Mis amigos de Tabarena Cigars recientemente me contactaron para que probara uno de sus productos. En total me dieron cuatro y este es el primero, aunque son todos Hemingway, de distintos tamaños y distintas capas, pero comencé por este por ninguna razón más allá de que es el que salió de primero. Sí cabe destacar que dos de los que me dieron son fumadas rápidas, por lo que posiblemente sean reseñas rápidas, pero a eso vamos cuando toque. El Hemingway es posiblemente el estilo más clásico de tabacos, llamado realmente el Perfecto, pero la marca los llama por el autor americano. Carlito Fuente menciona en la página web de la marca que la razón detrás de esta línea es porque le recuerda a los cigarros que su padre hacía y porque cada vez son menos las marcas que siguen haciendo estos productos. Hace casi tres años probé esta misma liga en una vitola distinta de 6×46, creo.

Un aspecto bastante interesante de la línea Hemingway es que todos sus productos son perfectos, aunque algunos «más» que otros y este es quizá el mejor ejemplo y al que mejor le queda el nombre de su vitola: Work of Art. La capa de este cigarro es Camerún y tiene una abundancia de venas pequeñas, de esas que solamente te das cuenta cuanto revisas las fotos pero a simple vista apenas si se notan más allá de las más prominentes. Pero, al igual que me sucedió con el Hemingway de hace tres años, los aromas en frío de este cigarro son bastante escasos y apenas si siento pimienta y algo de madera, sobre todo en el pie pues la capa no desprende nada más allá de tabaco. Le hago el corte diagonal con la guillotina doble y la verdad es que el tiro se siente casi nulo, que es relativamente normal con un perfecto, pero para evitar problemas le doy un segundo corte contrario, al estilo Cigar Voss y el aire comienza a fluir mejor y me permite apreciar notas de establo y pimienta.

Algo que caracteriza a la mayoría de los cigarros provenientes de República Dominicana es que no tienen una nota tan fuerte de pimienta, particularmente en las primeras caladas como lo tienen muchos cigarros nicaragüenses. No obstante, este Hemingway realmente reta esa idea y el cigarro comienza con una fuerte nota de pimienta que me obliga a fumarlo lentamente, sin apurar mucho la cosa gracias a que siendo un perfecto la quemada al inicio es bastante irregular y requiere diversos retoques. Esto sucede porque para hacer la quemada perfecta tienes que encender el cigarro con un punto de fuego y aunque tengo encendedores de una sola llama que se puede poner pequeña, es casi imposible concentrar el fuego en un punto exacto y es muy fácil que se desvíe la quemada. Teniendo eso en cuenta, con solo tener ese mismo encendedor a la mano para cualquier mínimo retoque, basta. Afortunadamente, no es solo pimienta, sino que hay una buena dosis de madera de cedro e incluso la pimienta se siente variada entre blanca y negra, y aparecen notas de merey (anacardo) hacia la mitad del tercio con madera de roble. Una vez que el cigarro comienza a quemar más parejo y haber superado ese punto de encendido el tiro se abre mucho más y el cigarro se vuelve una delicia. El retrogusto incluye pimienta suave y anacardo, mientras que la intensidad del cigarro está fija en media.

El segundo tercio, que en realidad fue un poco más adelante de lo que ilustro en la imagen, incluye la misma nota de cedro del tercio anterior, pero ya la pimienta no es uno de los sabores destacados en el protagonismo de la fumada, siendo más una nota floral la que lo adorna y le da una complejidad muy interesante, porque para mediados del cigarro se vuelve protagonista, sobre todo gracias a que la pimienta regresa con su misma intensidad de antes y con esa combinación de pimienta blanca y negra. En el retrogusto el merey sigue teniendo una gran parte, pero esta vez el roble pasa del paladar al retrogusto y se combina con el merey y, eventualmente, lo supera. En términos técnicos es mucho más controlable, con un anillo de combustión bastante recto, humo abundante y una quemada de buena duración.

El último tercio del Hemingway presenta un cambio bastante radical, pues esas notas florales tan interesantes y complejas del tercio previo desaparecen por completo, sustituidas por cuero y crema, pero todavía apoyados por los sabores de pimienta, aunque en este tercio se siente más como roja que blanca o negra. El retrogusto se mantiene igual con roble y merey, mientras que en términos técnicos se mantiene bastante bien, aunque la intensidad llegó a tocar el punto de media-alta al inicio del tercio pero se reduce a media, como lo fue durante casi toda la fumada al poco tiempo de comenzar este tercio. Quizá lo más sorprendente es esa transición hacia cuero, particularmente porque en temas de transiciones es más común que sucedan entre sabores similares, pero estos dos nada tienen que ver. Para mi sorpresa, el cigarro dura casi 90 minutos, aunque una hora y 20 minutos sería lo más correcto, que igual es media hora más de lo que creía que duraría, aunque gracias a que fumé lento se dio.
Sería pretencioso y realmente falso de mi parte decir que recuerdo exactamente cómo fue la experiencia con el Hemingway de hace tres años y es que ese es el propósito principal de este blog: llevar el registro de las experiencias. Pero leyendo un poco esa reseña y la puntuación final me doy cuenta que no fue tan buena como esta ni tan deliciosa. El Work of Art es un cigarro equilibrado, complejo y muy interesante, incluso si decides compartirlo con un destilado, la experiencia va a ser positiva porque su intensidad no es tanta para abrumar nada. Sin duda es un cigarro que buscaré más a menudo, así que gracias nuevamente a Tabarena por acercarlo a mí.
