La Boheme – Encantador

Con una cantidad ‘limitada’ a tan solo 400.000 puros (lo cual realmente me parece bastante), este dominicano se colocó en el escalafón No. 12 en 2015. Presenta una diversidad interesante de aromas a lo largo, incluyendo dulzura como de un café, algo de frutas, madera, especias, notas florales y chocolate rico. Una vez que lo pico, con doble guillotina pues la picada en V no suele quedarme bien con los torpedos y el lado más lógico de mí me dice que con el punch no va a quedar bien, los aromas en el pie y en la perilla son de canela, cacao, dulzura, frutas, heno, especias fuertes y algo de café. Finalmente me lo acerco a los labios y le doy un par de caladas en frío que me presentan más sabores, incluyendo miel, chocolate, canela, frutas y madera. No me queda la menor duda que me espera un carrusel de sabores.

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Desde el principio el puro presenta problemas de combustión que duraron durante toda la fumada. Una mención de esto en un grupo de Facebook lo confirma como un problema aparentemente común en La Boheme, al igual que un par de blogs que visito. Mientras lo enciendo parejo un poco de la ceniza cae y desde aquí pierdo las esperanzas de lograr una columna respetable. Los sabores desde el principio son de frutas dulces, pimienta, café cremoso (como un cappuccino), chocolate caliente y notas de tabaco rico. Es un principio excelente que también tiene un elemento lejano de toffee. Desde el principio los sabores son bastante diversificados y algunas transiciones con un toque de complejidad, aunque es muy temprano para detectar equilibrios y la calidad del final.

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En la mitad de este primer tercio aparecen otros sabores a nivel de casi protagonistas, incluyendo almendras y castañas, así como un elemento que identifico como esos panes con canela que tenemos en Navidad, quizá es algo de la época. También se le sienten unos sabores malteados, que de verdad no puedo identificar pero tienen esa calidad «espumosa». El final es larguísimo, pero con muy pocos sabores a identificar en él. El cigarro continúa presentando algunos problemas en la combustión, por lo que no lo puedo dejar descansar más de 30 segundos. Apenas en el primer tercio el cigarro ya se ha vuelto bastante complejo, por lo que le subo el volumen a Cloudkicker (una banda que me encanta) y sigo disfrutando del puro.

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El primer tercio fue una bomba de sabores, todos disparando continuamente y algunos hasta luchando por el protagonismo, en este orden: miel, chocolate, malta, café cremoso, especias, toffee, caramelo, nueces, pasas, canela y un toque de tierra. Dado que la música la tengo en el iPod, tengo que anotar todo estilo old-school mientras hago la reseña (aunque ya la pasé a la computadora). El segundo tercio tiene cremosidad, nueces, dulzura, café y cacao, casi parece nicaragüense… hablando de parecidos, también me recuerda mucho al Aging Room F55, y una revisión me indica que no son realmente hechos con el mismo tabaco, sino que simplemente (al menos a mí) me supieron parecido. A mitad de este segundo tercio (o la mitad del puro) los sabores se desplazan un poco hacia el café con chocolate, seguido por nueces y dulzura. Todo lo demás es un sabor lejano.

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En este punto medio los sabores se sienten un poco apagados, muy diferente a lo que normalmente se siente en estos puros que, a partir de la mitad es que más se desarrollan. El sabor de café con chocolate desaparece, es más como si se separara, dejando ambos aromas como dos distintos, mientras que el sabor de pasas toma el protagonismo y la cremosidad se coloca de última. Las nueces continúan siendo fuertes y las especias desaparecen. Ya el cigarro dejó de ser complejo y el equilibrio no está ahí, el final es muy corto, es casi como si el cigarro se hubiera tratado de apagar, pero confirmo que no porque el humo sigue ahí. El cigarro tiene unos 8 meses en mi humidor, así que no puede ser por problemas de madurez. Casi todos los grandes sabores de la primera mitad han desaparecido, así que decido dejarlo descansar un rato.

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El rato que lo dejé fue suficiente para que se apagara, así que lo vuelvo a encender y comienza a quemar muy, muy lento. El cigarro también comienza a suavizarse mucho, como si la primera mitad estuviera torcida mucho mejor que la segunda, pero justo en lo que comienzo el tercer tercio, el humo se vuelve súper abundante y denso, lo que me lleva a pensar que habría un nudo o algún tapón en el puro. Los sabores vuelven a encenderse y el más prominente es la cremosidad, seguido por el café, dulzura, malta, nueces, miel, toffee y pasas. Una hora y cuarto de fumada cuando me aproximo a la recta final y la nicotina me explota en la cara… fumar se vuelve una experiencia no tan placentera y siento que me mareo. El La Boheme es un muy buen cigarro, pero al igual que lanzarme en bungee, es algo que me gusta para solo hacerlo una vez, especialmente porque no es barato, tampoco es caro: $11,50, pero uso el mismo argumento que he usado antes: por menos de ese precio se consiguen mejores experiencias.

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Publicado por diego440

Publicista, redactor y hasta director de arte. Siempre escritor, por eso ahora generando contenidos en digital.

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