Kristoff – Pistoff

Originalmente lanzado en 2016, el Pistoff toma gran parte de su nombre de la marca, pero se traduce en un juego de letras que viene de Pissed Off y es una expresión quiere decir muy, muy molesto. La marca lo usó para lo que ellos describen como el cigarro más fuerte de su portafolio y tiene una capa San Andrés mexicana natural, capote de Indonesia y tripa nicaragüense, y actualmente está disponible en seis vitolas distintas. Lo vi en una buena oferta y siempre me ha causado curiosidad, así que decidí aprovechar el precio del 5-pack. No es el primero que me fumo, sino más como el tercero, pero la primera vez que lo probé sentí que le faltaba guarda, así que aquí voy con este que ya tiene unos 4 meses de humidor.

El Pistoff viene muy «mal» empacado, o al menos lo que diría que es rústico, con un pie cubierto por la capa y un rabito en la perilla. La anilla es muy difícil de leer, incluso de día y aunque eso no va en detrimento del cigarro, tampoco le aporta mucho. Se trata en esta ocasión del robusto de la marca, con medidas de 5 1/2 x 54. Se siente algo esponjoso y pareciera que la capa fuese una talla más grande que el cigarro, pues hay mucha flexibilidad a lo largo. Pero para ser una capa San Andrés no tiene tantos aromas como los que estoy acostumbrado, destacando chocolate negro, regaliz y establo, pero todos bastante sutiles. En la segunda ocasión que lo fumé, le di una vuelta de torsión a la perilla, que es como supuestamente se deben picar los cigarros que tienen el rabito, pero como resultado toda la perilla se vino, así que esta vez lo pico con la doble hojilla. La calada en frío tiene notas de cerezas, canela, cereales y madera, pero no esas notas picantes que asociaría al cigarro más fuerte del portafolio.

El Pistoff mantiene encendido esa misma apariencia rústica, con muchísimas imperfecciones y una ceniza en sí que es de varios colores y suelta muchas escamas. Sus sabores son más hacia las sensaciones dulces que picantes, con notas de canela y vainilla, pero en general comienza sintiéndose como un cigarro «barato» de bundle, con cero complejidad, aunque entiendo que estamos todavía en el primer tercio. No obstante, no hay muchos sabores más en este tercio, salvo una sensación ahumada y húmeda pero no mucho más. La ceniza no es tanto que se cae sino más como que se desintegra y se va cayendo en pedacitos y escamas, hasta que finalmente no está sobre el cigarro sino sobre mi ropa. Intensidad media-baja con fortaleza baja.

¿Recuerdas esa sensación esponjosa que mencioné en el cigarro? ¿Como si la capa fuese una talla más grande que la vitola? Es así como se comporta el Pistoff, como si no estuviera los suficientemente lleno, le faltara sustancia y eso hace que queme muy rápido y me toma apenas 15 minutos llegar a este tercio y eso me parece bueno porque el primer tercio fue muy plano, mientras que en el segundo parece haber algo de complejidad. Se siente ligeramente más picante y con sensaciones dulces como canela y vainilla, pero también caramelo y miel. Al superar la mitad estos sabores de caramelo y miel se pierde, siendo sustituidos por regaliz negra y la disminución de la sensación picante. Esto lleva al cigarro a una intensidad media-baja y una fortaleza baja en el segundo tercio, así que en términos generales se mantiene casi igual. La ceniza sigue escamosa y las impresiones son básicamente las mismas, con algunas pero no muchas mejoras.

Realmente no lo fumo completo. Al poco tiempo de quitarle la anilla comenzaron a aparecer unas notas de nicotina intensa y sabores amargos que superaron los otros sabores que tenía hasta el momento. Espaciando cada vez más las caladas y dándome cuenta después de cada una que no iba a mejorar, decidí dejar el Pistoff a un lado. Me tomó 55 minutos fumar el cigarro completo e incluso en el último tercio el anillo de combustión fue problemático y la ceniza escamosa. La intensidad es la misma, pero la fortaleza aumenta solo por ese chute de nicotina, demostrando que un cigarro puede estar más fuerte pero no va a estar mejor por ello.

