En junio de 2022 fue lanzado al mercado el producto de la nueva colaboración entre Pospiech Cigars, cuyos dueños son dos hermanos responsables de la marca Powstanie y Cigar Hustler, que es una tienda en el estado de Florida, y Matt Booth de Room 101. En 2021 ya habían colaborado para crear un producto llamado Who Shot Ya? y esta segunda colaboración promete ser incluso más críptica, pues la descripción del cigarro es que la capa es «bastante buena», el capote es «suficiente para mantenerlo» y la tripa es «magia de duende con un toque de polvo de hadas». La anilla del cigarro lleva las firmas de Matt Booth y de Mike Szczepankewicz, pero no está marcado con el nombre, sino con Ezekiel 25:17, que es un pasaje de la biblia que habla sobre el castigo a los infieles, pero más allá de eso es un pasaje hecho famoso por Samuel L. Jackson en la película Pulp Fiction, que era normalmente lo que mencionaba antes de caerle a tiros a alguien. Hacia el final de la película su personaje analiza la frase y le busca un significado más profundo y significativo, y ese ese trasfondo el que explora la línea The Shepherd.

El cigarro es un robusto extra con medidas 5 3/4 x 50 y aunque no hay manera de identificar la capa, me atrevería a decir que es San Andrés, aunque con imperfecciones muy marcadas sobre todo hacia el pie. Son estas imperfecciones las que me hacen dudar si es San Andrés, pero realmente es un cigarro imponente y dado que tiene unos 5 meses en mi humidor, es algo que realmente he querido probar desde hace un tiempo. Su capa tiene aromas llamativos a nueces y melaza, mientras que en la tripa se aprecian nueces, paja y cuero, sobre todo cuero viejo. Al picarlo, la calada en frío presenta aromas completamente distintos, que incluyen frutas genéricas y cereales igualmente genéricos y muy variados.

Conociendo las experiencias que he tenido con los cigarros de Pospiech/Powstanie, esperaba una fumada intensa y picante desde el principio. La esperaba tanto que me llamó la atención que desde las primeras caladas, aunque hay un componente de pimienta, este se siente más como de guayabita (allspice en inglés) y no es especialmente agresivo. Más bien es cremoso y con notas destacadas de nueces, que al cabo de unas ocho caladas se convierten en uno de los principales sabores del cigarro pero ya este es acompañado de chocolate en polvo, azúcar morena derretida y una sensación que me recuerda a la salsa teriyaki. La intensidad es media-alta y la fortaleza es media, pero en el retrogusto no hay casi componente picante, lo que me lleva a probarlo repetidas veces por la nariz sin problemas pero una marcada complejidad. El tiro es fenomenal y quema muy bien.

Adicionalmente, el The Shepherd sostiene una buena ceniza que se nota muy bien en la imagen, aunque no se sostiene sola mucho tiempo y me veo obligado a decidir si fumo con el cigarro apuntando hacia arriba o simplemente dejarla caer y disfrutarlo. La intensidad de pimienta es considerablemente menor en el segundo tercio, lo que me lleva a fumarlo con muchas más probadas de retrogusto pero también más complejo, destacando los sabores de nueces, crema y chocolate del tercio anterior como principales y notas de almendras y madera tostada como secundarios. Aunque es menos dulce en esta sección y esos sabores de azúcar morena parecen haber desaparecido, la fumada se disfruta bastante.

El último tercio del The Shepherd es complejo, pero mucho menos que en sus tercios anteriores y esto sucede porque hay algunos sabores que pierden su intensidad y los que quedan se sienten más separados del resto. Antes eran como una amalgama en la que cada uno destacaba en distintas caladas y esa combinación era deliciosa. El sabor de chocolate parece haber desaparecido y la pimienta se hace un poco más fuerte en el retrogusto, mientras que las almendras son el fruto seco que se mantiene, desplazando a las nueces que estaban ahí muy presentes desde el principio. Me toma una hora y 45 minutos fumar el The Shepherd y para un robusto (extra) esa es una gran proeza, sobre todo uno que se fumó tan cómodo y bien como este.
A veces pareciera que muchos fabricantes compiten solamente por ver cuál hace el cigarro más picante y que eventualmente este se suavice un poco, a fin de permitir apreciar otros sabores. Pero se ha vuelto inevitable esperar un fuerte golpe de pimienta cada vez que enciendo un cigarro, y si no lo hay, en muchos casos no hay más nada. Pero el The Shepherd me sorprendió no solo por esa ausencia del golpe, sino por la complejidad que llega después. Quizá el detalle más relevante que le puedo conseguir es que no es un cigarro barato, pero ninguno de los Pospiech que he fumado lo son. A casi $13 por unidad, es para pensarlo antes de comprar varios y con uno no me bastará.
