La marca Dominican Big Leaguer es, en papel, el sueño mojado de cualquier fanático del tabaco dominicano. Representa una colaboración entre Litto Gomez, de La Flor Dominicana y Carlos Fuente, de Arturo Fuente cigars. Bueno, en verdad ninguno de ellos colaboró activamente para la creación de estos cigarros, pero son el producto de Francisco Almonte, quien trabajó tanto en AF como en LFD. Además, las vitolas de cada cigarro son el sobrenombre de jugadores de béisbol dominicanos que se han hecho famosos en las Grandes Ligas. Afortunadamente mi ignorancia sobre el béisbol no queda expuesta pues no hay más referencias al deporte en los cigarros.
El cigarro se siente y se ve mucho más pequeño de lo que es, o al menos esa fue mi impresión pues ahora viendo las imágenes no sé qué estaba pensando. Pero al igual que el Formula que fumé hace unos meses, se trata de un cigarro pesado. La capa se trata de una mexicana de San Andrés, por lo que los aromas tostados y ahumados son inevitables en frío, pero en la tripa se aprecian nueces y tierra, mientras que luego de picarlo la calada en frío presenta nueces, tierra mojada y un toque suave de pimienta.
El DBL Maduro comienza dejando una sensación seca en la garganta, quizá a causa de la pimienta, pero esta misma es sutil así que no me explico, y tiene desde septiembre en mi humidor, así que no está seco tampoco. Afortunadamente estos sabores iniciales secos no duran mucho y luego se aprecian avellanas y chocolate, que van ganando intensidad en diferentes momentos gracias a que la pimienta efectivamente es esporádica en su intensidad.
Aunque el cigarro se siente sólido y pesado, el primer tercio pasa relativamente rápido (20 minutos) y los sabores, aunque cambiantes, no presentan una gran transición sino más como un cambio radical, como si fuera otro cigarro. En el segundo tercio presenta sabores de establo y almendras como los nuevos, aunque el sabor de chocolate sigue desde el principio y es el hilo conductor que sigue ahí. La línea de quemado, el tiro y el humo son bastante buenos y no tengo ninguna queja al respecto.
La línea de quemado es un poco variable a partir de la mitad, por lo que requiere algunos retoques estratégicos al tiempo que el sabor de establo desaparece afortunadamente, pues es relativamente herbáceo y no es el tipo de sabor que asociaría con un cigarro de capa madura, por lo que me hace cierto ruido. Por otro lado, aparece un sabor de café a partir de la mitad que tiene toques de café espresso por la sensación amarga en la garganta producto de ese sabor, pero en general la intensidad del cigarro, pese a su capa y su nombre, apenas alcanza la media, aunque hay una sensación de nicotina que va creciendo a partir de este punto y me lleva a pensar que será más intenso en un momento.
En el último tercio el DBL Maduro finalmente se suaviza en sus sabores y ya no molesta en la garganta, aunque pierde un poco de intensidad y aumenta su dosis de nicotina. También pierde algunos sabores, por lo que ese de chocolate que le acompañó durante los dos primeros tercios desaparece al igual que los sabores de frutos secos. Pero aparece el sabor de madera y tierra mojada, que no había sentido desde la calada en frío y se siente como si el cigarro hubiese dado un giro completo desde el principio. Pero en general me parece que el DBL Maduro apunta muy alto para lo que termina siendo en su fumada, pues los dos que he fumado, aunque no son malos, tampoco han sido la gran maravilla, pero sigo con la esperanza de probar uno mejor.
Humo y Tabaco 