Esta es mi segunda prueba del Sobremesa Brûlée. La primera fue hace un poco más de un año y lo que más me sorprendió de ella fue lo poco que me gustó el cigarro, siendo Sobremesa uno de mis grandes clásicos y compras regulares, y además siendo un gran fanático de las capas Connecticut. El mayor problema de esa fumada era que se trataba de una vitola 6,25×60 y eso siempre va a afectar la calidad y gusto del cigarro, al menos conmigo. En esta ocasión, San Luis Cigars tenía una buena oferta y mi socio decidió aprovecharla, solo para regalarme los cigarros después y a los pocos días cobrármelos. Nada personal, solo negocio. Al final, no me los vendió más caro de lo que los compró.

Para el Sobremesa Brûlée, Saka decidió hacer un cigarro más al estilo clásico de los Connecticut, principalmente para no pelear en un renglón del mercado que no domina (dicho por él) sea por calidad o por gusto, pero también porque piensa que ya hay muy buenas propuestas entre los Connecticut. Luego de mi aparentemente mala experiencia con este, decidí que lo quería probar en otra vitola, pues juzgar un cigarro por la experiencia con esa vitola tan grande no sería justo, especialmente porque los cigarros de Saka se caracterizan por una cierta intensidad, que el 6,25×60 simplemente no tenía. Desde el principio no sé qué esperar, pues los aromas en frío no son muy abundantes, destacando notas excesivamente suaves en la capa de dulce y cuero, aunque en el pie se sienten notas más destacadas de caramelo, avena y cáscara de naranja. La calada en frío tiene notas de mantequilla de maní, chocolate y un toque de pimienta.

Esa sensación de tabaco Connecticut tradicional no es lo primero que se siente en el Brûlée; de hecho, es muy poco lo que se siente en las primeras caladas del Brûlée y por un momento pienso que me espera una experiencia similar a la anterior, pero al cabo de las primeras caladas comienzan a aparecer sabores de nueces y maní, que después de unas caladas más muestra también notas dulces, cremosas, herbáceas y mucho más cremosas en el retrogusto. Hacia la mitad del primer tercio se siente una nota almidonada que incluye galletas y los sabores en general se sienten bastante redolentes dentro de la boca, sin necesidad de retoque y quemando casi a la perfección. El humo es abundante y la intensidad es baja, pero más alta de lo que esperaba dada esa introducción de un cigarro tradicional.

En el segundo tercio el Sobremesa Brûlée es definitivamente más fuerte, pero no por sabor a pimienta, sino como una sequedad en el cigarro, que arropa los sabores de crema y nueces que le siguen acompañando. Pero también se sienten notas más dulces, sobre todo hacia la mitad del cigarro, e incluso notas cítricas. En el retrogusto se destaca más el caramelo, pero sigue siendo el sabor de nueces el principal, manteniendo una construcción muy buena y humo denso con un anillo de combustión que tiende a ser recto, pero no siempre lo es. Superada la mitad también aparecen notas de mantequilla, que le dan a ese aspecto cremoso aún mayor potencia.

No hay un mayor cambio en el último tercio, pero el cigarro ciertamente se estaba comportando de maravilla, así que tampoco es que hacía falta un gran cambio en este tercio para mejorar. El único cambio en este tercio es que esa sensación cítrica se hace más fuerte y se define más como limón, pero el sabor de nueces sigue siendo el principal y quizá tiene un toque tostado en este segmento, pero no hay una nota discordante ni muy diferente. Los sabores siguen siendo envolventes en boca y la intensidad de suave a media, e incluso con todo eso me duró una hora y 35 minutos de fumada.
Ciertamente esta experiencia ha sido muchísimo mejor que la anterior, por lo que creo que este tipo de vitolas son mucho mejores que las más grandes, al menos para este cigarro, pues hay otros cigarros que gustosamente los fumo en cepo 60, aunque idealmente no en 6 pulgadas de largo o más. Pero el robusto largo de 5,25 x 52 de este me parece ideal, sobre todo porque sigue teniendo algo de intensidad la fumada. El Sobremesa Brûlée es sin duda un cigarro equilibrado, considerablemente menos intenso que lo que me gusta, incluso en Connecticut, pero no por eso me dejará de gustar. El sampler que compró mi socio y luego me regaló/vendió tiene tres de estos y dos de los Sobremesa normales, por lo que espero poder probar las otras dos vitolas y compararlas gustosamente. Quizá hasta genere mayor estima por el 6,25 x 60.

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