Aunque creo que yo llegué medio tarde a esta fiesta de Las Calaveras, pues solamente había probado el 2017 y no porque me lo hubiese comprado como tal sino por pura casualidad. Este 2018 también llegó como parte de un paquete mensual y el 2019 me gustaría pensar que llegará como uno también. Pero no he tenido esa suerte de muchos de probar distintos años y compararlos. El 2017 en verdad me pareció un buen cigarro, por lo que no esperaría que este sea mucho mejor ni mucho peor. Quizá un tema interesante de Las Calaveras es que, pese a su nombre inspirado por la cultura mexicana, con el 2018 es la primera edición en la que usan tabaco mexicano, así que sin duda pinta para diferenciarse.
Aunque los colores de las ediciones pasadas de Las Calaveras tenían la tendencia a ser más sobrios, el verde de este, aunque se camufla un poco con el fondo de la imagen, es bastante llamativo en persona. En cuanto a aromas, la capa tiene los normales de una capa San Andrés mexicana, incluyendo tierra, cuero y un dulce sutil. En el pie los aromas varían más con respecto a lo esperado, e incluyen una combinación de aromas florales con tendencia dulce y lo que puedo describir como el propio chicle bomba americano tipo Bubblicious. Pero en la calada en frío volvemos a los colores más típicos de un cigarro como son el chocolate, paja, tierra y toques suaves de pimienta, aunque tiene un trasfondo de chicle también.
Este Las Calaveras comienza con una sensación cremosa muy marcada, notas florales, cáscara de naranja y almidón, pero nada de esto es fuerte. Al cabo de las primeras caladas, los sabores marcados son el de tierra con uva sintética, pero lo realmente destacado es todo lo que se aprecia en el retrogusto, en donde descubro lavanda, semillas de girasol y un dulce acaramelado, acompañado con pimienta negra. La intensidad del cigarro es media con un tiro excelente y bastante humo en cada calada.
Aunque los sabores en boca no fueron demasiado complejos ni llamativos en el primer tercio, en el segundo se aprecian precisamente así sorpresivos, incluyendo aromas que me recuerdan al aditivo de limón que se le pone al hummus e incluso cáscara de limón y crema. Incluso, el retrogusto también es diferente en este tercio, con un sabor como de salsa barbecue y caramelo, con un final que perdura en el paladar como de lo que en Venezuela llamamos salsa inglesa, que suele ser conocido fuera de aquí como salsa Worcestershire.
La pimienta sigue presente, pero muy en el fondo, dejándote percibirla en el paladar un rato después de cada calada. La intensidad del cigarro parece un poco mayor, pero no pasa de media-fuerte incluso a partir de la mitad del cigarro. Este llegó como parte del Cigar Hustler, siendo este uno de los cigarros que me hacía dudar mes a mes si debía cancelar la suscripción, pues ciertamente es uno de los buenos, pero al final ganó la exclusividad del que decidí tomar por este.
En el último tercio el Las Calaveras 2018 pareciera suavizarse un poco, aunque dadas las variaciones y sabores inesperados del tercio anterior, sería de esperarse algunos sabores más terrestres en esta parte, que incluyen tierra y nueces. Pero también hay un componente como de maní, aunque el retrogusto también tiene una gran variación hacia menos, incluyendo apenas el sabor de maní y desapareciendo los sabores de pimienta y barbecue, aunque en realidad estos han ido reduciéndose desde la mitad del cigarro.
El cigarro termina perfectamente, con una ceniza bastante rígida para lo que un cepo 46 normalmente te va a permitir, tendencia que mantuvo durante toda la fumada, con una ceniza también bastante blanca, lo cual solo me comprueba que se trata de un cigarro excelente. Inevitablemente lo comparo con mi experiencia del 2017 y puedo decir que ciertamente este es mejor, pero no mucho mejor, siendo el 2017 más intenso que este, pero muy diferentes en general. Las Calaveras siempre da de qué hablar cuando salen por lo buenos y diferentes que son entre ellos, y este no dejará a nadie indiferente, siendo un muy buen Las Calaveras pero también un muy buen Crowned Heads.
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