La Gloria Cubana – Medaille D’Or No. 4

Hace un poco menos de 4 años, en plena pandemia, cuando me sentía como una de las personas más afortunadas del mundo de los habanos por haber tenido la oportunidad de probar un cigarro como este La Gloria Cubana – Medaille D’Or No. 4. No solo porque es un habano relativamente difícil de conseguir, sino también porque un cigarro, independientemente de su origen, con un cepo 32 ya es una rareza. Que además sea el mismo que fumé, ya es una proeza. Por ello cuando mis amigos de Kukenan Tobacco me preguntaron si estaría dispuesto a probar y compartir nuevamente mis impresiones de un habano que ya había fumado, sabía que no podía negarme. Pero es que este Medaille D’Or No. 4 no es una rareza de por sí; de hecho, es posiblemente el producto más vendido de la marca, es solo que su construcción está a cargo de los torcedores más experimentados y de mayor grado dentro de las fábricas.

Aunque el Medaille d’Or No. 4 es un producto creado antes de la revolución cubana, la llegada del castrismo y su posterior expropiación de las marcas de tabaco significó que tanto el producto como la marca dejaron de hacerse entre 1959 y 1965, pero el hecho que haya sido una vitola previa significa que no ha dejado de hacerse, en cierto modo. También pasa que hasta 2023 era el único producto regular de la marca, por lo que no puede dejar de verse. Este cigarro es curioso en las manos de cualquiera y realmente es pequeño en su cepo y se siente muy frágil, pero en su capa tiene aromas muy agradables que incluyen caramelo y paja, mientras que sentir aromas específicos en el pie puede ser un reto de por sí. Por último la calada en frío tiene aromas a caramelo, café y nueces.

El tiro del cigarro en ambas experiencias es ligeramente apretado, pero creo que más importante es que ninguno ha presentado problemas realmente. Las primeras caladas tienen humo frío y muy denso en cada calada, con sabores que incluyen café, almendras y algo de miel en el primer tercio, notas suaves de pimienta que se presentan principalmente en el paladar y van acompañando al retrogusto en la frontera hacia el siguiente tercio. Precisamente ese retrogusto es de madera y miel durante la gran mayoría de este primer tramo. La ceniza se sostiene mucho más tiempo del que pensaría, pero igual la dejo caer antes que me sienta intimidado. El anillo de combustión no es del todo recto, pero tampoco implica que hay que retocarlo… en realidad mi mayor preocupación durante este tercio es el hecho que se mantenga encendido; no porque tenga tendencia a apagarse, sino porque un cigarro tan pequeño en su cepo normalmente no desprende mucho humo y eso siempre hay que vigilarlo.

En el segundo tercio el sabor principal es de madera, principalmente de cedro, pero también con sensaciones muy dulces y acompañando sabores de café y almendras, pero esa miel del primer tercio parece haber desaparecido y es ese sabor dulce el que se mantiene. Pero una vez superado el punto medio se le sienten matices de caramelo a ese sabor dulce. Darle caladas regulares resulta en el desarrollo de un sabor amargo y desagradable, por lo que hay que tener mucha atención con mantener el Medaille d’Or No. 4 encendido, pues a veces es solamente un par de caladas lo que confirma que tiene fuego aún. Siempre que mantenga bien espaciadas las caladas, el cigarro se porta de maravilla, con humo denso pero no mucho y un anillo de combustión considerablemente recto. La intensidad es media-alta, con una fortaleza media, pero que comienza incluso a disminuir cuando supero el punto medio de la fumada.

Lo delgado del Medaille d’Or No. 4 hace que se vea y se sienta como una fumada muy especial en los dos primeros tercios. En el último la experiencia cambia un poco porque el habano comienza a calentarse mucho y también tiende a perder su llama, por lo que hay que darle retoques continuos que sin duda colaboran en calentarlo aún más. Llega un punto en que este círculo vicioso desencadena una fumada de notas amargas y fuertes que no es agradable. Sin duda es momento de dejarlo ahí y eso llegó un poco después de quitarle la anilla. La fortaleza es baja en este último tercio, excepto cuando había que reencenderlo, que se colocaba rápidamente en alta, y esa variación e inconsistencia contribuyó a dejar el cigarro de lado, pero los sabores se mantuvieron muy similares a los del tercio anterior, pero con un toque más amargo. Luego de una hora y 35 minutos, dejé el cigarro descansar con dignidad en el cenicero.

Cuenta la leyenda que fue el mismo Zino Davidoff quien convenció a Fidel Castro de mantener las marcas cubanas tradicionales luego de su expropiación durante la revolución cubana. Esto tendría sentido para marcas de renombre como Montecristo y Partagas, pero para marcas pequeñas como La Gloria Cubana y Quai d’Orsay, es una proeza que se sigan fabricando hoy en día. Más allá de las marcas, que productos con dimensiones como éstas sigan en producción también merece un aplauso, tanto para mercadeo como para las fábricas. Es un honor poder fumar un cigarro así, que es un vestigio de otra época, que podríamos decir que era más sencilla, pero que hoy podemos rememorar con el placer de un cigarro como el Medaille d’Or No. 4.

Publicado por diego440

Publicista, redactor y hasta director de arte. Siempre escritor, por eso ahora generando contenidos en digital.

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