Realmente yo no soy quien para criticar a Arturo Fuente. Estoy claro que se trata de una gran empresa y que hacen productos espectaculares, siendo actualmente el #1 de Cigar Aficionado un producto de ellos. Pero realmente tengo uno que otro tema con los nombres de sus productos, pues parece que los crearan por medio de un biombo en el que hay 4 palabras y simplemente las van intercambiando. Si bien en el título del cigarro puse Chateau Maduro, el cigarro en realidad se llama Arturo Fuente Chateau Fuente Chateau Fuente Maduro. Sí, en serio. ¿Por qué?
El Chateau Fuente (porque me niego a escribir el nombre completo) lo tengo desde febrero de este año, llegando como parte de un Cigar of the Month, lo cual ya me pareció raro pero igual lo acepto y lo aprecio, pues hasta el momento (y desde entonces) no había recibido un Arturo Fuente como parte de estos cigarros del mes. Desde que llegó lo dejé con su cobertura de cedro, a fin que se mantenga lo más parecido a su entrega original desde el inicio, pero no traté de encenderlo con la madera puesta, como el otro día me mostraron que se «puede» hacer. Como todos los Arturo Fuente, el cigarro se ve espectacular, muy uniforme y con algunas venas, lo cual es normal. La anilla no deja ver mucho ni llama demasiado la atención, siendo prácticamente el mismo diseño para todos sus productos. Los aromas de la capa son de chocolate y madera, muy al estilo de muchos maduros y con esa capa de madera pegada durante los últimos 10 meses, no es para menos. Pero la calada en frío también me presenta esos mismos aromas: chocolate y madera.
Como ven, sobre el cigarro quedan restos de la madera, los cuales no trato de quitarle con demasiado apremio pues para algo estarán ahí. El cigarro comienza como todo un maduro, bastante sedoso y con los mismos sabores que sentí en los aromas de la calada en frío, por lo que no impresiona mucho. Sí tiene un aspecto picante, pero eso también es típico en los maduro y se trata de ese picor en los labios y un poco también en el retrogusto. Sin embargo, también se aprecia un poco tierra mojada, sobre todo al cabo de unas 5 o 6 caladas.
El cigarro quema muy bien, con una ceniza sólida y clara, aunque la línea de quemado no mantiene esa sutileza y amenaza en ocasiones con irse por el lado que no es, pero nada preocupante de momento. El cigarro demuestra más sabores pero sobre todo en el retrogusto, donde se le llega a apreciar canela y algo de chocolate, mientras que los sabores del paladar siguen siendo los mismos, pero más ‘presentes’, si eso se pudiera decir. El hecho es que hasta el momento los sabores han estado sutiles, pero a partir de este punto se sienten más frontales o amplificados.
Hacia el segundo tercio los sabores se mantienen iguales: chocolate, madera y tierra, que si bien se han matizado un poco y muestran distintas tonalidades, no puedo decir que se note un gran cambio en el cigarro. Dicho esto, el sabor de chocolate se siente casi como el de un fudge, hasta masticable diría. En el retrogusto ha cambiado un poco, habiendo pasado de casi exclusivamente pimienta al principio a más canela que pimienta al final del primer tercio y en este punto es un toque más suave de pimienta junto con aromas de origen más dulce.
Sabores nuevos: ninguno. Bueno, quizá un sabor como de nueces hacia el final en el paladar, luego de soltar todo el humo. Hasta el momento este Arturo Fuente ha sido tan bueno como esperaba, siempre que me bajara un poco las expectativas, que creo que ha sido uno de mis problemas crónicos con esta marca, pues por el precio y por la fama que tienen siempre espero que sean unos cigarrazos y, la mayoría de las veces, se ha tratado de un cigarro normal, con buenos sabores, buena intensidad, pero nada del otro mundo. Creo que es una de las razones por las que no me han terminado de convencer en su mayoría, pues rara vez tienen un atributo que sorprenda de sobremanera. Hasta el momento este cigarro cae en ese renglón, así que solo puedo decir que es un cigarro bueno, pero no es un cigarro extraordinario.
En el último tercio se comienzan a apreciar nuevos sabores, lo cual me parece un poco tarde para presentarme una nueva experiencia, pero tenemos maní y cuero hacia el final del cigarro, con un retrogusto de pimienta con chocolate. El cigarro ha sido bueno, consistente y bastante uniforme desde el principio y, salvo algunos sabores que aparecieron al final, no muy variado. Una vez más quedo en las mismas después de un Arturo Fuente, aunque habiendo tomado mis previsiones de no esperar demasiado del cigarro, pues puedo decir que lo disfruté bastante. La línea de quemado es más variable a partir de la mitad del cigarro y en un par de ocasiones tuve que darle un toque técnico para que no se fuera por otro lado. Los Arturo Fuente siguen siendo, para mí, cigarros para probar una vez en su mayoría, independiente de su precio.
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