Dados los diseños de los otros EP Carrillo que he tenido la suerte de fumar (La Historia y Selección Oscuro), la anilla de este se ve ‘barata’, pero no por ello quiero decir que sea fea. Este puro fue lanzado en 2010 como quizá el puro más básico de la marca, producto del aprendizaje de Ernesto Perez Carrillo como torcedor en La Gloria Cubana (la original, la de Cuba), al punto que el puro ha sido comparado en varias ocasiones precisamente con los LGC de los años 90.
En medio de mis ganas de fumar, se me olvidó tomar una foto del puro apagado, pero pensemos que en esta imagen no está picado y que ese toque de ceniza en el pie es un truco de la luz. La construcción del puro no está mal, pero tiene ese aspecto ‘barato’ que mencioné antes, en el sentido que la capa se siente muy flexible, casi como si fácilmente se pudiera desbaratar. Se ve muy rústico, con bastantes venas, muy poco brillo y varias irregularidades. Pero, como casi siempre es el caso, vamos a determinarlo bien mediante aromas y sabores. En frío tiene algunos aromas importantes, pero son todos muy sutiles: cacao, pimienta y madera.
Pero esa suavidad era tan solo en aromas; justo cuando lo enciendo comienza un golpe de pimienta al más puro estilo nicaragüense, con un tiro decente, aunque quizá un poco apretado. La pimienta se va fortaleciendo en cada calada y el humo sale abundante por ambos extremos, aunque al cabo de 2-3 centímetros la pimienta se va diluyendo un poco, suficiente para dar cabida a otro sabor: la madera y un toque de café y cacao.
Los sabores dominantes del primer tercio fueron pimienta, cacao, crema y café. La velocidad de consumo del puro llama la atención, porque se siente como si fuera uno que va a durar más, pero se fuma rápidamente. Una cosa que me impresiona de este puro es que siendo una versión de bajo costo, está hecho para paladares conocedores. No es el típico puro con sabores explosivos y abundantes, sino que tiene varios matices e intensidades variables dentro de pocos sabores y la combinación del tabaco pareciera que es lo que lleva la batuta aquí, no tanto los sabores.
Cerca de la mitad del puro e insisto, este no es un puro para principiantes. En realidad la variedad de los sabores no ha cambiado, pero sí se han hecho un poco más suaves. Lo llamativo aquí es que el puro tiene un elemento de tabaco combinado y variado que es su ‘gancho’; pero los sabores como tal no han ofrecido mucho. Por consiguiente es un puro medianamente aburrido, pues sus puntos de honor son difícilmente apreciables, al menos para un paladar como el mío. Quizá se debe a un tema de paciencia también.
Como si Ernesto Perez Carrillo quisiera alentarme a seguir fumando, el comienzo del último tercio del cigarro presenta sabores nuevos e intensidades diferentes, incluyendo tierra, más pimienta, un elemento dulce, la exquisita crema que me encanta en un buen puro, café y madera. El tiro se ha suavizado un poco, gracias en parte a que le he hecho ‘masajes’ al puro y tanto la ceniza como la línea de quemado han estado perfectos.
En realidad, el cigarro no ha estado malo, pero tampoco ha sido un de esos que DEBES probar, sino más bien como uno de esos que está bien tenerlos aunque sea para que adornen el humidor. Hacia el final la intensidad se coloca en fuerte y el puro comienza a balancearse hacia esa intensidad, incluso aparecen sabores nuevos e inesperados, que hacen que no quiera soltarlo… pero por qué aparece todo esto al final? Fuertes sabores de chocolate, café e incluso miel. Me hubiese gustado mucho más si estos sabores fuesen parte del segundo tercio, donde los habría disfrutado mejor. Al final, el puro está decente, pero como dije, no es imprescindible.