Nunca he sido una persona organizada, ni en mi vida, ni en mi trabajo, ni en mis relaciones. Por ello, para forzarme a ser organizado tengo que crear listas de todo lo que tengo y lo que hago. Cuando era más cinéfilo descubrí que habían muchísimas películas clásicas que no había visto, que si Kurosawa, Kieslowski, Hitchcock, Tarkovsy, Olmi, Fellini, Kubrick, Bergman, y un larguísimo etcétera. También por géneros, que si film-noir, musicales, animadas, y más. Por lo que tuve que hacer listas para decidir qué película ver, pues quería ver todas y no me conformaba con ninguna. Igual cuando comencé ocn la fiebre de la lectura y conseguí muchos libros, pero no sabía por dónde comenzar. Era inevitable que esto sucediera con el tabaco también, sobre todo cuando comencé a recopilar y almacenar más de 50 (y ya voy por 550). Por suerte mía, y aquí sueno como si estuviera haciendo publicidad, encontré una página llamada http://www.cigargeeks.com/ que me permite crear y organizar distintos humidores y colocar la fecha de compra de cada cigarro, por lo que puedo saber la edad exacta que tienen los de mi humidor. Por supuesto, a partir de ahí he estado registrando todo lo que tengo y dónde lo compré.
Menos mal, porque si no fuera por eso no tendría ni pajolera idea de dónde saqué este cigarro. Por un lado porque por lo general (con algunas excepciones) no soy de comprar cigarros de capa Connecticut y la mayoría de los que tengo son porque me han llegado como parte de samplers o paquetes mensuales. Este creo que me lo recomendó un amigo, pues ese día que visitamos Cuenca Cigars sé que hablamos bastante de distintos productos. Pero el Solera Shade es un cigarro hecho por Rafael Nodal, inspirado en el mismo estilo de solera que se usa para los vinos, brandies, jereces y rones, pero ajustado a las hojas de tabaco, en donde tomó hojas de distintas maduraciones y las dejó madurar juntas durante 2 años. Esto lo aprendí después; creo que en el momento lo tomé porque me gustaron las anillas naranja, que me parece que es un color poco usado entre las marcas. Tiene aromas interesantes en la capa pero son bastante sutiles, aunque el que más se destaca es como de trigo, mientras que en la tripa se siente como un aroma a cereal y finalmente al picarlo se aprecia un toque suave de grama y maní.
Finalmente lo enciendo y pienso que debí haberle quitado la etiqueta que dice Solera, pero ya habrá chance en los próximos 6 minutos. El sabor primordial al encenderlo es el mismo trigo que le sentí en frío, pero con un fuerte componente de maple que se va fortaleciendo durante este primer tercio y con él un toque dulce en el cigarro que le va dando intensidad a estos sabores y de entrada, aunque es de capa Connecticut, su intensidad se coloca en media.
A lo largo del primer tercio el cigarro también desarrolla sabores de miel y en el retrogusto se aprecian toques de madera. Sin duda el hecho que sea Connecticut ya no significa que sea un cigarro suave, sino que sus sabores tienden a ser más ‘frescos’… si bien estos sabores se aprecian cuando hay menor intensidad, no por ello quiere decir que el cigarro es femenino ni simple. El sabor de trigo se mantiene en el cigarro, dándole una dimensión como de cereal muy interesante.
En el segundo tercio el Solera Shade mantiene los sabores del tercio anterior, pero en el final se sienten unos sabores como de vainila cremosa en el paladar que le dan más matices dulces al cigarro y lo hacen más agradable. El cigarro no quema tan rápido como creería de un Connecticut, aunque llego a la mitad luego de 45 minutos de fumada, que es un tiempo estándar para muchos cigarros incluso algo más pequeños que este, así que el cigarro tampoco es lo que podríamos llamar lento de fumar. Las notas de madera continúan en el retrogusto y luego se le sienten toques de semillas de girasol.
En el último tercio del Solera Shade el cigarro pierde las notas dulces que lo habían hecho tan diferente hasta este momento, aunque se mantienen las de cereal y trigo, acompañadas ahora con tierra y grama, mientras que en el retrogusto se siguen sintiendo las notas de madera que lo han acompañado desde el principio. Esa pérdida de dulce también hace que sea un mayor reto apreciar y sentir sabores distintos en el cigarro pues, aunque ha mantenido su intensidad en media, ya no es tan fácil apreciarle sabores cuando tienes más de una hora fumando el cigarro, que es una de las razones por las que los cigarros se vuelven más intensos al final, para que puedas seguir apreciando sabores, cosa que no está ocurriendo aquí.
Hacia el final el Solera Shade se vuelve un cigarro para apreciar en sus dos primeros tercios y en el último simplemente sueltas humo, que no es desagradable, pero no tiene nada más que mostrar. Me hubiese gustado más si el último tercio se hubiera mantenido a la par de los previos, pues hasta ese punto se trató de un cigarro muy interesante en su suavidad y variedad de sabores. Es un cigarro que me gustaría volver a fumar, pero no me veo comprando un 5-pack de él.