este mismo índice, mientras que entre los secundarios se encuentran nuez moscada, cuero y café, pero pierde ese sabor de maní que me había acompañado en el tercio previo… quizá sustituido por esa nuez moscada. La verdad es que el maní no se sentía relacionado con los otros sabores, así que no puedo decir que lo extrañé. Pero sí puedo destacar que la intensidad de los sabores nunca pasa de media, por lo que se siente que el cigarro no es especialmente fuerte, pero tampoco especialmente de intensidad media, sino algo a lo que va ascendiendo y en algún punto antes de la mitad del cigarro comienza a descender nuevamente, por lo que el final de este tercio es de intensidad media-baja y sigue diluyéndose. La fortaleza fue media-baja todo el tercio, pero sigue quemando decente, aunque la ceniza se vea como un desastre.

Nueces y tierra son los dos sabores predominantes en este último tercio, pero el hecho que van diluyendo su intensidad se traduce en que los sabores de menor intensidad son casi imperceptibles en el último tercio, con una tendencia a ser cada vez más suaves conforme voy consumiendo el cigarro. Llegando al final queda en una sensación que apenas se trata de echar humo y no aportar mucho al paladar. Pero el Quintero afortunadamente sigue quemando bien y no se apaga solo ni da indicaciones de que la experiencia se vaya a acortar por detalles tontos como esos. Luego de una hora y 35 minutos, este Quintero llega a su fin.

El Quintero no es el mejor ejemplo de un tabaco de buen sabor o de intensidad media, pero el hecho que cuesta menos de $6 por unidad y que nunca se haya apagado o tenido problemas lo hace una buena oportunidad para probar un cigarro aparentemente sin mayores problemas. El humo es abundante y tiene un volumen interesante, que sin duda sale muy bien en la foto… no necesariamente en las mías, pero si quieres sacar una imagen de una buena bocanada, este funciona para eso. En términos de disfrute, sería interesante como una fumada tempranera o dominical, sin grandes intensidades ni problemas de regañada, pero suficiente para no soltar el humo por la nariz muy regularmente. Dicho eso, durante la primera mitad se siente menos dominicano y más nicaragüense de lo que aparenta ser, y esas variaciones sin duda le aportan una mejor consideración en el todo de la fumada.

Publicado por diego440

Publicista, redactor y hasta director de arte. Siempre escritor, por eso ahora generando contenidos en digital.

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