La verdad es que voy a ser el primero en admitir (al menos en este blog) que las distintas facetas de la línea Farce de Room 101 ya me están confundiendo. Originalmente apareció el Farce, que luego identificaron como el Farce Habano y hoy en día es conocido como el Original. Después apareció el Farce Connecticut y eso estaba bien pues eran distintas muestras de una sola línea. El problema es que cuando compré este cigarro, era el Farce Estelí y un poco tiempo después llegó uno llamado el Farce Nicaragua. Pero luego de buscar más información sobre este, descubrí que actualmente se llama Farce Maduro. Es fácil confundirse y la marca no ayuda.

Como su nombre, o al menos el nombre que le puse en la reseña lo indica, este cigarro tiene una capa madura; específicamente es San Andrés mexicana, sobre un capote Sumatra ecuatoriano y tripa de Nicaragua y Estados Unidos, siendo Connecticut Broadleaf y Pennsylvania Broadleaf. Sin duda tiene más sentido que se llama Farce Maduro, pues de Nicaragua solamente tiene una hoja de la tripa. Se trata de un toro de 6 x 52, aunque en realidad se siente de mayor diámetro. Tampoco es un cigarro especialmente atractivo, con numerosas venas e irregularidades a lo largo de todo el cañón. Esta capa no tiene tantos aromas como esperaría, pero destacan notas suaves de chocolate y madera, pero no mucho más. En el pie no hay notas muy distintas y es solo cuando lo pico y le doy una calada en frío que aprecio chocolate, café, pimienta, madera y algo de establo.

El lugar donde disfruto de este cigarro no es mi lugar habitual, pero espero que se convierta en uno de ellos, pues el ambiente se presta mucho para disfrutar de un buen cigarro. El Farce Maduro comienza con fuertes dosis de pimienta, que se sienten en garganta, lengua y nariz, acompañado por notas más suaves de madera de cedro, chocolate y notas saladas. El anillo de combustión se comporta muy bien y durante el primer tercio no me toca soltar la ceniza ni una sola vez. La pimienta se torna un poco abrumadora cuando supero la mitad del primer tercio y me obliga a dejar el cigarro a un lado durante un rato, lo que me lleva a tomar agua gasificada y simplemente sobrevivir el tercio. La intensidad es media-alta, al igual que la fortaleza.

En el segundo tercio la ceniza mantiene su tendencia a quedarse sobre el cigarro y dado que no estoy en una terraza, agradezco que se mantenga inmóvil. En el segundo tercio el Farce Maduro se siente más lineal y menos complejo, lo cual no es un punto a su favor. En efecto, esos sabores variados que venía sintiendo en el primer tercio y que fueron eventualmente opacados por la intensidad de la pimienta, parecen haber desaparecido bajo ese manto en el segundo tercio. La pimienta es el sabor principal de este tercio, con alguna que otra nota de corta duración a cedro y establo, pero la fortaleza se coloca en media-alta a fuerza de pimienta únicamente, con una intensidad media, que a veces llega a media-alta, pero nuevamente en un solo sabor. Afortunadamente quema bien, así que no todo es malo.

Hay pocos cambios en el último tercio y esto sucede principalmente porque la intensidad de la pimienta sigue siendo abrumadora, pero lo que logro percibir es que la madera se siente como entre vieja y mojada, pero no mucho más sucede. Realmente, después del punto medio del cigarro me di cuenta que, con excepción que ocurriera un milagro, el Farce Maduro no iba a cambiar mucho. Esto lo supe principalmente porque fue un 5-pack lo que adquirí y no es el primero que fumo. Luego de casi dos horas de fumada, el Farce Maduro llega a su fin, con una intensidad media-alta y una fortaleza alta, en gran parte gracias a un chute de nicotina que presenta.
Pero aunque la experiencia no fue del todo positiva, la intensidad de la pimienta hace del Farce Maduro un maduro distinto, que no presenta esos sabores tan típicos a chocolate y notas dulces, sino que se comporta como un cigarro para tomarse fotos. Casualmente, he descubierto que la coca cola funciona de maravilla tanto con comidas como con tabacos que son muy picantes y la experiencia con este se hizo notar. Insisto, no es el primero que fumo y la gasificación del paladar junto con las notas picantes hacen de esta experiencia una gran mejoría vs. lo que es fumarlo solo. Con un ron fuerte también mejoró la experiencia, pero con refresco de cola es difícil de superar, en realidad. No obstante, no es un cigarro cuya compra repetiría y me hace ser un poco más reacio a seguir adquiriendo productos de la línea, aunque por ahí tengo otro Farce distinto, este de anilla azul clara. En medio de todo me pica un poco que una de las razones prevalentes por las que califico bajo a los cigarros de capa madura es que son demasiado suaves para los sabores que presentan. En este ocasión es porque es demasiado fuerte y opaca a la mayoría de los sabores. Ya veremos qué tal resulta con el siguiente, pero de momento, esta no ha sido la mejor.

Hola Diego,
Que tal?
Acabo de fumar el Condega S robusto. La verdad es que me ha sorprendido por la gran relación calidad/precio que tiene. Creo que no lo has reseñado. Si tienes la oportunidad de probarlo, sería agradable tener tu opinión. Otro que he probado y también tiene una buena relación es el Blend 15 de AJ Fernández. Saludos
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Tendré que buscarlo pero no me suena haberlo visto antes. Gracias por la sugerencia!
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Hola,
Podría ser que Condega esté más orientada al mercado europeo. Aquí en España es muy conocida.
Saludos y buen fin de semana
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quizá sea una marca europea y en America la vendan con otro nombre
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