Un producto lanzado por Caldwell en 2015, quizá uno de sus primeros productos o al menos en mi corto historial como fumador siempre he visto este cigarro como una rareza. No llega a ser unicornio, pero no es común tampoco. Lo probé por primera vez hace casi 3 años, en un ambiente casi perfecto, poca brisa, buena temperatura y rodeado de agua, pero no me gustó del todo. Fue en otra vitola, más pequeña, así que cuando logré conseguirlo nuevamente en toro, decidí aprovechar la oportunidad. El The Last Tsar fue una de las primeras ediciones limitadas de Caldwell, con una imagen del zar Nicolas II, efectivamente el último zar de Rusia. Se le forzó a abdicar en 1917 luego de la revolución rusa y un año después tanto él como su familia fueron ejecutados por los bolcheviques. En cuanto a la liga, según Robert Caldwell, este cigarro tiene la misma capa del Eastern Standard, pero esta es fermentada un poco más.

Aunque la diferencia en fumada y sabores entre un rothschild y un toro tiene que ser diferente, visualmente hay similitudes destacadas entre los dos, porque al final tienen las mismas hojas solo que en diferente proporción. Quizá la diferencia más notable es que el rothschild tenía un «moño de señora» en la perilla y este también la tiene pero no es tan notable. La capa de esta cigarro se ve tan accidentada como la del rothschild, pero los aromas son muy llamativos, destacando chocolate, establo y pimienta. En el pie, cuero, establo y más pimienta, y finalmente en la calada en frío, pimienta, chocolate y establo. La cantidad de pimienta es absurda, en realidad, llevándome a arquear un poco y todo. En el caso del rothschild, lo piqué con la guillotina en V, pero este lo piqué con la doble hojilla, aunque no estoy seguro si tendrá gran diferencia.

Llama la atención, de la manera más agradable en verdad, que las primeras caladas no tienen esa sensación intensamente picante de la calada en frío. En realidad comienza bastante suave, con una base de cedro y establo, con notas más suaves de chocolate y pimienta. El retrogusto tiene notas de vainilla y un toque suave de pimienta que le da una dimensión adicional a ese sabor que caracterizaría como dulce. Los sabores van variando en sus intensidades, pero en general los calificaría de intensidad media-alta, con una fortaleza media. El tiro está muy bien y, al menos en el primer tercio, la quemada se comporta muy bien. En la fumada original la quemada fue terrible, así que esta solo puede ser mejor, pero el tiro es algo suelto y espero que eso no lo afecte demasiado.

El tema con muchos cigarros últimamente es que la quemada es decente en el primer tercio, pero una vez dejas caer la ceniza inicial, comienza a «florecer» una ceniza que varía mucho y la fumada no es del todo cómoda. El anillo de combustión del The Last Tsar queda bueno en las fotos, pero si lo desatiendo durante mucho tiempo, el resultado es desastroso. Afortunadamente en sabores es agradable y cremoso, siendo el cedro y el establo sabores centrales todavía, pero perdiendo la pimienta en el paladar, sustituida por nueces y manteniendo el chocolate. Esto hace que la intensidad del cigarro se sienta más baja, pero también parece haber controlado el tema del tiro y ya no se siente como si el cigarro se fuese a terminar en los próximos 10 minutos, que es quizá el mayor miedo recurrente cuando tienes un tiro muy suelto, además de la desviación del anillo de combustión, que sí parece un problema continuo.

En el último tercio hay cambios radicales, principalmente en forma de pimienta como la sentí en la calada en frío, que aniquila el resto de los sabores y me llena la boca con sensaciones de tiza y tierra mojada, pero más importante es que destruye el equilibrio que mantuvo The Last Tsar hasta este punto. Afortunadamente esa abrumadora pimienta no actúa durante demasiado tiempo y un par de minutos después la fumada vuelve a ser placentera en términos de cantidad de pimienta, pero igualmente desequilibrada con estos sabores nuevos a tierra y tiza que dominan la fumada. Estos sabores se mantienen hasta el final del cigarro, lo cual llega luego de una hora y 25 minutos de encendido, que es un poco menos de lo que esperaba por sus dimensiones, pero un tiempo decente de todas maneras.
En cierto modo The Last Tsar tiene toda la fortaleza e intensidad que uno podría esperar de una revolución bolchevique, pero en otros sentidos, el cigarro es más como la sonrisa de una zarina. El tema es que no anuncia mucho cuándo ni cómo van a ser estos cambios y no estoy del todo claro si se trata de algo que hicieron adrede en la liga o si es un error del torcido. Pero luego de haber fumado dos ejemplares del mismo cigarro, aunque en vitolas distintas, me doy cuenta que The Last Tsar y yo no congeniamos del todo. Quizá sea un tema de equilibrio o de construcción lo que me desencantó, pero Caldwell tiene cigarros mucho mejores y de menor precio que se encuentran entre mis preferidos. Quizá el mayor problema que tengo con The Last Tsar sea uno de consistencia, pero eso dice más de la marca y/o la fábrica que de mis gustos.
