Fuerte y Libre – Sun Country

No hace mucho tiempo, aunque eso es cualquier momento que haya sido hace menos de 3 años, al menos en mi mente, probé por primera vez la marca Fuerte y Libre. El nombre de esta marca siempre ha sonado curioso, porque en inglés viene de palabras que forman parte del léxico patriota americano, pero en español me sonaban raras porque no sabía si se refieren al cigarro o a la personalidad del producto. Luego de conversar un poco con la gente de la marca, o al menos con quien lleva sus redes sociales, descubrí que ambas opciones son válidas. Son cigarros hechos con ese espíritu de libertad y fortaleza, pero también son considerablemente fuertes. Este Sun Country, por ejemplo, aunque es un cigarro de capa Connecticut ecuatoriana, tiene hoja dominicana en el capote y doble ligero de Piloto Cubano dominicano junto con San Andrés mexicana en la tripa. Es fabricado en la tabacalera El Hoyito, en República Dominicana.

El consenso entre varios amigos con los que compartí esta fumada (las imágenes al menos) fue que las anillas amarillas no son del gusto de todos, y aunque en lo particular no me molestó, sí puedo admitir que no es la mejor combinación de colores con esta capa tan clara. Pero esa capa precisamente clara también es marcadamente imperfecta, con varios detalles no tanto en juntas, sino más bien a lo largo con valles y secciones algo más arrugadas y una apariencia que no es tan lisa como suelen ser los cigarros de esta capa, como si la capa que se usó no fuese la mejor. No obstante, los aromas a paja, tierra y miel que salen de la capa me hacen olvidar cualquier detalle, los cuales son justificados con una confirmación de esos aromas en el pie y la adición de madera. La calada en frío es sorprendentemente menos compleja, apenas con notas de paja y madera.

Las primeras caladas del Sun Country revelan de inmediato las tendencias fuertes y hasta agresivas del cigarro, con notas fuertes a pimienta y especias secas, paja y madera, pero también una sensación cremosa envolvente. Se trata de una fumada que evoluciona constantemente y al cabo de las primeras 10 caladas hay sensaciones de chocolate en el retrogusto. La quemada se comporta de maravilla, produciendo una ceniza considerable, pero como el cigarro realmente es una corona con cepo 44, tampoco tiento la suerte demasiado y rápidamente la dejo caer. Cuando me voy acercando al final del tercio, aunque lejos de la división entre éste y el siguiente, aparecen sabores a cáscara de naranja y pan tostado.

Las especias son el sabor dominante en el segundo tercio, al menos al inicio, pero también aprecio notas de madera tostada y una sensación dulce en boca. Esta tendencia continúa y hay también una dominancia hacia el ecuador del cigarro de pimienta, establo y tierra. El retrogusto se mantiene igual al del tercio previo hasta que llego al punto medio del cigarro, en donde aparecen notas de canela que toman la delantera en nariz, mientras que la intensidad se coloca en media-alta al inicio de este tercio y la fortaleza alcanza ese mismo nivel desde el tercio anterior y en esta sección ambas sensaciones se colocan en el mismo punto. Seguimos con una buena quemada, sin necesidad de retoques ni momento que hayan amenazado con la necesidad de sacar el encendedor.

El sabor de pan tostado se vuelve más dominante en esta última sección, junto con las especias, madera y notas más suaves de café. No obstante, al poco tiempo aparecen notas de cuero que son considerablemente intensas y estas cortan un poco esa sensación dulce que venía acompañando la fumada hasta el momento. Pero tomo eso como el indicativo de que el cigarro ya está llegando a sus últimos momentos y que es hora de dejarlo a un lado. Pero como soy terco, lo sigo fumando hasta quemarme los dedos, porque la verdad es que ha sido una fumada agradable y no es que se ha vuelto infumable; la quemada fue perfecta en toda la fumada y mantuvo su consistencia sin problemas. Me toma una hora y 10 minutos fumarlo hasta el final.

El Sun Country realmente se trata de un cigarro fuerte, o al menos más fuerte de lo que su capa me haría pensar y es uno de estos cigarros de capa Connecticut que tiene fortaleza, lo cual es algo que va muy acorde con mis gustos. No solo por eso lo calificaría bien, sino también porque los sabores se complementan bien y no es una fumada dominada por un solo sabor. Incluso, hay evoluciones y transiciones interesantes de un tercio al siguiente. El color de la anilla no me molesta, pero creo que un contraste entre ella y la capa iría mejor que un intento de armonía, pero eso es algo muy particular. Los rangos e intensidades de sabores a los que llega el cigarro no dejan de ser interesantes y sin duda agradezco mucho a la marca por haberme obsequiado el producto.

Publicado por diego440

Publicista, redactor y hasta director de arte. Siempre escritor, por eso ahora generando contenidos en digital.

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