Hay cosas que muchas veces no entiendo y la verdad es que compré el Pistoff por diversos comentarios que había visto de otras personas. Podríamos argumentar que se trata de un cigarro hecho a mano y que por ello no es un producto que siempre va a estar igual, pero como mencioné antes, no es el primero que me fumo. Cabe destacar que soy uno de los primeros en defender esa irregularidad de lo hecho a mano y estoy casi siempre dispuesto a darle una segunda o incluso tercera oportunidad a un cigarro que no me satisfizo la primera vez, pero luego de tres oportunidades al mismo cigarro, simplemente hay algo malo en la liga. Puede que haya sido religado, puede que ese lote haya sido problemático, pero para eso existe control de calidad y en un tabaco dominicano, es lo mínimo que espero. Incluso unos días después de fumarlo tenía recuerdos de la sensación amarga en el paladar del último tercio. El Pistoff realmente me hace estar pistoff de haber gastado eso en 5 cigarros.

Whisky: Glenkinchie 10

Una sola foto tengo de este whisky porque en realidad lo tuve durante muy poco tiempo. Un amigo que se iba del país me vendió todo su alijo por una cantidad bastante módica, algunas botellas ya empezadas, otras por abrir y muchos productos de alta gama. Solamente quedaba un poco de este Glenkinchie 10 y la verdad es que esa reseña la hice hace un tiempo y no la había publicado.

El Glenkinchie 10 hoy se hace importante porque es un producto descontinuado. Fue el producto principal de la destilería hasta que esta decidió descontinuarlo y lanzar el 12 en 2007, que ya probé hace un tiempo. Quizá lo más destacado de este producto es que pertenece a la línea de Classic Malts de Diageo, que es básicamente lo que le dio su fama. Pero también sucede que es en muchos casos uno de los pocos representantes de la región Lowlands. Al igual que su versión de dos años más de añejado, este está embotellado a 43% de alcohol.

Habiéndolo probado de a toques previamente y haberme sorprendido de lo suave que se siente, me impresiona que sus sabores son intensos, aunque no es un whisky fuerte. Estos sabores incluyen notas herbáceas, miel, agua de naranja y banana, cono notas de cereales como avena y afrecho, pero algo de canela también.

En boca destaca esa suavidad y la sutileza que pasa por el paladar casi sin dejar rastro. Los sabores son malteados, pero le siguen notas de cáscara de naranja, madera verde (o recién cortada), canela, jengibre y una sensación como de solvente o pulitura, mejor dicho. En el retrogusto es herbáceo y de madera, con una sensación dulce general.

En realidad el Glenkinchie 10 me gustó bastante y casi que lamento que ya no lo hagan. El Glenkinchie 12 me gusta más, sin lugar a dudas, pero decir que uno es mejor que otro sería tonto. Es algo más ligero y eso hace que su combinación con tabaco no sea tan efectiva como sucede con el 12, pero para un par de tragos en silencio y apreciando, sería una buena opción para apreciar notas de añejado y la influencia de la barrica en un producto suave.

Ficha Técnica:
Empresa Madre: Diageo
Fabricante: Glenkinchie Distillery
Nombre del Whisky: 10
Marca: Glenkinchie
Origen: Lowlands, Escocia
Edad: 10 años
Precio: $80
Densidad alcohólica: 43%
Puntuación: 84

Southern Draw – Cedrus

Revisando un poco en el blog, me he dado cuenta que la primera vez que reseñé un cigarro de Southern Draw fue en 2018 y desde entonces he probado alrededor de 12 productos distintos de ellos. Me sorprende por un lado que hayan sido tantos pero más me llama la atención que es una marca de la cual casi todo me gusta, al punto de comprar 5- y 10-packs después y de manera muy regular. Incluso, cigarros como el Rose of Sharon o el Desert Rose se han colocado en mi Top 10 de por vida. Pero esta marca hace un cigarro llamado Cedrus, que nunca me ha calado bien. La primera vez que lo probé le di un 80 y luego de esa vez lo volví a probar en otra vitola y me pareció igual. Pero hace poco vi un sampler de la marca en que todos los cigarros eran lanceros y por un lado pensé que hay muchos que no he probado en esa vitola y es una oportunidad para hacerlo, pero también será una oportunidad para redimirme y resolver mis diferencias con una versión concentrada del Cedrus.

