Corría el año 2016, creo. Yo estaba empezando a fumar y la mayoría de los amigos que tenía en ese momento eran puristas de habanos, pero yo siempre fiel a los centroamericanos, le pedí a un dependiente de una tienda si me podía recomendar un bundle para comprar que fuera bueno y que pudiera vender aquí a dichos puristas. Sin pensarlo mucho me recomendó el Asylum Schizo, un cigarro que compré el bundle, me fumé el primero y terminé regalando casi todos los demás. Quizá me habré fumado dos más para comprobar, pero la experiencia se convirtió en una de las 10 peores fumadas que he tenido. Incluso lo documenté entre mis peores fumadas, en la misma página donde tengo las mejores, está una parte llamada Bottom Ten con las diez peores.
Por otro lado, hace un par de semanas visité una tienda en Caracas llamada Gentleman Brothers, que los consigues en Instagram como @gentleman.brothers; fui invitado por sus dueños y mientras estábamos en la pequeña tienda estuvimos conversando de experiencias y me hicieron algunas recomendaciones. Entre ellas, este Schizo Maduro, el cual acepté gratamente como un obsequio, pero confieso que le tenía bastante idea y muy pocas ganas de probarlo. Sin embargo, me insistieron que estaba bien y me aseguraron que me gustaría.

Afortunadamente el cigarro es un robusto, que suele ser una de mis vitolas preferidas. Sin embargo, este es un cigarro que en Estados Unidos cuesta menos de $2 por unidad, aunque no estoy seguro del precio al que es vendido aquí. No obstante, el cigarro no se ve particularmente barato, pues la capa es de un color bastante uniforme, sin mayor problema a lo largo, no es esponjoso y si tiene algún defecto de construcción, yo no lo noté. Aunque los colores no sean los más tradicionales, la verdad es que los cigarros de Asylum tampoco se caracterizan por ser tradicionales. El precio de este cigarro es tal porque está hecho en un estilo llamado Cuban Sandwich, que combina tripa larga con tripa corta en forma de los retazos de las otras líneas de la marca. Pero la capa San Andrés mexicana emana aromas chocolate, pero sin ser abundante y algunas sensaciones ligeramente ácidas en la calada en frío, que me recuerdan al Schizo natural y me hacen pensar que voy por el mismo camino. El tiro se siente apretado en frío.

El tiro apretado se mantiene durante el encendido también, pero me atrevo a decir que es el único defecto que le estoy encontrando al cigarro, al menos en el primer tercio. Los sabores son fuertes a madera y en el retrogusto intenso de pimienta. También hay una nota ligeramente dulce y no muchos más cambios en esta primera sección. El anillo de combustión es bastante recto, aunque sí tiene una que otra variación, pero nada que preocupe. Ese tiro apretado está teniendo su parte positiva en el hecho que no me deja fumar muy rápido, aunque sí he tenido momentos que le doy varias caladas a fin de avivar el fuego y tratar que se abra un poco más el tiro, pero es en esas ocasiones que se siente algo amargo, así que el cigarro efectivamente está mejor cuando le doy pocas caladas.

Para el segundo tercio el Schizo Maduro mantiene una buena ceniza, aunque esta se cayó unos segundos después de hacer la foto, pero esta ceniza es blanca y el anillo de combustión casi uniforme. La capa tiene una que otra rotura, sobre todo cuando se le acerca el fuego, pero no requiere retoques en este tercio tampoco. Los sabores de pimienta desaparecieron por completo y es la madera prácticamente el único sabor, con quizá una que otra nota de cuero y un retrogusto de chocolate suave que es acompañado de crema hacia el final del segundo tercio.

Aunque el tiro apretado se mantiene durante toda la fumada, como mencioné antes, este no es un defecto del todo. Pero, si nunca has fumado cigarros de tripa corta, o cuban sandwich como este, tienes que estar muy pendiente después de cada calada pues es común que se venga uno que otro pedacito de tabaco y este se te pegue en los dientes, lo cual te hace ver mal y quedas como alguien que no sabe fumar. No obstante, es lo único que me demuestra que se trata de un cigarro que contiene tripa corta, pues por lo demás se comporta muy bien. En el último tercio los sabores se repiten con las notas de madera y crema, con chocolate en el retrogusto y una nota de pimienta que regresa luego de su desaparición en el segundo tercio, aunque también hay notas amargas que no son del todo agradables. La intensidad durante toda la fumada está fija en media, incluso cuando los sabores se sienten ligeramente más amargos al final, pero no se siente mayor fortaleza ni la aparición de nicotina. Al final, el cigarro lo fumé hasta que me quemé los dedos, lo cual tomó una hora y 20 minutos.
Ciertamente el Schizo Maduro me impresionó bastante, sobre todo por esa fatídica experiencia con la versión natural, pero realmente demuestra la importancia de la capa en un cigarro. El Schizo Maduro no es un cigarrazo, pero a menos de $2 por unidad, no puedes esperar que lo sea. De hecho, por ese precio es una lotería lo que te fumes y en este caso creo que salí ganando bastante. Lo que no puedo determinar después de la fumada es la consistencia de un cigarro a otro, pero si fuman como este, incluso con un tiro apretado, tienes una excelente opción para un cigarro de diario, o al menos de fumadas que no sean «celebratorias».
