Foundation Cigar – The Tabernacle

He tenido este puro durante un buen tiempo en mi humidor (un poco más de 7 meses), y casi siempre estuvo en el fondo, por lo que no le había hecho mucho caso. Luego de mi experiencia agridulce con los Spanish Galleon (Corojo y Maduro), pensaba que no quería fumar otro puro con un barco en la anilla (porque soy así de predispuesto). Cuál sería mi sorpresa que cuando lo tomé para moverlo en una de mis rotaciones, me di cuenta que la imagen no es de un barco… llevaba 6 meses pensando que la imagen era un barco y pensando qué diablos tiene que ver un barco con un tabernáculo. El hecho es que no es un barco, es Haile Selassie, 225to emperador de Etiopía (y considerado una deidad por el movimiento rastafari). Cuenta la leyenda que Selassie era descendiente directo del Rey Salomón, mientras que el tabernáculo era un habitáculo para resguardar el Arca de la Alianza.

Siendo un corona, el tamaño no se siente muy grande y al verlo uno piensa «fumada rápida», que es a lo que trato de apuntar últimamente. Aunque basta que diga eso y el próximo puro que me fume sea una vara, pero es la ley de Murphy. Es un puro muy oscuro, casi negro, muy rígido y con unas venas gigantes. Es un puro cargado de aromas, entre los que destacan en frío el chocolate, pimienta, madera, caramelo, canela y café. La calada en frío presenta chocolate, pimienta, nueces, madera, café y una combinación que solo puedo describir a esa que se desprende de las panquecas con sirope de maple.

El tiro es un poco más apretado de lo que quisiera, como si las hojas estuvieran demasiado compactadas. Esta firmeza en el tiro duró durante toda la fumada, pero se nota mucho más en la firmeza de la ceniza. Los sabores son abundantes desde el principio, aunque no se trata de un humo sedoso, sino más de sabores fuertes, que incluyen crema, chocolate, café, nueces y madera, y también incluye algunos sabores dulces que no puedo determinar al 100%, pero parecen marshmallows. Al cabo de los primeros centímetros, el sabor de cereza se hace presente, pero se funde con otras frutas menos ácidas, como pasas y ciruelas. La pimienta también aparece, pero no llega a picar, solo a unir su sabor a los anteriores. El puro quema bastante lento y esa línea de quemado es bastante uniforme. Ciertamente pinta muy bien con esta cantidad de sabores y me llama la atención cómo se irán a desarrollar a partir de aquí… cuando empiezas tan bien, no es fácil mantenerlo.

Eso de «fumada rápida» era una fantasía; me ha tomado media hora superar el primer tercio. El cigarro quema muy lentamente y trato de mantener ese mismo ritmo dándole caladas pequeñas, que me cunden de sabor muy agradable. Su intensidad media me hace un poco más difícil no querer darle una gran calada, y de vez en cuando lo hago, pero entonces siento una dosis potente de sabores. Sin duda es un cigarro para tratarlo con respeto, y con un precio de casi $8 por puro (aunque $10+ por un toro), más vale respetarlo, e incluso tratarlo de lejitos, muy parco. The Tabernacle es un cigarro elegante y opulente, casi decandente, para combinarlo con un whisky o un ron de calidad, y te mirará con asquito si lo combinas con agua o una coca cola.

Con esa elegancia llego a la mitad del puro y los sabores me dan un golpe, haciéndose más complejos y evolucionando sus intensidades. La pimienta se va hacia el fondo, sin potencia pero con presencia. Al mismo tiempo, la combinación de chocolate, café, nueces, madera y frutas se traslada al frente, todo como una cornucopia de sabores. Honestamente, me parece bastante más caro de lo que quisiera pagar por un puro, pero es como una comida gourmet… sí, puedes quedar más lleno pagando menos en otro lugar, pero esto es otro tipo de comida, ‘cocinada’ por la misma gente que hizo El Güegüense, y superando la mitad el puro da el salto de intensidad media a fuerte.

Entrando en el último tercio y el tiempo de fumada ya supera fácilmente los 60 minutos, en donde se ha demostrado que The Tabernacle de Foundation Cigar es una ligada maravillosa, con sabores intensos y una riqueza absoluta. Para lo fuerte que está en este punto, me impresiona que no se sienta más nicotina, e incluso el tiro se siente mucho más apretado aquí y las caladas tengo que hacerlas más fuertes, que me recompensan con un toque mayor de dulzura en el paladar.

Durante el último tercio los sabores vuelven a estallar y el cigarro se disfruta aún más, haciendo que trate de dejarlo reposar más tiempo para que me dé sabores más concentrados, que incluyen crema, ese sabor carnoso de… pues de la carne, madera, chocolate, pimienta, café y nueces. En este momento estoy feliz de haberme inclinado por el tamaño corona, pues en uno más grande (exceptuando el robusto) estoy seguro que los sabores estarían más diluidos y la intensidad que uno siente en este puro es extraordinaria. Otra razón para inclinarme por los tamaños así las próximas veces.