Esta vitola del Cedrus fue lanzada en 2020, haciendo que actualmente haya creo que son cinco vitolas distintas del cigarro, y como todos es torcido por la fábrica de AJ Fernandez en Nicaragua, con una capa Besuki de Indonesia, capote Habano 2000 de Estelí y una tripa que consiste en tabaco dominicano y nicaragüense. Tiene medidas de 7 1/2 x 40, por lo que tiene un cepo mayor que los lanceros tradicionales. Esta capa de Indonesia es casi negra y en estas dimensiones se siente mucho más oscura, mientras que despide aromas muy agradables a tierra, cuero y pimienta. En el pie no se siente nada distinto porque es cubierto por la misma capa, pero la calada en frío sí permite descubrir aromas similares, con la adición de establo y bosta.

El Cedrus en lancero enciende de manera muy uniforme y porque tiene el pie cubierto, no hay necesidad de tostarlo, sino que simplemente le puedes ir dando caladas desde el primer toque de calor. Precisamente, desde el primer momento los sabores son de intensidad media y fiel a su nombre, los sabores son de madera, pero también hay canela y café, con algunas notas de menor intensidad de chocolate y esos son sabores propios de la capa, pero que se quedan como parte de la experiencia de todo este primer tercio. La fortaleza es media también, mientras que quema de manera uniforme y continua, aunque me toma un rato determinar dónde finaliza un tercio y comienza el siguiente, aunque es más un tema de paladar que de medidas visuales.

Pero llega el punto donde la transición no aparece tan frontal como esperaría, salvo una nota ligeramente dulce que le adiciona una sensación de sabores más intensos, quizá porque al haber mayor sensación dulce, los sabores son más pegajosos. Pero en realidad no hay sabores nuevos y el cigarro sigue siendo de madera, canela, café y chocolate, en ese orden. Siempre ha habido la sensación de pimienta, pero no ha sido la más fuerte, mientras que el retrogusto ha sido de madera, pero con un matiz como de sándalo o quizá es solo debido a que hay notas picantes en el retrogusto también. Sigue quemando bien, con humo abundante y un anillo de combustión decente.

El mayor cambio del Cedrus en su último tercio aparece en el retrogusto, donde no hay madera sino café y pimienta, pero ese café se siente a uno recién colado, mientras que la intensidad de los sabores aumenta a media-alta, especialmente después del punto medio. Los sabores en el paladar son los mismos, con la posible reducción drástica del sabor de chocolate, al punto que en las últimas caladas ya casi no se siente. Luego de una hora y 50 minutos, llego al final del Cedrus, contento de haberlo probado de nuevo y feliz de confirmar mis sospechas.

El Cedrus en lancero es un cigarro que técnicamente cumple y supera las expectativas, pues no sufre de los problemas más típicos de algunos lanceros, como son la facilidad e apagarse y la tendencia a desviar la quemada o irse por caminos aleatorios. Así que en términos técnicos es un cigarro ideal. Pero no sorprende del todo o al menos no hay algo que me invite a probarlo de nuevo, al igual que me ha pasado con otros Cedrus. Sus sabores son interesantes pero la falta de evolución en ellos no es de mi agrado. No dudo que el Cedrus sea un excelente cigarro y que haya quienes lo consideran de los mejores productos de Southern Draw, pero no se adapta a mi gusto y, afortunadamente, Southern Draw hace muchos otros productos que me gustan más.

Ron: Mount Gay Black Barrel

Seguramente lo he dicho antes, pero soy una persona bastante desordenada. Esto me obliga a ser extra ordenado con mis cosas, hacer listas y tachar o borrar lo que voy haciendo. Pero muchas veces me pasa que pienso que lo voy a anotar después y, por supuesto se me olvida. Algo así me pasó con este ron, cuya botella tuve hace un tiempo, probé, anoté mis impresiones y nunca hice la reseña. La botella ya está vacía y me doy cuenta que no hay reseña publicada, ergo no hay fotos.

