Whisky: Laphroaig Quarter Cask

Sería bastante absurdo que comenzara este artículo diciendo que no me gusta el whisky. Pero la verdad es que en los últimos 20 años mi exposición principal al whisky han sido los blends tradicionales: Dewar’s, Old Parr, Johnnie Walker, Buchanan’s, etc. Con excepción del Double Black de Johnnie Walker, la verdad es que ninguno me gustó, o al menos no al punto de decir «hmmm, me provoca un whisky». Siempre tuve mejores opciones entre rones.

Pero hace como cuatro años me dije que debía probar single malts y adquirí algunas botellas de Aberfeldy, The Balvenie, Speyburn y llegué a la conclusión que me temía: no me gusta el whisky.

Hasta que probé los whiskies marítimos. No sabía mucho de su existencia y fue hace un par de años que estaba en una cata de whisky, a la que asistí con doble propósito: confirmar que no me gusta el whisky, y probar algunas muestras de whiskey (americano), que sí me gustan. Pero en la cata probamos el Talisker y me dije «ok, sí me gusta el whisky».

A partir de ahí descubrí el peat, el ahumado, la turba y aunque sigo prefiriendo el ron, regularmente tengo ese pensamiento de «hmmm, me provoca un whisky»; y así he ido probando varios.

Mi distribuidor local tiene el Laphroaig 10, que siempre me ha llamado la atención, pero su precio me parece un poco exagerado (alrededor de $80), pero hace un par de meses estaba con un amigo visitando la tienda y nos encontramos con este Quarter Cask, a un costo $20 menor que el 10 y con 300ml más de contenido (la botella es de un litro), así que decidimos comprarla y, de la manera más cutre, dividir la botella en dos.

Las diferencias son increíbles entre este whisky y Talisker, e incluso Lagavulin. El Laphroaig tiene un sabor que, básicamente, es más hacia ceniza que hacia humo. Pero muy interesante. En su versión Quarter Cask el whisky es añejado precisamente en barricas que son la cuarta parte de una barrica normal; es decir, en vez de 500 litros, son de 125 litros, lo que permite mayor contacto del whisky con la madera y por tanto cumple mejor su lema de combinar peat con roble. Sin embargo, su añejamiento original es igual que el resto de Laphroaig, en barricas de 500 litros durante unos cinco años, pero es terminado durante varios meses en barricas más pequeñas.

Además, las botellas de Laphroaig vienen con un código que, cuando lo introduces en su página web, te otorga un pie cuadrado de tierra en su ubicación, haciéndote no accionista, pero sí dueño de parte de las tierras de Laphroaig y la promesa de una botella cuando los visites. Claro, hay que ir a Escocia para esto. Pero aquí a lo que venimos:

Este Quarter Cask en copa se nota bastante amarillo, casi caramelo, con destellos hacia el amarillo oscuro, tipo jugo de manzana. Las lágrimas se aglomeran dentro de la copa y se toman un rato en descender hasta el líquido, mientras que la densidad al agitarlo no es tanta como esperaría, pero igual se nota un líquido del que es difícil desprender gotas en el movimiento.

Desde hace un tiempo tiendo a romper el hielo en mis catas de tabaco describiendo aromas y sabores «raros», pero que igualmente percibo. Uno de esos aromas es el de perro mojado y, aunque aquí no siento ese, también siento que puedo romper el hielo describiendo el aroma de mecate mojado (mecate es una cuerda entrelazada que se usa mucho en embarcaciones para sujetarlas del muelle), ceniza, madera de lápiz, té negro y madera de caminería playera, para ser bastante específico. Hay aromas secundarios que incluyen madera playera (como cuando el tronco de un árbol amanece en la orilla de la playa), regaliz negra y azúcar morena. Hacia el final de los aromas hay cardamomo y toffee, pero lo que menos se siente en los aromas y quizá lo que más me llama la atención, es el yodo. Al añadirle un poco de agua se aprecian más notas de madera pura y pulpa de naranja.

En boca el Laphoraig Quarter Cask destaca esa turba, ese yodo que apenas sentí en nariz, mosto húmedo y ese tronco playero que sentí en nariz también, y le siguen cúrcuma, tocineta (te lo juro, el sabor me recuerda a la tocineta), cardamomo y regaliz. Al añadirle un poco de agua el sabor no es tan agradable como lo puede ser en otros whiskies, sobre todo marítimos. Pareciera diluirse por completo y sabe a agua tibia.

Aunque hay muchos whiskies que recomiendan combinarse con algo de agua para que sus aromas y sabores florezcan, el Laphroaig Quarter Cask, incluso con un contenido alcohólico de 48%, no se beneficia con la inclusión de agua. Pero más si evitas el agua, la aparición de sabores que rompen el hielo y te hacen pensar en tantas cosas relacionadas con el mar es espectacular.

Sin embargo, habiendo probado distintos whiskies y que me hayan gustado solo los marítimos, este whisky es bastante bueno en ese sentido. Pero si eres como yo hace cinco años, con poca o ninguna experiencia con el whisky o solamente con los blends tradicionales, o incluso solamente con whiskies Highland, no pierdas tu dinero con este, pues el sabor es definitivamente adquirido.

Ficha Técnica:
Empresa madre: Beam Suntory
Fabricante: Laphroaig Distillery
Nombre del Whisky: Quarter Cask
Marca: Laphroaig
Origen: Escocia
Edad: 5 Años
Precio: $60
Densidad alcohólica: 48%
Puntuación: 93

Publicado por diego440

Publicista, redactor y hasta director de arte. Siempre escritor, por eso ahora generando contenidos en digital.

6 comentarios sobre “Whisky: Laphroaig Quarter Cask

  1. Si como a mi, te gustan los ahumados y menos las notas medicinales, te recomiendo Argbeg y Port Charlotte, ambks embotellados sobre 50PPM y sobre 45 grados! Muy muy buenos. A mi el Lagavulin no me gusto porque lo sentí muy medicinal!

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    1. El Ardbeg lo probé, pero no por cata y ciertamente me gustó bastante. Solo me falta conseguirlo, mientras que el Port Charlotte no lo había escuchado. Lo anoto en mi lista. Gracias!

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    1. Hola Shaoukat, estoy preparando un artículo sobre los distintos tipos de whisky provenientes de Escocia, pero te invito a que conversemos más directo sobre ellos.

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