Crowned Heads – Jericho Hill

Johnny Cash, considerado por muchos como uno de los músicos americanos más influyentes del siglo 20, en su canción Cocaine Blues, canta sobre un hombre llamado Willy Lee que vive bajo la influencia del whiskey y la cocaína, y es apresado en Juárez, México y finalmente llevado a la justicia por el comisario de Jericho Hill. Todo esto sacado de la página de Crowned Heads, pero lo que realmente nos importa es todo lo que viene a continuación. Desde este momento les pido disculpas a todos por las imágenes, pero mi cámara se rehusaba a enfocarse en la anilla del puro, prefiriendo irse hacia el cenicero, y realmente no tenía demasiadas ganas de levantarme de donde estaba.

Antes de encender este puro había encendido otro, pero no tuvo buen tiro, así que decidí dejarlo de lado (luego lo fumé), pero afortunadamente su sabor no afectó a este tabacazo. La anilla en sí es bastante llamativa, pero por sus colores no me extrañó nada la falta de enfoque de la cámara y la carencia de textura en la mayoría de las imágenes. El cigarro se ve y se siente como algo pesado y con fuerza, con aromas de cuero y chocolate intenso, acompañado muy ligeramente de unos toques de café tostado. El cigarro parece crudo, como si no lo hubieran terminado, pero tiene 6 meses en mi humidor y por su tamaño no estoy esperando demasiado de él, pero era el único tamaño que tenían disponible en la tienda cuando fui. El pie tiene aromas fuertes te tabaco, chocolate y dulce; aromas bastante sencillos pero que hacen poco por ocultar la complejidad que estoy seguro contiene el puro.

Comienzo a tostar el pie e inmediatamente aparecen aromas de cuero, quizá algo de café, que me hace desear colocarlo en mis labios y encenderlo lo antes posible. Desde la primera calada el humo es caliente y se le siente un sabor muy característico y singular, como de miel quemada, seguido de azúcar morena. Este puro se las trae y está sorprendiéndome desde la primera calada. Siguiéndole a eso hay sabores de pimienta, café y melaza sobre un fondo de cuero. Me atrevo a botar el humo por la nariz y la pimienta me regaña un poco, pero está endulzada por el azúcar moreno y la melaza. Se le sienten algunos toques dulces adicionales, pero no me atrevo a describirlos. El cigarro se siente un poco más esponjoso de lo que quisiera, pero no parece afectar demasiado a la ceniza. La intensidad es absolutamente media, pero ya les contaré mejor cuando esté más adentrado en el primer tercio. Los sabores son pocos, pero intensos hasta ahora.

Ya adentrado en el primer tercio de verdad, me llama un poco la atención que la ceniza no es tan compacta como esperaba, al contrario, se cae muy fácilmente, quizá por lo delgado del puro, pero esperaba algo mucho más fijado sobre el puro. En el sabor aparece un sabor de tierra mojada, pero no dura mucho y es eventualmente reemplazado por el aroma de césped. Es un sabor, si se pudiera decir, sombrío; es rústico pero definido, al igual que la línea de quemado que parece casi perfecta. El aroma de miel quemada sigue presente, pimienta combinada con azúcar morena, y ahora un poco de cuero más denso y aceitoso. Ese sabor de césped es un toque de frescura en este cigarro.

Comienzo el segundo tercio y la pimienta supera el sabor de tierra, pero ese sabor de tierra también cambió a lago que solo puedo definir como bosta con un toque dulce. El sabor de cuero sigue en los labios como elemento central del toque aceitoso típico, mientras que el sabor de miel esta vez se siente mezclado con melaza y pimienta. El cacao se muestra un par de veces, pero solo como parte del elenco, no como protagonista, mientras que el césped se endulza y sigue ahí, en el trasfondo. La ceniza continúa cayendo sola sin el más mínimo intento de mantenerse, pero no es una queja.

Mitad de puro y la pimienta se coloca en la lengua y domina por un par de minutos la fumada. Me impresiona pero me encanta que un puro tan pequeño sea capaz de guardar estos sabores. El césped desaparece, pero es sustituido por un aroma de café negro, como un espresso de los que sirven en el lugar en el que suelo almorzar, que es atendido por italo-venezolanos, que con mucho gusto me preparan un ristretto… es como un espresso, pero más ‘sucio’. La intensidad se mantiene en media, aunque todavía voy por la mitad y conociendo la marca y lo que me ha demostrado el puro, no espero que se mantenga ahí.

La verdad es que el español me parece un idioma muy rico y abundante, y es un placer aprender a hablarlo bien, especialmente a la hora de describir tantos sabores y aromas que vamos sintiendo en los puros. Sin embargo, dado que el inglés es mi lengua materna, y la que aprendí antes que el español, en ocasiones llego al nombre del sabor en inglés antes que al español y no siempre consigo la traducción. Este es uno de esos casos, y el sabor que más perdura en el puro mientras lo fumo es el de ‘graham cracker’, que es una galleta con la que se hace la base del cheese cake americano.

Llegando al último tercio aparece un sabor de madera, mientras que el toque dulce parece desaparecer, manteniéndose el café, pero no tan sucio, sino más seco. El cuero sigue presente también, en los labios y para terminar, la tierra regresa sin desplazar a la bosta. La intensidad se mantiene en media, lo cual tampoco me esperaba. Lejanamente el cacao viene y va, sin mayor trascendencia. Por el sabor del cigarro y los aromas que me describen quienes me acompañaron este día, el puro huele como tabaco de pipa, incluso uno de ellos me pidió si podía darle el resto del puro para picarlo y ponérselo a su pipa. Pues no.