Incluso con un nombre tan particular como Mount Gay, que suele levantar sospechas y risas de los más inmaduros, esta es la destilería de ron más antigua del mundo. Pocos sabrán que Gay realmente es un apellido y que la destilería recibe su nombre de uno de sus primeros dueños, llamado Sir John Gay Alleyne, quien la adquirió en 1747 y quien la manejó hasta su muerte en 1801. Durante su vida, Gay Alleyne sirvió en el parlamento barbadense y fue uno de los mayores críticos de la esclavitud en ese país.

Como destilería y producto, Mount Gay tiene fuertes lazos con la navegación y el comercio. Siendo uno de los países al mayor extremo este del Caribe, Barbados fue uno de los primeros puertos de barcos que venían de Europa y la puerta de entrada al Caribe. Esto hizo que Barbados fuese un punto clave para el abastecimiento de los navíos en temas de agua, comida y, por supuesto que ron.

La destilería se mantuvo en manos privadas hasta 1989, cuando fue adquirida por la empresa francesa Remy Cointreau.

En cuanto a este ron, es destilado en columnas y alambique y añejado en barrica ex-bourbon durante un tiempo no estipulado más allá de cuando «esté bien». Una vez seleccionado y combinado en el blend, es envasado en otra barrica con un charreado intenso, por lo que se llama Black Barrel o barrica negra, antes del embotellado, el cual se hace a 43% de alcohol.

El Black Barrel es un ron que no es necesariamente caro y por ello cuando lo compré y posteriormente me dispuse a probarlo, lo hice pensando que sería algo para pasar el rato. No obstante, cuando sentí los aromas por primera vez estuve muy contento con mi decisión de adquirirlo, pues se desprenden fácilmente aromas de toffee, caramelo tostado, melaza, piña, madera tostada e incluso un toque de ron jamaiquino en su estado más neutro.

En boca es nuevamente agradable, con frutas variadas como mango, piña, banana y coco, pero también vainilla y caramelo. Se siente fresco pero con una larga permanencia y mucho de lo que hace tropical al ron, sin realmente poder describirlo más allá de eso. Sabe a un atardecer en una playa sin estructuras y muchas expectativas de una noche en la misma orilla. En el retrogusto tiene notas a la mayoría de esas frutas pero también un toque de madera carbonizada.

En mis comienzos como amante del ron y avidez por descubrir rones de otros orígenes, fue esta una de mis primeras adquisiciones y la verdad es que mantuve la botella durante mucho tiempo en mi bar, porque dejé de viajar tan seguido y era una de las botellas que siempre veía en aeropuertos. La guardé celosamente hasta que se terminó. Desde entonces he probado una gran variedad de rones de distintas calidades, pero todavía guardo buenos recuerdos del Black Barrel.

Ficha Técnica:
Fabricante: Mount Gay Distillery
Nombre del Ron: Black Barrel
Marca: Mount Gay
Origen: Barbados
Materia prima: Melaza
Edad: NAS
Precio: $35
Densidad alcohólica: 43%
Puntuación: 88

Rocky Patel – Number 6

El proceso para darle nombre a un tabaco muchas veces es complicado, no solo por llegar al nombre que sea aprobado por todos, sino porque también hay que registrarlo y, por lo tanto, este no puede estar en uso. Al parecer Rocky Patel quería llamar a este cigarro Legacy, que es un nombre con muchísimo peso y connotaciones de prestigio y durabilidad en el tiempo, pero también es un nombre requeteusado no solo en la industria del tabaco, sino casi en todos los rubros. Ante la negativa de poder usar ese nombre, la marca decidió inclinarse por el número asignado a la liga mientras se estaban haciendo las pruebas para su creación; efectivamente, la liga número seis.

No obstante, la marca igual hizo gran alarde de la tradición y legado de sus creadores y le puso una anilla bien grande y además, más de una. Además, la liga es singular al ser un casi-puro hondureño, con capa Corojo de Honduras, capote hondureño y tripa de la zona de Jamastran en Honduras y de Jalapa en Nicaragua. El cigarro llegó a mí como parte de un sampler introductorio de Vitolas Cigar Shop en Venezuela. Aunque está disponible en seis vitolas distintas, la que tengo en mis manos es el robusto 5 1/2 x 50. Me sorprende que la capa es bastante clara, sobre todo porque investigué un poco sobre el cigarro y no es uno de esos que se tratan de una línea nueva con distintas capas bajo el mismo nombre, sino que es la que es y no hay otra. Pero sus aromas definitivamente no son de cigarros más claros, por lo que simplemente es un tema de colorido y pude apreciar notas de roble intenso y algo más suave de frutas sin descripción adicional. En el pie aprecié algo de batata tostada (como un puré de batata) y en la calada en frío notas más variadas como pimienta, nueces y un toque de tierra.

