La Aurora – ADN Dominicano

La Aurora es la marca más antigua de República Dominicana, fundada en 1903. No por ello quiere decir que sea la mejor, y en realidad gran parte de lo que he fumado de ellos no me ha impresionado. Sin embargo, son una marca llena de tradición y bastante nombre que los ha hecho ser una marca muy reconocida en el mundo. En septiembre del año pasado, en una visita a República Dominicana, varios conocedores locales me comentaron sobre este cigarro, porque incluye en su liga el andullo, un tipo de tabaco autóctono de los indios originarios de la isla y que representa una de las maneras más antiguas de disfrutar del tabaco. Sin embargo, aunque el ADN Dominicano celebra esa historia y el tabaco dominicano en verdad, sorprende un poco que la liga del cigarro no sea del todo dominicana.

Casualmente, el ADN Dominicano me ha llegado como parte de un sampler en robusto y en Churchill, pero este toro me lo regaló un amigo dominicano cuando visité su fábrica, puesto que realmente era una de las mejores representaciones de su país. Y ciertamente, solo he probado el Churchill y me gustó bastante, pero en cuanto al toro la capa es muy atractiva con cierto toque oleoso, pocas venas salvo alguna que otra bastante grande, con aromas dulces y cremosos entre los principales, pero también se puede apreciar paja, establo, tierra. El tiro al cortarlo se siente un poco apretado, pero al menos no tanto como el Cigar House que fumé el día anterior, y entre los aromas se sienten los mismos toques cremosos de la capa pero también se aprecia madera, paja y cuero, y algo de pimienta muy en el fondo.

Aunque mencioné que el tiro era un poco apretado, la verdad es que el cigarro se siente muy bien comprimido y pesado, por lo que la apreciación apretada del tiro puede ser por ello, pero no presenta gran problema a la hora de la fumada, pues aunque le cuesta encender perfectamente al principio, los sabores se sienten complejos y densos desde la primera calada. Desde el principio el cigarro se siente picante, aunque ese sabor es solamente de pimienta y no de matices adicionales, como podría llegar a ser jengibre en algunos cigarros. También hay otros sabores como cuero, madera, tierra, paja y té, pero todo envuelto en pimienta. En el retrogusto también se aprecia pimienta, pero ligada con un aroma de cáscara de naranja.

En general el primer tercio es bastante sabroso y variado, pero espero que, siendo dominicano, el sabor de pimienta no sea el que lleve el liderato de los sabores, especialmente porque en el primer tercio pareciera opacar un poco el resto de los que se pueden apreciar. Sí me llama la atención que aunque el cigarro se siente y se ve sólido, la ceniza es bastante débil, al punto que al poco tiempo de esta imagen se terminó cayendo sola. Hacia el final del primer tercio los sabores se suavizan un poco y logro apreciar madera, café, cuero, paja, té y en algún punto más lejano se sienten sabores de chocolate. Para mi gusto realmente tiene demasiados sabores, pero afortunadamente todos trabajan juntos para tener una combinación agradable y no es uno de esos cigarros con sabores completamente separados y sin relación.

La ceniza se terminó de caer comenzando el segundo tercio y en este segmento los sabores cambian un poco, aunque de base siguen siendo los mismos es incluyen paja, cuero, tierra, chocolate y la misma pimienta del principio, esta vez combinada con canela, mientras que en el retrogusto sigue teniendo la pimienta aunque mucho más suave y combinada con notas florales. El tiempo total de fumada se acerca a los 45 minutos mientras que el ADN Dominicano se sitúa en una intensidad que se acerca a media alta sin llegar a molestar.

En la mitad del cigarro aparecen nuevos sabores que realmente me hacen celebrar también el tabaco dominicano, porque incluyen sabores relacionados con los anteriores, pero también se siente como si fuesen sabores compuestos. Hace poco estaba dando una clase de tabacos y mencioné que cuando fumas un cigarro muy bueno y sientes como los sabores se matizan, puedes crear nuevos sabores como «madera anisada» o «leche encuerada» por decir algunos, y en verdad este me lleva a sentir un sabor de madera achocolatada, cuero, paja, tierra y finalmente nueces, pero todos estos sabores se sienten combinados. Ese sabor achocolatado se siente también en el retrogusto, pero se suma a los que ya estaban sin eliminar ninguno, así que se siente un toque de pimienta, notas florales y chocolate. Afortunadamente no se necesita apoyar en nada más para darle más intensidad y se sitúa en medio fuerte. No diría que es un cigarro necesariamente equilibrado, pero hay bastantes sabores con buena intensidad.

Aunque mis imágenes llegan hasta aquí el tiempo total de fumada fue de 105 minutos, y en el último tercio los sabores se simplifican bastante, dando una combinación de cuero, madera y almendras, mientras que en el retrogusto los aromas son los mismos que los que mencioné antes, salvo que la pimienta ya no es un toque sino que se siente casi con la misma intensidad que al inicio. La ceniza nunca tuvo mayor fortaleza y era mejor fumar el cigarro y mantenerlo alejado de la ropa porque no demostraba mayor tendencia hacia mantenerse sobre el cigarro.

El ADN Dominicano realmente es un buen cigarro y un magnífico ejemplo de lo bueno que los cigarros de la isla pueden llegar a ser, aunque como aspecto negativo podría destacar dos cosas, la primera es que para toda la calidad que lo acompaña, la rigidez de la ceniza es más sinónima con un cigarro ‘normal’, especialmente cuando se compara con otros cigarros de buenas marcas dominicanas, pero eso es un detalle, honestamente. El segundo tema es que bien podría no tener andullo, pues en realidad no pareciera tener un sabor diferente o relevante en comparación con el resto de los cigarros que no lo tienen. Si no me hubiesen dicho que tiene andullo no hubiera hecho mayor diferencia en sabores, pero realmente es un cigarro del que vale la pena tener los que quieras, especialmente con su precio bastante razonable.