En los círculos psicológicos y del crecimiento personal existe la teoría que la felicidad de una persona proviene de la combinación de tres categorías: 50% proviene de la genética, 10% está basado en las circunstancias y el 40% restante es controlado por el proceso de pensamiento de la persona. Según Alan Rubin, el fundador de Alec Bradley, el Proyecto 40 (o en inglés Project 40) es un concepto generalmente aceptado por diversas industrias para descubrir como un producto o servicio puede tener un efecto positivo en la mente y el cuerpo de su consumidor. Dado que el tabaco es un tema gregario, que junta a las personas, causan la relajación y las experiencias positivas, apuntar a ese 40% es lo que inspiró a Rubin a nombrar este cigarro así. La versión natural fue lanzada en mayo de 2019, mientras que este maduro apareció en el mercado en octubre de 2020. Al igual que su versión original, tiene un capote Habano brasileño sobre tripa nicaragüense, pero la capa de Nicaragua es sustituida por una San Andrés mexicana.

Quien sea asiduo de este blog o al menos haya leído reseñas más antiguas posiblemente recuerde mis experiencias con los cigarros de J. Fuego como algo relativamente desagradable. Nunca me fue bien con ellos, por lo que me llamó bastante la atención que estos Alec Bradley fuesen fabricados precisamente por J. Fuego. Si bien he sabido que son una fábrica que produce para varias marcas, no recuerdo haber probado algo distinto a su propia marca. Pero aunque no puedo asegurar que compraría o no el cigarro luego de saber eso, el hecho es que este Project 40 Maduro fue parte del pack mensual de Rumbullion Club, así que tampoco tuve mayor opción y si lo incluyeron, por algo habrá sido. Por lo pronto la capa del cigarro es bastante áspera, aunque de lejos me parecía más lisa y oleosa, pero de cerca sigue siendo brillante pero no tan lisa, gracias a las múltiples venas que tiene a todo lo largo. Los aromas tanto en la capa como en el pie incluyen cerezas, tierra, madera, cuero y establo, mientras que la calada en frío presenta pan tostado, madera, tierra, café y una suave nota de pimienta.

Entre los distintos suscriptores de Rumbullion Club, que creo que alcanzan los 50, el consenso con este cigarro fue que estaba bien, pero que el tiro era algo apretado en muchos casos. Eso habla mucho sobre la consistencia del cigarro y dado que mis experiencias en años recientes con Alec Bradley no han sido las mejores, tenía mucha curiosidad sobre este cigarro. El hecho es que el tiro efectivamente es un poco apretado, pero los sabores no se hacen esperar y comienza con una combinación de chocolate negro con madera, y notas más suaves de paja, cuero, pan tostado y un toque dulce de canela. El retrogusto incluye vainilla y toques de pimienta, ninguno muy fuerte. Aunque el tiro deje algo que desear, la quemada es casi perfecta, con un anillo de combustión muy bien definido y una ceniza blanca y firme, con abundante humo en el pie, aunque no tanto en cada calada.

El segundo tercio sigue dominado por esa combinación de madera y chocolate negro, pero ahora aparece también una mayor participación de un dulce de vainilla en el retrogusto. Tiene también sabores a café en granos, cotufas, cuero y regaliz negra, con su nota picante tanto en nariz como en boca. El humo sigue siendo abundante, el tiro se ha soltado un poco pero sigue siendo incómodo, pero tanto la quemada como la ceniza se mantienen muy bien. Por su parte, la intensidad de los sabores está en media alta y la fortaleza en media.

Son exactamente los mismos sabores principales en el último tercio, a la misma intensidad y en el mismo orden, pero el resto de los sabores sigue variando, incluyendo el de vainilla del retrogusto que se hace más dulce todavía y algo de esa dulzura aparece también en el paladar, mientras que los sabores siguen incluyendo café en granos, aunque ya con una nota más genérica, paja, cuero, pan tostado, nueces y regaliz negra. La fortaleza del cigarro también va disminuyendo pero quizá porque el cigarro va llegando a su fin y no tanto por cambios de la liga, mientras que el resto de los temas de construcción se ha mantenido muy bien. El tiro incluso se mantuvo igual toda la fumada, pero luego de 2 meses en el humidor, pienso que no es un tema de guarda sino construcción. Igual para validar me compré 3 más de ellos. La fumada me tomó una hora y 15 minutos en total.
Aunque mucha gente asume que es una persona, la marca Alec Bradley recibe su nombre por los dos hijos de Alan Rubin: Alec y Bradley. Ambos trabajan en la empresa y a veces verás algunos cigarros cuya marca es Alec & Bradley, porque son creados por ellos. Por lo mío, debo confesar que no tenía muchas ganas de probar este cigarro, sobre todo por esas experiencias recientes con la marca, pero precisamente porque Alec y Bradley parecen estar trabajando más en ganar al público perdido con nuevas ligas y mejorando las que cambiaron o religaron, este y el nuevo Prensado de hace un par de meses me hacen pensar que algo bueno está pasando en la marca. No obstante, no he probado la versión natural del Project 40 (tengo el cigarro en el humidor), pero sí me llama la atención qué tan diferente pueda ser y por lo que leo en algunas reseñas, hay una marcada diferencia. Esto es muy valioso porque son dos grandes productos de una marca, así que aquí comienza la expectativa hacia lo que será en otra versión. Mientras tanto, este bien recomendado.

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