El Number 6 comienza con pimienta abundante desde la primera calada y es a mediados de este primer tercio que aparecen notas de madera, aunque no de roble sino de cedro. A lo largo de este tercio aparecen notas herbáceas, como de grama recién cortada e incluso un dulce como de caramelo, aunque esa intensidad de pimienta blanca, de esa que pica sin mucho sabor a la especia como tal, es dominante y hace que la mayoría de los sabores se sienta en su sombra. El Number 6 quema bien, produciendo una ceniza de tamaño respetable para un primer tercio y un anillo de combustión muy decente, con un tiro bueno y fortaleza media-alta con intensidad media.

Dado el tamaño de la anilla, tuve que quitarla apenas terminando el primer tercio para revelar que la capa realmente se siente pálida. Los sabores son dominados por cedro y la pimienta, aunque ya no tiene la intensidad del tercio anterior, sigue muy presente en el cigarro y esa reducción permite apreciar notas de tierra que, aunque todavía algo sutiles, afortunadamente no son esporádicas. El retrogusto es de cedro y galletas danesas y, afortunadamente, no de pimienta, por lo que la experiencia permite ser más enriquecedora que un simple cigarro con alta carga de pimienta. La intensidad se coloca en media-alta con una fortaleza que ahora es media. Sigue quemando bien y produciendo una ceniza decente, con un buen anillo de combustión.

En el último tercio los sabores del Number 6 son dominados por las sensaciones de cedro y tierra, con una mayor participación de la madera en el retrogusto, lo que lleva la intensidad nuevamente a media y la aparición de matices dulces en ese sabor de madera, que ciertamente le aportan un nota agradable al final de este cigarro. Con una fortaleza media también y luego de una hora y 40 minutos de fumada, este Rocky Patel finaliza, quemando bien y con humo abundante luego de cada calada.

Con distintos matices de madera y el hecho que los sabores del cigarro, aunque no son solo madera, parecen estar dominados por la madera, el Number 6 de Rocky Patel es un cigarro que te puede gustar o lo puedes odiar, pero en mi caso el gusto no es superlativo, sino que simplemente me parece un cigarro bueno. Esta parece ser la tendencia con los cigarros que tienen tantas hojas de Honduras y no lo digo como algo malo, pero sí a que tienden a ser cigarros de uno o dos sabores dominantes y la participación continua de ese sabor en casi toda la fumada y casi siempre de primero. El Number 6 comenzó muy prometedor, pero luego se hizo muy normal, pero para alguien que quiera comenzar a fumar productos más complejos, viniendo de productos más suaves y planos, esta es una buena opción. Sí hay que tener cuidado con esa intensidad de pimienta que ataca durante el primer tercio, pero superado eso, el Number 6 se vuelve una fumada buena, aunque muy predecible.

Howard G – Magic Stick Connecticut

Todos los años publico un Top 10 de mis mejores experiencias en el año. No lo hago porque esta sea una publicación famosa ni pagada, sino porque me gusta darle crédito a quien lo merece. Entre los comentarios que hago en esas publicaciones está la cantidad de marcas nuevas que pruebo ese año y se trata de marcas de las que no había fumado algo antes. Algunos amigos me comentan que les impresiona que después de tantos años fumado (no son tantos) y tantas marcas probadas, aún haya marcas que no he probado. A mí también me impresiona, sobre todo porque no es una meta que me pongo, sino algo que voy probando lo que llega y así fue como llegó esta marca llamada Howard G, propiedad de Howard Gumbs, residente de Orlando, Florida y quien debutó en el mercado en 2021, con una línea de tabacos que conmemoraban a jugadores de la NFL. La línea Magic Stick fue lanzada en 2022 con capas Habano, Cameroon y Connecticut. Hoy pruebo ese producto.

