El cómo llegué finalmente a este cigarro fue toda una odisea de promesas rotas y sueños incumplidos. Desde que me hice socio del paquete mensual de Cigar Hustler, nunca han dejado de entregar a tiempo, siempre los primeros cinco días de cada mes. Excepto hace aproximadamente un año, que llegó el 10 de diciembre y aún no recibía la notificación de envío del pack. Les escribí y me confirmaron que, efectivamente, había un atraso con el envío, porque se les había acabado el Mil Días, pero que en cuestión de un par de días lo enviarían. Al cabo de unos 4 o 5 días les volví a escribir y me dijeron que no les había llegado el cigarro, pero que tenían el Edición Limitada, y que me lo podían enviar sin costo adicional. ¿Cómo iba a discutir eso? Les dije que adelante. A los dos días me volvieron a escribir, que se les había acabado, pero que me enviarían otro cigarro en sustitución de ese. No recuerdo ya cual cigarro fue, pero el hecho es que hace unos meses estaba en la tienda de Gentleman Brothers y ahí lo tenían, así que aproveché para comprarlo. Finalmente lo tenía y luego de dos meses de guarda, le di fuego.

El cigarro recibe su nombre por el período de tiempo, en promedio, que toma producir una nueva liga de cigarro. Entre pruebas iniciales, descanso, maduración y demás es en promedio unos tres años lo que toma producir cada nuevo producto para una marca decente. El Mil Días es el segundo producto de Crowned Heads en ser producido por la Tabacalera Pichardo en Nicaragua, junto con el Juárez. El cigarro utiliza una capa Habano ecuatoriana sobre capote nicaragüense y tripa de Costa Rica, Nicaragua y Perú. Su apariencia es el perfecto ejemplo de cómo un cigarro debe verse: sublime. Su capa es de un tono perfecto y uniforme, lisa y se siente sólido y pesado, con un ligero brillo. Tiene aromas a cuero, madera y pan blanco en la capa, mientras que en el pie hay aromas a miel, pan, madera y un toque de pimienta. Finalmente lo pico y la calada en frío presenta aromas a pan, miel, pimienta y una nota dulce, con un tiro prácticamente perfecto.

El Mil Días comienza suave, incluso más suave de lo que hubiese esperado. Pero muy cremoso también, tanto en densidad del humo como en sabores, con notas fuertes de pimienta negra, madera seca, y algo de vainilla. El humo, aunque denso, no es abundante y cada calada me entrega una cantidad pequeña de él. Las notas de pimienta cambian a mediados de este primer segmento, siendo un poco más suaves, lo que coincide con la aparición de nuevos sabores, como madera mojada, cuero y una nota especiada de nuez moscada. En términos de construcción se comporta bastante bien, aunque el tiro sigue siendo un poco más apretado de lo que me gusta, pero afortunadamente produce más humo, así que se compensa.

En el segundo tercio el Mil Días da un giro bastante notorio, en donde lo que el primer tercio tenía de sutil, el segundo tiene de intenso, con una mayor abundancia de los sabores de pimienta, manteniendo el sabor de madera, y mostrando un nuevo sabor que es de tierra, que lleva una intensidad media. Si le doy muchas caladas se hace hasta áspero, cosa que evito para tratar de mantenerlo en línea, con la consecuencia que en el retrogusto es mucho menos abundante de sabores. Pero se siente bastante cremoso y presenta notas a pan tostado hacia la mitad del cigarro, punto en el cual requiere un retoque para corregir el anillo de combustión que no ya se estaba tornando peligroso sin señales de corregirse solo. El cigarro en general se hace un poquito más fuerte y los sabores un tanto más intensos, por lo que lo colocaría en medio-fuerte.

En el último tercio continúa evolucionando, lo cual suena muy bien pero en práctica resulta que no termina de llegar a un punto ideal, sino que es continuamente cambiante, por lo que a veces está en un punto muy sabroso y dos caladas después varía y me quedo esperando que regrese a ese punto en donde me estaba gustando. El humo es más abundante en este segmento y es el sabor de madera el que domina la fumada, también porque la pimienta parece suavizarse bastante. Llega a un punto no mucho más lejos del inicio de este tercio que el cigarro no parece que va a llegar a ese punto ideal, por lo que me aburro rápidamente de él, pero la construcción sigue siendo perfecta y quema bastante bien. Luego de una hora y 45 minutos, el Mil Días llega a su fin.
Lo bueno definitivamente se hace esperar y aunque como fumador regular rara vez estoy al tanto de cuánto tarda una liga en hacerse realidad, me parece que mil días valen la pena cuando un cigarro tiene esta calidad. El cigarro tiene todo lo que quisiera en un cigarro, incluyendo una duración ejemplar, sabores complejos y matices interesantes, con una construcción que no es perfecta pero solo sirve para mantenerme pendiente del cigarro y no de cualquier otra cosa que me rodea. Aunque sí tiene sus irregularidades, la verdad es que no opacan las cualidades y la experiencia realmente vale la pena.
