El hecho es que hace unos meses un familiar visitó México y le encargué algunos puros. Al final no me pudo traer ninguno, pero aproveché la ocasión para instruirme un poco sobre el cigarro mexicano y, aunque sé que hay muchos muy buenos, marcas como Te-Amo son quizá las que más venden, por lo que no quise dejar de probar uno. En particular encargué uno llamado Revolution pero, como dije, no pudieron siquiera visitar la tienda. Adelantemos unas 5 semanas, y tuve la oportunidad de visitar USA y hacer una buena compra por allá, sin embargo los puros que compro en línea siempre los paso por el proceso de 24-48-24 (enfriamiento-congelado-enfriamiento) para luego pasar unas 4 semanas en el humidor antes de probarlos, así que ya sabía que no los iba a probar, pero durante la estadía sí compré algunos puritos para fumar, entre los que destaco unos Alec Bradley (variados), un Brick House Maduro, entre otros. También decidí atreverme con un Te-Amo, y esta era la variedad que tenían.

Siendo como son las cosas, este puro lo dejé para el último día; no necesariamente porque pensara que sería el mejor, sino porque realmente todos los demás me llamaban más la atención incluso en frío, mientras que este en ningún momento emanó aromas que me hicieron querer fumarlo. Pero bien, el último día de mi visita al «imperio» llegó y no tenía muchas ganas de empacarlo. También pasaron muchas cosas este día: llovió con relámpagos durante no menos de 5 horas, hizo un calor increíble (unos 33 grados) con una humedad de 87% y el lugar donde decidí fumar fue el mismo lugar donde unas 25 moscas decidieron aprender a volar, y me cayeron encima varias veces. Pero sobre el puro, pues en verdad no se ve mal, tiene una apariencia decente, una anilla que promete mucho y aunque su textura no se siente especialmente… especial, pues tampoco pierdo las esperanzas. Los aromas primordiales son escasos, incluyendo canela, tabaco dulce y un toque muy lejano de almendras y paja. Uno de los temas de viajar es que siempre evito llevarme las guillotinas y encendedores, por lo que compré una guillotina más (ya debo tener como 5) y lo encendí con fósforos (de los buenos, que regalan en las tiendas de tabaco).

Al encenderlo lo que siento es una calada de aire caliente e intenso, comprensible con el calor y la humedad que está haciendo, pero al mismo tiempo es lo único que siento. Ciertamente no es el primer puro que fumo con estas temperaturas, pero en otras ocasiones el sabor del puro, especialmente al principio, ha superado el del ambiente. Al cabo de unas 3-4 caladas se sienten algunos sabores adicionales de madera y tierra, con un tiro que realmente es sublime. El humo además es denso y gracias a que no hay casi brisa, estoy rodeado de humo y las moscas se alejan un rato. Lamentablemente, el sol empieza a caer y me da en toda la cara, por lo que pronto me cambiaré de ubicación.

La necesidad de encontrarle sabores hace que quizá le esté dando más caladas de las que debería, y por lo mismo el puro se calienta bastante, pero no es la primera vez que me pasa esto con un puro, aunque en este caso la línea de quemado comienza a desviarse bastante. En el momento no me preocupó, pero por unas reseñas que he leído, lo que pasó después era inevitable. La ceniza se ve fuerte y bien armada, por lo que sigo con la esperanza que el puro mejore. El maridaje en este caluroso día es una coca cola zero que ya para este momento está caliente.

Ya me mudé de puesto y la línea de quemado se aprecia que va de mal en peor. Los sabores se mantienen en una intensidad bastante suave, aunque según Cigar Aficionado este puro es entre medio y fuerte (le dieron 88 puntos). El aroma de canela en ningún momento se ha traducido hacia al sabor, pero la madera y la tierra sí parecen reforzarse un poco, aunque ese sabor terroso no es el de tierra mojada que suelo disfrutar, sino más como ese aroma de un campo cuando han pasado como 5 meses sin llover. En detalle veo que la capa tiene algunas fracturas mínimas que afortunadamente se van quemando, pero realmente en este punto estoy preguntándome si quiero seguir fumando el puro.

El rin de este puro es quizá lo que me llevó a comprarlo (además de su etiqueta de $5) y me atrevería a decir que es lo único que me mantiene fumándolo, pero me impresiona bastante que apenas llevo unos 15 minutos con el puro encendido y ya estoy en la mitad. En estos casos culparía a la tienda por tener los cigarros en mal estado, pero nada de lo que compré sufrió esta resequedad y al tenerlo en las manos y antes de encenderlo no se sentía especialmente seco. El puro como tal es bastante esponjoso, quizá eso debería haberme servido de advertencia. Los sabores continúan siendo escasos, aunque en este punto se siente un toque de café que es nuevo, pero no muy duradero.

Le quito la anilla y aparece el primer indicativo de un cigarro malo, ciertamente esto, junto con el resto de la experiencia ha servido como muestra de la calidad de estos puros. Sin embargo, en este punto también se sienten unos matices suaves de pimienta y la canela del principio. La línea de quemado en realidad no parece afectar la calidad del fumado, es un tema más estético, pero cuando el sabor del mismo es tan superfluo, me pregunto si es por eso o simplemente porque el cigarro no es bueno. A partir de este punto el cigarro dejó de ser divertido, no era MALO, simplemente era como fumar un cigarrillo grande.
No sé por qué lo seguí fumando, quizá con la esperanza de conseguir algo que lo redimiera. Pero la falta de gusto duró hasta el final, por lo que en realidad, y sin mucho dudarlo, lo pondría como uno de los peores puros que me he fumado, en particular me tomó 35 minutos hacerlo. No dudo que Casa Turrent haga puros buenos, si he oído de varios que los han disfrutado mucho, pero con este WSS Nicaragua Blend no se ganaron un adepto. Espero poder probar otro en algún momento para mejorar la opinión de ellos.

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