Padrón – Black

Para nadie debe ser sorpresa que Padrón sea una de las marcas más respetadas y apreciadas del mundo. Cualquier Padrón que pruebes seguramente te transporte a un paraíso de sabores y matices que no has sentido con otro cigarro, o al menos no en esa intensidad. Con excepción del Dámaso, todas mis experiencias con Padrón han sido muy positivas, aunque una breve revisión de mis publicaciones me demuestra que no han sido tantas, en realidad. En parte creo que es porque las anillas de Padrón no inspiran mucho y depende mucho del gusto de cada quien y la posibilidad de desprenderse de $10+ por ejemplar vs. cigarros más conocidos por menos precio y del mismo origen, como AJ Fernandez, por ejemplo. En mi experiencia, por seguir con el ejemplo de AJ Fernandez, sus cigarros suelen ser una amable sorpresa por el precio que pagas, mientras que Padrón espero que sea muy agradable por el precio que pago. Pero este Black no es un cigarro por el que pagué, sino un obsequio de un seguidor, así que a lo que vamos.

Pero este Padron Black es una edición bastante limitada, al punto que a la mayoría de amigos con quien compartí las imágenes me dijeron que no conocían un Padron con la anilla negra. Esto sucede porque el cigarro es parte de una línea para tiendas físicas pertenecientes al CRA, o Cigar Rights of America por sus siglas en inglés. Específicamente, este cigarro llamado Black No. 52 está incluido en la versión de 2022 y pertenece a un sampler que es lanzado dos veces al año, que incluye ediciones especiales de marcas como Alec Bradley, Arturo Fuente, Ashton, E.P. Carrillo, J.C. Newman, La Flor Dominicana, My Father, Oliva, Rocky Patel y Tatuaje. Por esa misma edición limitada, Padron no detalla los tabacos que incluye en el blend. Pero en la mano se siente ligeramente imperfecto, como si la capa no fuese tan lisa como Padrón me ha llevado a pensar que son sus capas. Es ligeramente corrugada y deja ver algunas venas, y tiene aromas interesantes ahumados y a cereza. En el pie se sienten ambos y un toque de pimienta. Luego de picarlo el aroma de la calada en frío es nuevamente diferente a lo que Padron me tiene acostumbrado, con una nota de tierra húmeda, casi del tipo que compras abonada en los viveros, notas cremosas y pimienta.

El Padrón Black comienza absolutamente distinto a lo que los aromas en frío me hubiesen hecho pensar. Principalmente porque los sabores son sutiles, incluyendo un toque de tierra mojada, madera seca y algo de pimienta para mantenerme pendiente. Pero al cabo de algunas caladas parece iniciarse realmente y me da los sabores que esperaba, con una mayor intensidad de la pimienta que me recuerda que Padrón es mucho más robusto de lo que las primeras caladas mostraban. El sabor de tierra mojada es algo más relacionado a las piedras de los malecones de la playa cuando llueve, y entiendo que este es un sabor muy específico, pero el sabor es más mineral y relacionado con humedad de lo que normalmente es el sabor de tierra. El retrogusto es fuerte de pimienta y me inclino a no probarlo mucho, pero en términos generales el primer tercio no es especialmente complejo, pero muy sabroso y precisamente la intensidad de esos sabores es alta, con una fortaleza media. La construcción es fenomenal y me permite sostener una ceniza respetable, con un buen anillo de combustión y humo abundante. «Es que es un Padrón», me recuerda un amigo con quien paso la tarde.

En esas notas minerales del tercio previo hay un sabor a tiza que no me gusta nada, pero que afortunadamente se mantiene muy poco tiempo en el cigarro. No obstante, está presente en ambos tercios y es el indicativo de la transición, lo que me hace fumar con un poco de duda. Pero, como mencioné, desaparece al poco tiempo y eso lo agradezco. También hay un sabor como de leña quemada, aunque no se aprecia regularmente gracias a que la pimienta es bastante fuerte, aunque hay momentos en que se siente más ligera y esto permite apreciar otros sabores, como ese de leña y notas cremosas. Incluso, hay un momento en que siento la lengua cubierta de esa sensación cremosa. La intensidad es media-alta al igual que la fortaleza, lo que me hace fumar distanciando un poco más las caladas. La construcción sigue perfecta, manteniendo una buena quemada siempre que las caladas sean regulares.

Como suele suceder con los tabacos nicaragüenses y creo que casi todos los Padrón, el último tercio se hace mucho más fuerte y cada calada que le doy refuerza no solo el cigarro sino esa noción de que el último tercio es el de mayor fortaleza e intensidad. Pareciera que hay una mayor concentración de hoja de ligero aquí y los sabores son más picantes y más dulces, y esta combinación crea un sabor que se asemeja a una salsa de carnes, esa que se llamaba A-1 (o se llama, supongo). Construcción y demás temas técnicos se mantienen a la altura y al cabo de una hora y 50 minutos, el Padron Black llega a su fin.

El tema con el Padron Black es que no tienes cómo saber qué es. Está claro por la capa y los sabores que se trata de un maduro, pero su procedencia y la seguridad de ello no está, y hoy en día creo que eso es esencial para cualquier cigarro. El hecho que es una edición especial podría justificar una «dificultad» de conseguirlo, pero esa falta de información realmente no ayuda a nadie. Pero sin duda es un cigarro bueno, no solo por su marca, con una intensidad notable y una complejidad relativamente baja, que lo hace un cigarro alcanzable en términos de sabores y calidad al nivel de todos, incluso si no todos lo consiguen. Más allá del CRA y sus razones para existir, este es un blend de Padrón que con gusto compraría de manera regular.

Publicado por diego440

Publicista, redactor y hasta director de arte. Siempre escritor, por eso ahora generando contenidos en digital.

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