Una vez vi este tabaco en el Instagram de alguien que sigo y me llamó la atención su anilla diagonal. A partir de ahí investigué un poco sobre el tabaco en sí y me llamó la atención leer una que otra reseña, y por tanto lo adquirí cuando tuve la oportunidad. La empresa Fratello solamente tiene un par de años en el mercado y ya llevan dos productos, este y uno llamado Robusto, con una anilla similar pero con letras blancas y fondo rojo. Incidentalmente, la versión «Bianco» es el producto maduro.
El tabaco incorpora una capa mexicana de San Andrés, sobre un capote nicaragüense y tripa de Nicaragua, Pennsylvania y Perú, y es fabricado en Estelí por la misma fábrica de Joya de Nicaragua. En términos de su construcción, la capa es bastante irregular, es bastante esponjoso y en frío tiene aromas de tierra, paja y café fresco, en menor escala se le sienten aromas de cuero y pasas.
Desde la primera calada se le sienten toques bastante fuertes de pimienta, junto con una dominancia de madera y café y una densidad casi masticable del humo, que se mantiene y perdura durante el primer tercio. Si bien el aroma de pasas es algo que existe solamente en la capa, hacia el final de la expulsión de humo se siente cada vez más fuerte.
La línea de quemado se mantiene uniforme durante toda la fumada, mientras que su intensidad comenzó bastante fuerte, pero a partir del final del primer tercio, se calma un poco y comienza a pasar a ser más suave. Se le siente un dulce en el sabor, y gracias a esos toques de pasas de la capa, la sensación es divina. La intensidad de la madera y el café siguen ahí, pero se le sienten unos toques lejanos de cacao, mientras que la tierra, el cuero y las especias ya desaparecieron.
Tanto la línea de quemado como el tiro me siguen impresionando, el humo no parece que se calmará tampoco. A partir de la mitad de tabaco este Fratello se ha convertido en un tabaco de mediana intensidad y comienza a quemarse mucho más lento. Aproximándonos al último tercio, hay de nuevo un gran cambio en los sabores; los sabores del principio parecen haberse fusionado para convertirse en una mezcla indescriptible, pero no mucho mejor. Algunos sabores siguen presentes, incluyendo el cacao y el café, junto con la dulzura de las pasas, pero son una sombra de lo que eran. La producción de humo y la consistencia se mantienen, pero la fuerza del tabaco no parece mejorar.
Aunque no lo apagué a esta medida, la verdad es que dejé de fumarlo cuando todavía le quedaba una cantidad considerable; esto lo hice porque los aromas ya estaban desapareciendo y no parecía que mejoraría. Sin embargo, es realmente un buen tabaco, hecho por una empresa que sigue impresionando con los pocos productos que hace, y que seguramente nos impresionará dentro de poco con más, si siguen haciéndolo tan bien como el Bianco.
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