Como si se tratase de una película de Guy Ritchie, aunque con más luces sin duda producto de sus ventanales grandes, la visita a Prime Cigars en Miami bien podría parecer un acercamiento a un bar ruso en Estados Unidos, donde los sillones para fumar parecen más como camas de cuero dobladas, el bar haría que cualquier licorería decente se muera de envidia ante la variedad presentada y el acento de Europa oriental de todos los que trabajan ahí hace pensar que te has transportado a algún lugar eslavo con solo haber subido a un ascensor, pues además para poder entrar a Prime Cigars tienes que pasar por un corto interrogatorio sobre qué es lo que quieres hacer allá arriba. Luego de poner mi cara más inofensiva y se dieran cuenta que no representaba un peligro para la seguridad del local, quizá porque no cargaba una AK-47 bajo la camisa, me dejaron subir al local. Además de lo mencionado, la cava de cigarros es un lugar en el que feliz y fácilmente pudieras perderte, si no fuera porque los mismos ventanales que adornan el lugar parecen ser parte de la cava en sí y todo está perfectamente iluminado y humedecido.
Dado que yo estaba en mi hora de almuerzo en una corta estadía de trabajo en Brickell, me limité a entrar a la cava y tomar 4 o 5 cigarros a unos precios bastante más altos de lo normal y simplemente dar un paseo por el local, en donde el personal es bastante amistoso. Entre los cigarros que conseguí estaba este La Flor de Ynclan, un producto de Villiger, marca dominicana que se ha hecho famosa por su producción de cigarros a máquina, los cuales fabricaba desde el siglo 19 en Cuba, y que desde hace poco tiempo ha querido incursionar en el mercado de los cigarros hechos a mano. La Flor de Ynclan es el segundo intento de la marca, aunque el primer intento fue en 2005, llevaba el mismo nombre y fracasó rápidamente. En esta ocasión la liga tuvo la calidad suficiente para colocarse en el Top 10 de Cigar Aficionado para 2017.
Una rareza de La Flor de Ynclan es que estos cigarros dominicanos no son fabricados en Santiago de los Caballeros, que es la capital nacional del tabaco en la isla, sino en Santo Domingo. El cigarro está disponible en robusto, torpedo y Churchill, aunque llama la atención que la diferencia de precios entre el Churchill y el robusto es apenas 1 dólar, por lo que en volumen vs. precio sin duda el robusto parece sobrevalorado. Pero el hecho es que es el tamaño en que lo adquirí y se le siente una cierta esponjosidad a lo largo del cigarro y un nivel de imperfecciones inesperado en un cigarro de este precio, con manchas verdes pequeñas y venas muy obvias, como mucho más rústico de lo que esperaba. La capa tiene aromas de cereales y tonos perfumados, pero también con aromas esperados como pimienta y madera. La calada en frío presenta más cereal junto con un aroma a cambur (banana) y un toque de pimienta.
Mientras anotaba los datos de la reseña me atreví a publicarlos casi en vivo (porque en Venezuela no se pueden hacer transmisiones en vivo debido a la calidad del internet) en mi cuenta de Instagram, lo que hizo de la reseña todo un reto muy divertido. Las primeras caladas muestran ese toque de cereal bastante obvio junto con pimienta a una intensidad que apenas bordea el rango entre medio y fuerte. En el retrogusto se siente la pimienta pura, pero sin atacar mucho. Hacia la mitad del primer tercio también se siente un sabor a madera que varía su intensidad durante ese primer segmento. Sin tener una larga lista de sabores, La Flor de Ynclan se fuma muy tranquilo en esta parte, con un tiro suave y buena producción de humo.
Entrando al segundo tercio la pimienta es más fuerte y le da una mayor potencia al resto de los sabores, que incluyen un sabor que quiero llamarlo «papas», pero simplemente voy a definirlo como «almidonado» mientras que los sabores base de pimienta y madera se siguen manteniendo. Aunque la pimienta sigue estando ahí, me encuentro probando más y más del retrogusto, quizá porque la pimienta nunca termina de ser muy fuerte, pero también porque se siente que hay más matices en el cigarro.
Hacia la mitad del cigarro y a partir de ahí se siente un sabor de pan tostado, más como el de la corteza de la pizza que bien parece una evolución del sabor almidonado de hace un momento. Quizá este sabor se deba a una combinación de pan con un sabor más ahumado de la madera, que se define más como leña. Hacia el final del segundo tercio la pimienta en La Flor de Ynclan se hace un poco más fuerte, sin duda dando un preámbulo importante a lo que será el final del cigarro, aunque ya la sensación es de esas que te hacen picar la punta de la lengua.
Una cosa que me ha quedado clara de La Flor de Ynclan es que no es un cigarro de cambios drásticos ni de mayores variaciones, pero dentro de sus sabores básicos se mantiene muy bien con buenos matices y pequeñas variaciones. En el último tercio los sabores a madera se convierten en la base del cigarro y no hay mucha variación a partir de ello. Pero La Flor de Ynclan constituye un buen ejemplo de lo sólido y atractivo que puede llegar a ser un cigarro de sabores sencillos y sin demasiadas variaciones. Por lo mismo no es un cigarro que te impresionará por su gran abanico de sabores, sino por la manera en que mantiene esa calidad de sabores durante toda la fumada. Eso es algo que aprecio muchas veces en los cigarros, aunque en muchos casos cuesta diferenciarse del resto. La Flor de Ynclan quizá no se diferencia mucho de los millones de cigarros con los que comparte el mercado, pero es un paso en la dirección correcta para la empresa.
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