Villiger – La Capitana

El último de un sampler de Villiger que adquirí con los amigos de Cuban Cigars Venezuela, una tienda de tabacos centroamericanos y cubanos en el Centro San Ignacio, la cual he visitado desde que empecé a fumar y a la que, sin saberlo, conocía al dueño por otros medios (también relacionados al tabaco). Sin darme cuenta, la gran mayoría (por no decir que todos) de los amigos que he hecho en los últimos cinco años han sido por relación al tabaco. Sin embargo, me pica un poco admitir que ninguno de los Villiger de este sampler ha sido especialmente bueno, o que me haya animado a comprar siquiera un 5-pack de alguno de ellos. En general, mi experiencia con la marca ha sido de un cigarro aburrido y aunque este La Capitana asegura ser una experiencia cundida de sabores, no son muchas las expectativas que tengo.

La Capitana es un puro nicaragüense con capa Habano y medidas de 6 x 50 en su vitola toro, con una apariencia respetable, colores uniformes y al menos me da la sensación que la fumada será agradable. Tiene algunas venas y aunque mucha gente pensará que mientras más venas tenga, menor será la calidad de la hoja, en realidad las venas aportan sabor, así que son sinónimas con una mayor intensidad de sabores. No obstante, las venas le quitan sutileza a la capa, así que escoger las hojas ideales es un equilibrio entre lo que se ve y lo que se siente, pero la capa también tiene un brillo notable y eso es un aspecto positivo del cigarro. Los aromas en esta capa son de chocolate negro y bosta, con notas muy similares en el pie. La calada en frío presenta bosta, tierra mojada y algo de aserrín, y aunque estos pueden ser aromas agradables (y lo son), tampoco son muy diferentes a una gran mayoría de cigarros que existen en el mercado.

Nuevamente el La Capitana destaca la gran diferencia entre lo que se ve y lo que se siente, como dije en el párrafo anterior. Porque por un lado el cigarro se ve muy bien, brillante, con un anillo de combustión decente (aunque no muy recto) y una ceniza bien formada. Pero los sabores son realmente neutros, aunque hay indicativos de sabores que llegan a ser agradables, como notas suaves de pimienta y otras herbáceas y vegetales más fuertes, pero también lo que puedo describir solamente como papel. En cierto modo me molesta un poco que los aromas en frío prometían algo que una vez encendido no está ahí, pero también pasa que es el primer tercio y vamos a ver cómo va evolucionando. Pero por lo pronto, no promete mucho.

Debo admitir que La Capitana mejoró en el segundo tercio, con notas más dulces y sabores a nueces, pero las notas vegetales siguen siendo las dominantes y aunque ello suene agradable, en verdad se trata más como de tabaco verde y joven, menos de lo que un sabor herbáceo agradable en un tabaco pudiese significar. El retrogusto no ha sido gran cosa, repitiendo esas notas herbáceas que no son del todo agradables desde el inicio y no siendo muy diferente en este tercio. Al menos quema bien y la ceniza tiende a mantenerse durante un tiempo decente sobre el cigarro, con un anillo de combustión recto y una ceniza blanquecina, así como humo abundante. La fortaleza ha sido baja desde el inicio y se hizo algo más fuerte en este segundo tercio, pero no trajo consigo más sabores, por lo que la intensidad es baja y así se ha mantenido en ambos tercios.

Nada nuevo para el último tercio, donde lo mejor fue llegar al final del cigarro. La experiencia fue exacta a la del tercio anterior, con la excepción que la fortaleza aumentó un poco y aunque nunca se hizo más agradable, sí llegó un punto en que la nicotina era tanta que debí dejar el cigarro a un lado. Afortunadamente eso no le restó nada a la experiencia, sino que fue más como una bienvenida a finalmente dejar el cigarro de lado, 50 minutos después de encenderlo.

Lamentablemente para la marca, los cinco cigarros que formaron parte del sampler pueden ser descritos con una sola palabra: aburridos. Sería injusto decir que todos fueron iguales, porque no lo fueron, pero ninguno me sorprendió del todo. La experiencia con el Selecto Maduro fue la mejor, pero no por mucho. Pero la exposición a la marca me hizo recordar mi primer experiencia con ella antes de este sampler, con un cigarro llamado Flor de Ynclan, que diría que es mi Villiger preferido y el único del que he comprado más de un cigarro. Podemos argumentar que no se puede esperar mucho más de un cigarro que cuesta menos de $2, pero sí, esperaría algo más.

Publicado por diego440

Publicista, redactor y hasta director de arte. Siempre escritor, por eso ahora generando contenidos en digital.

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