Manuel Alonso es una marca pequeña nicaragüense que existe en España (al menos ahí compré el cigarro) desde hace unos años y se ha caracterizado por una buena consistencia y cigarros bien hechos. Junto con La Rosa de Sandiego, es propiedad de un cubano llamado Damián Taipanes, de quien no puedo decir que tengo las mejores referencias, solo que este Gran Selección es el tercer producto bajo esta marca.

Se trata de un cigarro de capa colorado oscuro, bastante oleosa y brillante y con venas pequeñas. La anilla es bastante grande para el tamaño del cigarro, que alcanza apenas 4,7 pulgadas de largo y con un cepo 60. Los colores de la anilla vs. los de la capa hacen que no llame demasiado la atención, o al menos carece de un contraste que lo haga destacarse en la cava. No obstante, lo vi a buen precio y pensé que valía la pena probarlo. En mis manos ya puedo apreciar los aromas de la capa que incluyen un componente cítrico que no logro determinar su origen, cuero, suave de canela y más fuerte de madera. En la tripa se aprecian aromas muy parecidos, incluyendo cuero, madera de cedro, canela (esta vez más fuerte) y algo de frutas. Finalmente lo pico con la hojilla en V y la calada en frío me presenta aromas de frutos rojos, cuero y el mismo cítrico que no logro determinar.

El Manuel Alonso se trata de un cigarro más liviano de lo que creería, pero que sin duda empaca una buena cantidad de tabaco y comienza bastante sutil, mucho más de lo que esperaría de un cigarro nicaragüense, pero habiendo probado varios de los otros productos de esta fábrica, no me impresiona del todo. Los sabores son más intensos de madera y pasas, con toques de canela y un suave de chocolate que arropa casi todo este segmento. Es más o menos para el momento que tomé la foto que comienzan a aparecer notas de pimienta, un poco en el retrogusto y más presentes en el paladar, junto con algo de vainilla que se va acrecentando hacia el final del segmento.

Dado el tamaño de la anilla, para cuando la quito siento que estoy comenzando el segundo tercio, aunque bien podría no ser. Sin embargo, cuando le quito la anilla me doy cuenta de un detalle bastante llamativo y es la diferencia en el color de la capa entre donde estaba la anilla y donde no; en la imagen se nota esa división hacia donde está mi dedo medio. Los sabores en este tercio son de madera de cedro como principal y luego el resto de los sabores van apareciendo de a momentos durante la fumada, e incluyen pimienta (mucha menos que en el tercio anterior), cítricos, vainilla y nueces. Este sabor de nueces lleva una intensidad que bien podría tener el segundo lugar del tercio, sobre todo porque se siente en el paladar y en el retrogusto, siendo incluso el único sabor que pasa por la nariz.

Para el último tercio los sabores de madera, cítrico y pimienta siguen siendo los más notables en la fumada, mientras que unos toques de cuero y un suave de café lo adornan un poco. Justo después de hacer la foto, aprovechando que el día estaba bonito y había una suave brisa, caminé un rato por el jardín mientras me terminaba el cigarro y llegué al punto de quemarme los dedos, pero más por el calor que emanaba el cigarro que porque hubiese quemado del todo; es más, el cigarro llegó a consumirse casi todo por dentro, mientras que la capa se mantuvo sin quemarse. Por ello, los sabores en el último tercio fueron escasos. Sin embargo, en temas de tiro, sabores y quemada, el cigarro se comportó a la altura que esperaba de la fábrica.
Salvo el último tercio de este Manuel Alonso, el cigarro se comportó muy bien, siendo esa quemada de túnel lo que arruinó el final. Para un cigarro de unos $6, no dejó de ser una gran experiencia y por lo general mi puntuación va más al cigarro que a su precio final, salvo algunas excepciones que el precio es algo a considerar en el cigarro. Dicho esto, por $6 tienes un cigarro de buenas dimensiones, que aporta una fumada con buenos sabores y una duración que supera una hora (y se acerca a los 45 minutos sobre esa hora), así que en realidad no hay mucho más que pedir. Pero para una fumada de Nicaragua y sin pensar en el gusto del mercado español, a mí me hubiese llamado más la atención una mejor definición de sabores y una cierta cohesión entre los aromas en frío y los sabores en caliente.
