Llevo tiempo queriendo fumar un puro de larga duración, aunque los 80-95 minutos se han convertido en mi promedio, las últimas semanas he estado fumando puros de un máximo de 5 pulgadas, no por convicción, sino quizá por colocación en el humidor, siendo el primero que tomo y el que más veo. El hecho es que antes de decidirme por este Brick House (y cantar la pegajosa canción de disco music), tomé varios puros de tamaños más reducidos, hasta finalmente decidirme por este, precisamente buscando convencerme más de que los puros baratos ($6,10 por este) pueden ser buenos.
Aunque es creado por JC Newman, el Brick House era un nombre que usaba una marca de puros cubana. Uno de los temas que me llamó la atención de este puro es que, aunque la capa se ve ligeramente clara, para nada es un Connecticut, y también se notan distintas tonalidades de marrón a lo largo de todo su tamaño, que van desde lo que podría ser confundido con un Connecticut hasta tonos de chocolate con leche, muy llamativo. En cuanto a su solidez, se siente ligeramente esponjoso, lo cual denota un tiro muy ligero, pero para nada se siente que carece de solidez. En cuanto a los aromas, se siente muy cremoso con toques de madera en el pie. La calada en frío confirma ese toque de crema con un surtido de nueces y madera, todo confirmando esos diversos colores de madera a lo largo del puro.
Inmediatamente en el tostado se le sienten aromas de crema, madera y un toque de cuero. En la primera calada se le sienten toques picantes de madera, pero ninguno de esos dos es fuerte, por lo que siento que el puro tiene bastante que ofrecer. La segunda calada la expulso por la nariz, haciendo que sienta unos aromas de nueces y mucha crema en el paladar. La tercera calada, y con la que descanso unos minutos viene con madera cremosa y un after-taste de nueces.
La ceniza se ve granulosa, como que no va a aguantar mucho puesta donde está, así que me agrada el hecho de estar fumando sentado en un muro, con la ilusión que si se cae, no lo hará sobre mi ropa. En general, los sabores son los mismos del principio, que se van entrelazando, y su intensidad es en este orden: crema, madera, nueces y cuero. Sin embargo, ninguno llega a ser explosivo ni necesariamente fuerte, siendo tan solo una parte de un sabor muy obvio de tabaco y con un humo denso y abundante. La línea de quemado no es uniforme, pero tampoco es preocupante, solo se va corrigiendo sola, afortunadamente.
Efectivamente, la ceniza no aguantó mucho y se cayó sola en el momento menos indicado, pero al menos mi ropa sigue relativamente intacta. Los sabores no cambian mucho, pero mientras me acerco al final del primer tercio, aparecen algunos sabores nuevos, incluyendo un sabor como de leña muy sutil, y un elemento de café más relevante, aunque vienen muy juntos y se sienten durante muy poco tiempo. La ceniza es demasiado frágil, en lo que cae se deshace como si fuera talco.
El sabor de café fluye más abundante, pero se siente como café americano, o lo que en Venezuela conocemos como un café ‘guayoyo’, muy aguado. En el segundo tercio también aparecen nuevos sabores, incluyendo tierra que fácilmente puede ser un sabor de arcilla, mientras que la madera regresa con un toque fuerte de pimienta. El cuero y las nueces se sienten como sabores secundarios. El final tiene un toque suave dulce y la crema sigue siendo el sabor más predominante, mientras cumplo 35 minutos de fumada. Ese toque de leña del principio es mucho más leve, mientras que la densidad del humo es lo más variante en este puro, a veces pareciera que quema distintos nudos de tabaco internamente, pues sin estímulo suelta cantidades considerables de humo, y a veces casi parece que se hubiera apagado.
El sol desaparece y la noche me hace encender el flash de la cámara, así que ahora se nota mejor el toque (muy leve) de aceite en la capa. El último tercio tiene sabores nuevos, e incluso sutiles, como el té y notas de otro tipo de madera dulce, como en las primeras caladas. Incluso, ese sabor de madera es el primordial, con algunas notas de pimienta que se sienten más al botar el humo por la nariz. La intensidad supera la media, pero no por mucho y el tiro parece haberse normalizado.
El sabor de madera parece haberse humedecido un poco, perdiendo ese elemento de leña que podía haber tenido antes, pero acercándose más a una madera fresca, también haciendo que la ceniza retenga un poco su firmeza. El tema esponjoso del puro que noté al principio se hace más obvio en esta parte y es más cómodo mantener el ring 60 entre los labios. Ese sabor de té también se siente más fuerte, pero no del té como bebida, sino de cuando hueles una bolsa de té. La lengua también comienza a picarme, pero no en mal plan.
Quedando muy poco del cigarro, algunos sabores se enmudecen, pero en ningún momento se equilibran, sino que parecen estar dando destellos desordenados al final. Llevo 70 minutos de fumada y me llama la atención que siga dando nuevos toques, no de nuevos sabores, pero sí de intensidades y explosiones distintas. No me malentiendan, nunca se vuelve un flavor bomb, pero sí es agradable, de eso no hay duda.
El cigarro se apagó solo y por el tamaño no quería volver a encender, aunque llevo unos días sin afeitarme y mientras trataba de encenderlo me llegó el olor a pelo quemado, pero es que soy así de torpe a veces. Terminó muy bien, especialmente teniendo en cuenta su precio. Estoy seguro que lo compraría de nuevo, pero con ganas de mantenerlo guardado un buen tiempo, incluso la versión maduro me llama bastante la atención, siempre que mantenga un precio similar a este.
Humo y Tabaco 
Un comentario en “JC Newman – Brick House”