Aunque estamos entre adultos y siempre contamos con el respeto de cada quien, no habían pasado ni 10 minutos que coloqué la imagen del cigarro que me estaba fumando en el grupo del Caracas Cigar Club y ya varios comenzaron con las burlas. En Venezuela ‘huevo’ no es una grosería, pero fácilmente puede interpretarse como tal, especialmente entre hombres donde la edad mental se reduce con facilidad. Pero ya volviendo a la realidad del cigarro, es fabricado por Top Secret Nest, la misma fábrica donde hacen los Chogüí y los Campesino, entre otros, en Tamboril, RD.
La capa ligeramente roja del Huevo de Coro, junto con la anilla clásica, le dan un toque llamativo al cigarro, y luego de 10 meses en mi humidor de verdad quería probarlo. La capa tiene un aroma cremoso y como de queso crema… creo que con lo que mejor lo puedo comparar es esa crema que se encuentra sobre una buena torta de zanahoria, con un aroma dulce pero penetrante. En el pie siento pasas y cereales, y finalmente al picarlo la calada en frío me presenta nuevamente pasas, así que no queda más que encender el Huevo de Oro y ver qué tal es la fumada.
Me tomo mi tiempo antes y durante el encendido, más que nada porque hoy decidí fumarlo en el Caracas Cigar Club y aunque tengo el viento a favor (bueno, una ligera brisa), no soy el único fumando, así que cometo el impasse antisocial y me alejo un poco del grupo para darle fuego y disfrutar de este cigarro, que comienza con fuertes sabores a madera en las primeras caladas.
A lo largo del primer tercio el Huevo de Oro va combinando intensidades medias de sabores de notas florales, café y nueces. El sabor es intenso y lleva un componente de pimienta que, aunque no tiene un sabor fuerte, sí se siente su participación en todos los sabores. También tiene una buena producción de humo, abundante, denso y voluminoso, aunque el anillo de combustión lamentablemente no está a ese nivel de riqueza y perfección, pero no es algo que incomode ni moleste de momento. En el retrogusto se sienten sabores de pan recién horneado y suficiente pimienta para mantener al cigarro interesante y hacia el final de este tercio el cigarro se siente más cremoso.
En el segundo tercio parece que la madera se niega a ceder el primer lugar de sabores, pero sí hay un par de sabores nuevos que aparecen durante este tercio e incluyen cereal, particularmente los cereales de caja americanos, con un sabor tipo special K, pero también un sabor como de pound cake, o como decimos en Venezuela: ponqué. Esto lo identifico por ser como un sabor de mantequilla, caramelo y galletas, pero con muy poco aporte dulce, sin embargo suficiente para hacer que el sabor de nueces no sea tan fácil de apreciar.
Aunque el anillo de combustión continúa siendo problemático, todos los otros aspectos del cigarro se comportan de maravilla. A partir de la mitad el cigarro ofrece además sabores de café espresso, aunque son notas tenues, además acentuadas por un incremento en el sabor de pimienta, cosa que no esperaba del todo pues es un cigarro dominicano y estos tienden a mantener la pimienta escasa, pero esta aventura de nuevos cigarros ha sido un redescubrimiento de tantas cosas, que este detalle de la pimienta no podía ser algo inesperado. Quizá lo más destacado del segundo tercio ha sido como los sabores parecen estar todos relacionados y complementados, y no aparentemente separados con en el primer tercio. Por ello, el segundo tercio es bastante más complejo que el anterior.
Para el último tercio el sabor de madera finalmente descansa y ya no es el protagonista del cigarro, sino que le deja ese lugar a un sabor dulce de pan y cereal, con tan solo un suave toque de canela. Este trío le da un toque diferente y, honestamente, necesario al Huevo de Oro, cuyo sabor de madera prácticamente dominaba la fumada hasta el momento. Mientras me aproximo al final, la pimienta se destaca aún más en el retrogusto, pero no por ello el cigarro se vuelve fuerte, sino que se vuelve es cremoso gracias a que esa intensidad está muy por debajo de los niveles tolerables. Incluso cuando estoy en los últimos centímetros, el Huevo de Oro mantiene su forma y temperatura sin dar problema alguno.
Lo he dicho antes y lo repetiré: hay marcas emergentes dominicanas que vienen con productos que fácilmente pueden tumbar el monopolio de las grandes marcas de ese origen y marcas como Camaleon, Chogüí y Caminos, por mencionar algunas y no porque sean de la misma fábrica, están entre los mejores exponentes para retar ese status quo. El Huevo de Oro es un cigarro al que solamente puedo hacerle dos críticas negativas: la primera es ese anillo de combustión variable, sobre todo en la primera mitad. La otra es que la anilla parecía pegada con cola de zapato, pues la destruí completamente al quitarla, pero quizá me tardé mucho en hacerlo, porque cuando la quité era inminente que la iba a dañar si no. Pero de resto, el Huevo de Oro, aunque se burlen de mí los socios del Cigar Club, me encantó.
En este momento me estoy fumando uno que me obsequiaron, y ya que los encendí, procedí a buscarlo en la redes y encontré su comentario y coincido con los suyos, gracias
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