El blend de este Magic Stick Connecticut es bien lineal y típico, con una capa Connecticut proveniente de Ecuador sobre capote y tripa nicaragüenses. No especifica quien los fabrica ni en qué país es, pero dado el extenso uso de tabaco nicaragüense en todas sus líneas y el hecho que las otras sí mencionan ser fabricadas en Nicaragua, me inclino a pensar que es ese país. La capa del cigarro es amarillenta y brillante, muy llamativa aunque también muy venosa. Esa capa tiene sus típicos aromas a paja y notas perfumadas, que no calificaría como florales per se y una nota de cereal que me recuerda al olor de una cajita de Corn Flakes. En la tripa hay aromas a herbáceos a musgo, nueces y una nota de pimienta que me hace estornudar. En la calada en frío noto aromas a nueces, madera y pimienta, que nuevamente son bastante típicos de la liga.

El Magic Stick Connecticut comienza sutil, suave y con baja intensidad, con sabores que al principio apenas si se perciben, pero que rápidamente incluye notas de vainilla, crema y nueces con un retrogusto de vainilla. Esto se mantiene hasta mediados del tercio, cuando aparecen sabores similares en estilo, pero distintos en raíz, con una abundancia de mazapán y marshmallow tostado, pero en sí no mucho que me haga impresionarme de la liga. La intensidad alcanza el punto medio para el final del tercio, mientras que la fortaleza se mantiene en baja. El cigarro quema muy bien y la ceniza se mantiene bastante sólida, con un anillo de combustión decente y humo abundante.

Una vez que la columna de ceniza del primer tercio cae, es difícil crear una nueva y cada vez que tengo una decente sobre el cigarro y me dispongo a hacerle una foto, la ceniza se cae sola. La intensidad aumenta un poco en este tercio y los sabores varían un poco, pero nuevamente dentro del mismo estilo, con notas de nueces y crema además de las existentes en el tercio anterior, como vainilla y mazapán, aunque este último se siente que va de salida. Sí hay una nota de pimienta más participante en las sensaciones en boca, pero no es algo que califique como trascendental en la fumada, sino simplemente que la intensidad aumenta un tanto y la fortaleza otro tanto, pero consistentemente por debajo de media. Más allá del tema con la ceniza, el anillo de combustión se mantiene recto y el cigarro lleva un buen ritmo de fumada.

En efecto, fue el segundo tercio donde los sabores se sintieron algo más fuertes y más variados, pues para cuando llego al último tercio los sabores son más parecidos a los del primero. Los sabores son de vainilla, nueces tostadas y miel, que si bien son sabores ligeramente distintos a los del tercio anterior, no son sorpresivos tampoco. Quizá lo más relevante es la aparición de un sabor a cuero en el retrogusto, aunque la intensidad y fortaleza han sido tan bajos que no sé si es un sabor que siempre estuvo ahí y el hecho que me acerco al final y la fortaleza aumenta un poco me ha hecho darme cuenta del sabor. Luego de una hora y 20 minutos, el Magic Stick Connecticut llega a su fin.

La verdad es que tenía grandes expectativas por este cigarro y no porque haya leído algo sobre él, sino más bien porque suelo tener altas expectativas por cigarros de capa Connecticut. Esto se debe principalmente a que creo que son varias las marcas que han invertido en ligas Connecticut más cremosas y más fuertes en los últimos años, junto con el hecho que me han gustado casi todas. Lo que sí hice antes de la reseña fue leer un poco sobre la empresa que lo hace, porque me salió en las noticias como una empresa destacada, pero la razón de ese destaque es porque sus dueños son negros, cosa que ni me va ni me viene. Es decir, en los últimos años he leído sobre distintas opciones y noticias con titulares estilo «estas son 5 marcas con dueños negros» y en lo personal el color de piel del dueño de una empresa me importa bien poco. Si sus cigarros son buenos, los compraré de nuevo. Si no me gustan, puedes ser multicolor y multicultural, pero no los voy a seguir comprando por eso. En lo particular este Magic Stick Connecticut no es mi estilo, precisamente por suave, cosa que es consistente con mis otras pruebas con cigarros de esta capa que son suaves. No es un mal cigarro, pero no es mi estilo.

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