Hace un par de años conocí a Martín Cornelio, dueño de Cornelio Cigars, en República Dominicana. De inmediato, e nuestra primera conversación me di cuenta que estaba ante un gran creador tabacalero dominicano. Incluso, el sentarse conmigo, que soy un simple bloggero y apenas he fumado uno que otro cigarro, pues me pareció bastante humilde de su parte. Desde entonces lo he visitado una vez más y espero que sean más, pero en la última visita me presentó tres nuevos cigarros que había hecho desde la última vez. El primero es la versión 2018 de su Estrella de Punta Cana, cuya versión 2017 probé y me gustó bastante. Los otros son uno llamado Don Marino, que pronto reseñaré y este Flor de Bayahibe. Afortunadamente Cornelio no me dijo mucho sobre el cigarro, a fin de no crear demasiado expectativa, y eso es lo que me gusta muchas veces y así puedo yo mismo definir de qué se trata.

El Flor de Bayahibe creo que es un puro dominicano, al igual que los que suelen hacer. En apariencia la anilla es bastante adornada y tiene una segunda anilla que dice Cornelius, que no entendí muy bien su significado, pues la anilla principal la dice Cornelio de un lado. La capa se ve oleosa a distancia, pero en detalle se ve con más imperfecciones y se siente menos lisa de lo que se ve. Tiene profundos aromas a cuero, pasas y chocolate, mientras que en la tripa se aprecia un aroma cítrico, y toques suaves de tierra mojada. Finalmente lo pico y la calada en frío me da aromas cítricos y de pimienta.

Con muchas ganas y hasta ciertas ansias finalmente enciendo el Flor de Bayahibe y me invade principalmente un sabor dulce y casi empalagoso, pero me permite sentir también otros sabores en segunda instancia, incluyendo madera y un sabor cremoso de regaliz, de esa negra que venía enrollada y con un sabor relacionado al anís fuerte. En el retrogusto se siente un aroma a cáscara de limón que responde bastante a ese aroma cítrico que sentí en frío.

A lo largo del primer tercio el sabor a madera va desapareciendo y es sustituido por una versión más obvia del anís que sentí al principio en forma de regaliz. Estos sabores se mantienen así y al final del primer tercio me recibe un sabor a nuez moscada, mientras que el retrogusto es una combinación de cáscara de limón y regaliz, en una interesante combinación.

En el segundo tercio el cigarro sigue siendo dulce y la cáscara de limón se sigue sintiendo en el retrogusto, pero también en el paladar, acompañado de un toque medio fuerte de pimienta que le da mayor intensidad a los sabores anteriores y un poco de sabor a frutos secos como pasas. A lo largo del segundo tercio el Flor de Bayahibe desarrolla un aroma como de café recién colado que junto con los sabores dulces le da un nuevo matiz al cigarro, que realmente me sorprende en cada calada.

La mitad del cigarro se caracteriza porque hay dos variaciones; la primera es que el sabor anisado, que ha presentado distintas variables de intensidad hasta el momento, finalmente desaparece, aunque en principio parece opacado es por un sabor más intenso de la pimienta que anteriormente apareció como un simple toque. Pero para cuando esa intensidad de la pimienta se aminora, el sabor de anís prácticamente desapareció.

Superando la mitad y hacia el último tercio se aprecia un nuevo matiz del café, que hace un momento era como de café recién colado, esta vez se convierte en un sabor a café espresso, pero del tipo cremoso que deja una espuma creada a partir del mismo café, no de leche. El sabor cítrico de cáscara de limón, que se había suavizado un poco, desarrolla una intensidad que, aunque es menor que la del café, sigue presente… como cuando el espresso viene con una cáscara de limón.

Finalmente, y en el último tercio, el Flor de Bayahibe parece estar en sus últimos momentos, pero no por ello va a dejar de mostrar sabores, e incluye almendras muy sutiles y que no duran tanto, por lo que se vuelve prácticamente solo café hacia sus últimos momentos. El Flor de Bayahibe realmente sorprende, creo que la razón principal es porque no espero mucho de ellos y ese aspecto ‘artesanal’ de una empresa pequeña siempre me hace estar abierto a cualquier cosa, pues una vez que tienes un tiempo fumando te das cuenta que muchas empresas pequeñas comienzan haciendo cigarros baratos a fin de que los conozcan al menos por algo. Pero Cornelio Cigars apunta alto desde el inicio y con cigarros como este y el Estrella de Punta Cana, se vuelven el tipo que siempre querré tener en mi humidor.

Excelente cigarro
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