La marca Padron en el mundo de los fumadores de tabaco se ha convertido en un producto tradicional y clásico, del tipo que ya es referencia en términos de calidad y básicamente la referencia en tabaco centroamericano. Sus series de números (2000, 3000, 5000) además son sinónimos de cigarros de fortaleza e intensidad muy considerables y la seguridad de un producto bien hecho. Pero entre esas vitolas tan tradicionales de Padron, hay una que no es tan conocida y se llama Londres, que en tamaño se encuentra entre el 2000 (5 x 50) y el 3000 (5 1/2 x 52), con medidas de 5 1/2 x 42. Esto creo que no lo hace tan atractivo para el mercado americano, que es su mayor consumidor y la consecuencia es que su producción no es tan alta, lo que lo hace una pequeña rareza y que muchos consumidores no lo reconozcan al inicio.

Pero para lo clásico y raro del Londres, se ve como un cigarro de baja calidad o al menos su capa es muy accidentada y decolorada en secciones. Los aromas son los que espero y me hacen olvidar los detalles que pueda tener el cigarro, pues incluyen los típicos de la marca: establo, paja y caramelo. Lo pico con la doble hojilla, porque en realidad no sabría con qué picarlo si no es eso y los aromas en frío son muy agradables a pimienta, té negro y paja. El tiro se siente muy bien y la experiencia de un Padron con un cepo reducido realmente me llena de emoción y expectativa.

Para el cepo que tiene y el origen, la verdad es que desde las primeras caladas este Londres no es tan fuerte como esperaría. En realidad es bastante sutil, con su toque de pimienta muy notable y abundante madera, que a mediados de esta sección incluye también cuero y tierra húmeda, al punto que se vuelven dominantes en la fumada y la intensidad de sabores de coloca rápidamente en alta, lo cual es de esperar con este cepo. El humo es denso, rico y abundante, con un tiro fenomenal y el anillo de combustión casi que de ensueño. El Londres se perfila como una buena fumada desde la primera calada con una fortaleza media, de momento.

Aparecen sabores de café tostado y cremoso al inicio del segundo tercio, que son acompañados por dulce de leche o más bien toffee cuando supero el ecuador del cigarro. Pero estos nuevos sabores no desplazan a los anteriores y la intensidad va así: tierra húmeda, cuero, madera, café, pimienta, nuez moscada y chocolate, con un retrogusto que alterna la pimienta con el chocolate y las notas de nueces. En términos de construcción sigue siendo ejemplar y todo lo que sale en cada calada es un humo cundido en sabores y densidad. Un magnífico ejemplo de un buen cigarro, sin lugar a dudas.

Para el último tercio el Londres se suaviza bastante, tanto en fortaleza como en intensidad y variación de los sabores. Ya no hay sensaciones de café ni de chocolate y muy poca madera, pero sí hay tierra húmeda, pimienta y especias (lideradas por la nuez moscada), estas últimas principalmente por el retrogusto y esporádicamente algo de cuero. Pero sigue quemando bien y se convierte en uno de esos cigarros con un final infinito y si tuviera un palillo lo fumaría hasta más allá, pues se mantiene perfectamente encendido y no se calienta de más. En total, se trató de una fumada de una hora y 25 minutos, muy gratificante y deliciosa, de la cual quisiera tener más y especialmente en esta vitola.
El Padron Londres es un cigarro que, aunque se encuentre entre dos archiconocidos del vitolario de Padron, es increíble cómo varía en sabores y calidad. Es casi un lancero y casi un lonsdale, pero dando las mejores características de ellos, en un producto que tiende a no ser tan caro como puede ser un lancero. Mayor producción sería mejor, o al menos mayor disponibilidad, pero como experiencia es de las mejores que he tenido con la marca. Puede que los sabores y sus intensidades no sean para todos, pues tiene mucho de lo que no le gusta a todos, pero para mí fue una experiencia extraordinaria y a un precio aún mejor.
